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26 de diciembre 2025
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OpiniónJulián PadillaJulián Padilla

El tablero fallido

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Siempre se habla con claridad y meridiana precisión de las jugadas fallidas sobre todo en el mundo de la estrategia.
En cualquier deporte se requieren estrategias de juego para ganar un partido o el campeonato. En el tablero de ajedrez sucede exactamente lo mismo y se calculan las jugadas y hasta nos atrevemos a decir orgullosos: mate en tres.

Sin embargo que ocurriría, si de repente jugamos la partida en una cancha o tablero fallido. Es decir, que tienes una realidad virtual y la otra realidad que es la que imponen los resultados y entonces, la sorpresa te alcanza junto a la inevitable derrota.

Pienso que la apuesta que hacemos cuando elegimos un camino estratégico casi siempre es para ganar, sobre todo cuando conocemos bien a nuestros rivales y nos conocemos a nosotros mismos. El general Sun Tzu lo aclaraba cuando expresaba en el arte de la guerra: “si te conoces y conoces a tu enemigo”.

Lograr una estrategia ganadora reporta grandes dividendos para todos los integrantes de un equipo directivo, pero sobre todo para los inversionistas. Una estrategia ganadora, casi siempre se apoya en una fortaleza o una ventaja competitiva sostenible y defendible, y muy rara vez viene como consecuencia de situaciones eminentemente fortuitas.

Aun así, la apuesta se hace, está en marcha, pero si de repente nos encontramos con un tablero o una cancha totalmente diferente, es como cuando alguien saca la alfombra de debajo de nuestros pies y es como si comenzáramos desde cero.

Puede tratarse de algún elemento disruptivo en el mercado, un nuevo paradigma, que saca a todos los competidores de juego. Puede tratarse de una nueva forma de operar, una nueva tecnología o el surgimiento de leyes imprevistas, que no nos permiten avanzar mucho más o al ritmo que llevábamos.

Pero estos elementos en materia de lo que se reconoce como gestión estratégica, casi siempre están cubiertos cuando damos importancia al análisis estratégico y a la matriz de riesgo y la gestión preventiva de los mismos. Así, como consecuencia del establecimiento de planes de contingencia, donde se diversifican las apuestas y se desconcentran los ingresos y los centros de costos.

La diversificación de la oferta, las estrategias de integración, ayudan en estos procesos, así como la consolidación en el mercado o logrando fusiones o adquisiciones convenientes. Todo esto visto desde la óptica puramente empresarial cobra un sentido lógico, comprobado y que normalmente guía el accionar empresarial y las decisiones de inversión y reinversión de utilidades.

Sin embargo el panorama cambia cuando se trata, de jugadores que anotan goles contra su propio equipo, y cuando la sorpresa no lleva un resultado feliz a los stockholders.

Casi nunca se piensa en las traiciones, en la ruptura de contratos, en los errores estratégicos y desacuerdos no confesados, en la no colaboración oportuna y apropiada a intereses y metas realmente no compartidas, pero que se consideraban comunes.

Esas realidades explosionan y destruyen el enfoque estratégico, y necesariamente las estrategias emergentes podrían intentar revertir estas malas jugadas, de inexplicables caballos de Troya.

Parecería una ser una situación ilógica, que a nivel empresarial se puedan dar situaciones como las descritas precedentemente, pero usé esta historia “de ciencia ficción”, para establecer una hipótesis de lo que entiendo es una estrategia bien pensada, para convertir a la República Dominicana en el segundo estado fallido de la isla.

¿Es posible la existencia de un plan serio para que la República Dominicana sea el segundo estado fallido de la isla?

Para poder darle cabida a esta hipótesis es necesario identificar y mencionar a los actores clave del proceso, así como los intereses que los mismos representan. Y además, partir de un resumen brevísimo de la historia reciente de ambos pueblos y como los políticos en ambos lados de la isla, hacen y des hacen, y comprometen sus recursos estratégicos y soberanía, a cambio de prebendas y lucros personales.

El caso de Haití, podría verse desde la ocurrencia del magnicidio, como gota que reboso el vaso de agua y que ha decretado el desarrollo insostenible de las pandillas, ante el fracaso absoluto institucional y democrático en aquel país.

Todo esto sin olvidar, que Haiti tiene décadas en una situación de franco deterioro social, político y económico, donde se han sucedido golpes de estados, elecciones fallidas, violencia generalizada, y una situación de ingobernabilidad, que ha requerido la participación en varias ocasiones. de la de las fuerzas de paz y neo colonizadoras de la ONU, para en teoría contribuir a la estabilización de aquel país.

