EL NUEVO DIARIO, NUEVA YORK.-Tras varios días de violentas protestas, y no vislumbrarse, por el momento, un acuerdo, entre el gobierno y sectores de oposición, que permita la estabilidad política y social de Haití, el empresario Carlos Gómez reclama a la comunidad internacional ir en su auxilio.
Expreso Gómez que la comunidad internacional no puede continuar apática a la crisis social, agravada con la situación económica que sufren la mayoría de los haitianos, ante una inflación en constante ascenso.
Señaló el también embajador de buena voluntad de la ONU que “La intimidación contra la vida, la ampliación de la desigualdad, la amenaza a la propiedad pública y privada y la inestabilidad política que se vive en Haití, mantiene a esta nación al filo del precipicio.
“Haití continúa con un sistema educativo frágil, unos servicios sanitarios caros y altas tasas de desempleo, los servicios son escasos, especialmente el suministro eléctrico, lo que impacta de forma negativa en una economía eminentemente agraria, pero de amplia zona desforestada” apunto Gómez.
Manifestó que la comunidad internacional a través de la Organización de Naciones Unidas (ONU) debe reafirmar su compromiso con esta atribulada nación, para convertirlo en un país gobernable políticamente, así como viable social y económicamente, en donde se puedan consolidar un sistema judicial sólido y transparente que castigue la corrupción ancestral en este país.
Definitivamente, es tiempo de que las naciones “amiga” de Haití volteen la cara y, en conjunto, generen un plan, a corto, mediano y largo plazo para construir en esta nación caribeña una nueva historia de progreso, seguridad, desarrollo social, económico y político.
Es de esta manera, sentencio el hombre de negocio, que Haití, lograría enrumbarse hacia el conjunto de objetivos globales que plantea la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, adoptado por los líderes mundiales en septiembre del 2015.
Las protestas, que han aumentado la inseguridad en Haití, el país más pobre de América, y han provocado un clima de incertidumbre, se producen en medio de una severa crisis económica, que se agravó este año por una fuerte depreciación del gourde, la moneda oficial, y una inflación galopante.