América Latina, refleja en nuestros días grandes cambios, en especial desde el surgimiento de la Covid-19 y el nuevo fenómeno multilateral complejo que enfrenta la región. Sin embargo, en los últimos días hemos notado como Nicaragua y la República de Cuba, han experimentado grandes cambios en sus sociedades con ciertas semejanzas dado que ambas tienen el mismo clamor y los mismos deseos en el ámbito democrático.
Desde el fallecimiento del presidente Fidel Castro Ruiz, la sociedad cubana ha tenido grandes retos y a la vez se ha adaptado a los cambios que ha devengado en la figura del Partido Comunista Cubano y en el sucesor en el poder. Esta figura no es nada más y nada menos que Miguel Diaz Canel, este último un Ingeniero Civil que nació después de la revolución y que pese a ser una figura de gran incidencia en las altas jerarquías del partido no goza de la aceptación de la población cubana, lo cual lo convierte en un referente débil dirigiendo los destinos del país caribeño comunista.
Cabe resaltar que en la sociedad cubana, la población nacida a partir del año 1959 en adelante no han conocido otro modelo, lo cual hace que muchos de ellos estén adaptados a las grandes realidades que ha vivido la patria de José Martí, en especial la Caída de la Unión Soviética siendo este un gran aliado del gobierno de los Castro, además el gran desmadre del Periodo Especial durante la época de 1998 , donde este último acabó con la vida de cientos de personas producto de la hambruna que azotó la nación.
Todos estos acontecimientos, en especial el mal manejo que han hecho a la situación sanitaria, desabastecimiento, inflación galopante, bajo flujo de turistas y en especial un gobierno con fines agrarios y sin propiedad privada que valga, ha llevado a que la población pueda organizarse y exigir la libertad que tanto ha anhelado el pueblo Cubano, donde la figura de los Castro sigue a la sombra de Diaz Canel, Sebastián Lazo, y toda la elite del Partido Comunista que gobierna la Isla desde el año 1959.
En conclusión, esta grave crisis del socialismo en los diversos países de América Latina, en especial en Cuba y en Nicaragua puede desatar una catástrofe en los pedidos que por años han exigido en sus calles estas sociedades, lo cual nos deja a modo de reflexión que este modelo ha colapsado en sus prácticas revolucionarias de reformar los estados, donde ha dejado bien en claro que los principios fundamentales de los mismos es la perpetuidad en el poder, sin garantizar el relevo político o mejor aun potenciar el fortalecimiento de la democracia y el crecimiento personal de la juventud de nuestros pueblos.
Esperemos que Dios ilumine con sabiduría a la sociedad de ambos pueblos.
Continuará….
Por Junior Pérez