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14 de mayo 2024
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OpiniónManuel Hernández VilletaManuel Hernández Villeta

Embajadora, justicia e injerencias

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Desde su llegada al país la embajadora norteamericana ha festejado una labor de relaciones públicas. Ha lanzado la primera bola en juegos de béisbol, ha bailado bachata, ha estado en la presentación de libros, ha visitado a políticos, ministros, el Palacio y se ha juntado con gente del pueblo.

Toda una tarea rosa para vender la cara familiar de una embajadora que se presenta con su esposo y su hija. La tradicional familia norteamericana. Es la cara presentable de una enviada del Norte  que dice ser agente de buena voluntad y que busca ampliar las relaciones entre dominicanos y norteamericanos.

Pero tenía que llegar el Día de Acción de Gracias. No es tanto el pavo, sino que es la fecha donde tradicionalmente los embajadores norteamericanos van a la Cámara Americana de Comercio. Una nueva embajadora, su declaración de principios, su cartilla, su ABC, se da a conocer en el almuerzo que rememora fecha histórica.

Las palabras de la Embajadora  llegan en momentos en que el gobierno dominicano ha establecido relaciones diplomáticas con China. Esta es el área de influencia de los norteamericanos y una acción de ese tipo indiscutiblemente que tendrá repercusiones. Ya hay representantes locales de los norteamericanos que desde hace tiempo están vendiendo la idea de que se debe llegar hasta las últimas consecuencias en la persecución de la corrupción.

De ahí que llama la atención la arenga de la Embajadora en el sentido de que  el imperio de la ley y la tolerancia cero hacia la corrupción son esenciales para seguir atrayendo la inversión de empresarios estadounidenses. Es con una vara en la mano que la diplomática dice que  la futura inversión norteamericana en el país dependerá de cómo se mueva la regla del juego.

Durante muchos años los norteamericanos han narigoneado el avance económico nacional. Son celosos de que se puedan hacer inversiones con otros países. Muchos de los problemas que se han dado con Brasil y su empresa Odebrecht se deben a que se prefirió a ese consorcio y no a compañías norteamericanas.

En países dependientes las intromisiones, aunque sea rebanando un sabroso pavo, tiene amargo sabor, pero a los que va dirigido el mensaje lo digieren y saben cuáles son sus repercusiones. Este es el primer movimiento telúrico luego de que se establecieran las relaciones diplomáticas con China. Vendrán otros golpes, bajos y al mentón.

Es cierto que el imperio de la ley tiene que afincarse como una columna básica en el país, y que los corruptos tienen que ir a la chirona, pero que sea la Embajadora la que restriegue esa consigna en la cara de los dominicanos, habla a las claras de que nuestras instituciones son de barro.

Tenemos fe en que se imponga el imperio de la ley y que todos los corruptos vayan a la cárcel, pero es intolerable que para levantar esa columna político-social sea la Embajadora la que dicte el camino a seguir y presente las posibles consecuencias. El patriotismo nacional esta a punto de caer en la basura, hay que levantarlo.  ¡Ay!, se me acabó la tinta.

Por Manuel Hernández Villeta

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