La migración masiva de haitianos hacia otros países, parece ser parte del plan orquestado, por aquellos que sacan provecho de los recursos naturales de Haiti, y que como mercenarios, locales y foráneos, nos les importa la suerte del pueblo haitiano.

Humillar con maltratos indecibles al pueblo haitiano, hacerles desear migrar a otros pueblos, parece ser el gran despropósito de los políticos que les han desgobernado. Evidentemente con la mancuerna de los captores internacionales.

Despoblar Haiti, luce ser parte de la solución a esta parte de la isla, mientras los traidores dominicana se suman y también conspiran, para dar alberge a millones de ilegales, considerándoles como refugiados o apátridas.

La migración masiva fruto de la despoblación inducida del pueblo haitiano, al país que más a afectado es a la República Dominicana, sencillamente por ser vecinos. Y ambos pueblos objeto del saqueo neo colonizador, pues en conjunto nuestras tierras dispone de recursos naturales valiosos, apetecibles e irrespetados por los mercenarios que nos esclavizan históricamente.

Uno de los objetivos de los nuevos señores feudales de la ONU y Aliados de la comunidad internacional y de la región, es ese Haití despoblado, llegue a convertir a su población ahuyentada por ellos mismos, más que en refugiados, en apátridas, pues con los anos  miles han venido a nacer a la nación dominicana, a pesar de la
realidad constitucional establecida entre ambos países.

Cada hijo de haitiano no importa donde nazca, es según su constitución considerado haitiano. Así como cada inmigrante nacido en dominicana, no es considerado dominicano, a no ser que pase por un proceso a naturalización previamente establecido y aprobado institucionalmente.

Pero los nuevos Santanistas de nuestra historia, apoyados por aliados políticos perversos y expertos en materia legal, pretenden modificar la constitución y las leyes penales, para asegurar la integración indisoluble de ambos pueblos.

Pero fuera de este tema migratorio, esta la apuesta infernal, de los que atizan el carbón, dentro del fogón nacional, para cada día más llevar a la nación dominicana al desastre institucional, y a convertir este pujante e histórico pueblo, en otra tribu más de la isla la Hispaniola, dejando eventualmente de ser república, haciendo cada vez más creciente su situación de ingobernabilidad, y con ello, creando las bases firmes, para ser otro estado fallido.

Siendo así, habríamos dado paso y permiso para que la comunidad internacional y los enemigos de la patria, locales y extranjeros, logren finalmente una intervención bi lateral, y al mismo tiempo, una imposición de un estado binacional, con un gobierno común y una nueva bandera e himno nacional.

De repente, usted puede pensar, que esto que enunciamos solamente en este pedazo de papel, no es más que una nueva locura nuestra, pero créanme y el tiempo lo dirá, ganas no les faltan a los malditos mercenarios que pululan sobre toda la isla, tratando de adueñarse de nuestras riquezas y recursos naturales.

Lo triste de todo esto es, que los tentáculos de este atraco a la nación, tiene bases en los poderes facticos de la isla, en ambos países. Gozan del apoyo de los intereses supranacionales y nadie puede asegurar que no tenga una o dos patas, en la misma silla de alfileres que utiliza el primer mandatario de la nación.

La peligrosa traición de la que hemos sido objeto, luce rendir sus frutos, y evidentemente traerá más luto, mas pobreza y una guerra sin cuartel de la misma espada de Luperón y la sangre indomable
de los trinitarios. Los verdaderos y buenos dominicanos mantendrán su frente erguida, seguirán hasta la nueva victoria, aunque se hunda toda la isla.

El tablero fallido luce ahora más claro. Pensar en una estrategia de desarrollo para el país, pretendiendo desconocer la existencia de un tablero más decisivo, que el que todos podemos ver sobre la mesa, es algo menos que una masturbación.

En la simultánea del ajedrez que se juega en toda la isla, el tablero principal no se puede situar en la mesa donde los árbitros pueden ver la partida, sino en los corazones traidores de los perpetradores de la destrucción de la república.

Ese tablero por el que muchos apuestan para alcanzar su desarrollo personal, está minado, superpuesto, bloqueado, condicionado, al verdadero tablero de ajedrez que tendrá que jugar el pueblo dominicano.

No los políticos, sino los que se aferran a los principios Duartianos y los que están dispuestos a defender la nación en cualquier terreno.

Estos, no son militares, tenga usted la seguridad, aunque puedan aparecer algunos dándose golpes en el pecho y llorando como mujeres lo que nunca han sabido defender como hombres.

La mayoría de los que aportarán su sangre para defender la nación, tal vez nunca han empuñado un arma o sobado una pistola, pero tienen el corazón de Duarte, el arrojo de Mella y los testículos de Gregorio Luperón.

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