ENVÍA TUS DENUNCIAS 829-917-7231 / 809-866-3480
31 de diciembre 2025
logo
OpiniónAmérica PérezAmérica Pérez

El último artículo del 2025

COMPARTIR:

Si algo ha quedado claro al cerrar el 2025 es que los resultados pesan más que los gritos, y que la institucionalidad, cuando funciona, desnuda sin piedad el discurso hueco de la oposición. En ese contraste, el Banco de Reservas de la República Dominicana (Banreservas) se levanta como una bofetada directa al populismo: números firmes, credibilidad intacta y una gestión que no necesita cuentos para sostenerse.

Bajo el gobierno del presidente Luis Abinader, Banreservas dejó de ser botín político para convertirse en herramienta real de desarrollo. Primero con Samuel Pereyra Rojas, y ahora con Leonardo Aguilera Batista como presidente ejecutivo, la institución ha demostrado que cuando hay dirección, técnica y decencia administrativa, el Estado puede funcionar mejor que cualquier improvisación populista.

La oposición, incapaz de exhibir logros propios, ha optado por su libreto favorito: atacar lo que funciona. No presentan cifras, no desmontan resultados, no refutan con datos. Solo gritan, sospechan, insinúan y repiten consignas gastadas. Es el populismo clásico: cuando no hay propuesta, se fabrica indignación; cuando no hay gestión, se vende miedo.

Banreservas, mientras tanto, financia, respalda, impulsa. Apoya mipymes, emprendedores, productores, mujeres, jóvenes, turismo, vivienda y sectores estratégicos de la economía. Lo hace sin estridencias, pero con impacto. Y eso es precisamente lo que irrita a la oposición: que el banco del Estado funcione sin servir a sus viejas prácticas clientelares.

Con Leonardo Aguilera Batista al frente, Banreservas consolida una línea clara: continuidad sin retrocesos, modernización sin excusas y estabilidad sin improvisaciones. Aguilera no llegó a improvisar ni a complacer intereses políticos; llegó a administrar con rigor, algo que el populismo jamás ha sabido hacer. Por eso lo atacan, por eso desinforman, por eso intentan sembrar dudas donde hay confianza.

La oposición habla de “pueblo”, pero le teme a las instituciones fuertes. Habla de “cambio”, pero añora el pasado donde la banca pública era caja chica del poder político. Habla de “corrupción”, pero no soporta un Banreservas auditado, transparente y respetado dentro y fuera del país.
El problema de la oposición no es Banreservas.

El problema de la oposición es que Banreservas funciona. Funciona sin ellos, sin su narrativa y sin su permiso. Y cada logro del banco es una derrota directa a su discurso populista.

Este último artículo del 2025 no es conciliador, porque la realidad no lo es. Es una afirmación contundente: la República Dominicana avanza cuando la gestión supera al discurso. Banreservas, bajo Abinader, Pereyra y ahora Aguilera Batista, es la prueba viva de que el país no necesita salvadores de micrófono, sino administradores serios.

Que la oposición siga gritando.
Banreservas seguirá trabajando.
Y la historia, como siempre, pondrá a cada quien en su lugar.


Por: América Pérez.
Lic. Comunicación Social «Periodismo»
Magíster en Diplomacia y Derecho Internacional

Comenta