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26 de abril 2024
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OpiniónVíctor Manuel PeñaVíctor Manuel Peña

El proyecto de reforma tributaria no debe estar incluido en el proyecto de presupuesto formulado para el 2021

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El monto del presupuesto para el año 2021 es un billón 37 mil millones de pesos.
Prácticamente se mantiene igual que el monto del presupuesto que se está ejecutando en el 2020.
En el proyecto de presupuesto del Estado para el año 2021 se asume un nivel de gastos de 891 mil 378.8 millones de pesos. Y 146 mil 463.5 millones corresponden a aplicaciones financieras. La sumatoria de las dos partidas nos da el volumen total de gastos.
Los ingresos totales están estimados en 746 mil 313.8 millones y las fuentes financieras en 291 mil 528.4 millones de pesos. Dentro de los ingresos totales están incluidos los ingresos fiscales.
Las fuentes financieras dan cuenta de la necesidad de financiamiento y del endeudamiento directo e indirecto del Estado, tanto interna como externamente: endeudamiento vía préstamos directos y endeudamiento vía la colocación de bonos soberanos y de bonos internos.
En cuanto a los ingresos totales y fiscales estimados se mantiene prácticamente el mismo nivel de las estimaciones de ingresos que hizo el gobierno pasado para el año 2020: se estimaron 750 mil 823.4 millones de pesos respecto de los ingresos totales y 748 mil 295 millones de pesos en el caso de los ingresos fiscales. Sin embargo, de esos totales estimados ya se ha calculado que se recibirán solo 673 mil 107.8 millones respecto de los ingresos totales y 670 mil 113.5 millones en lo que concierne a los ingresos fiscales. Los ingresos totales incluyen las donaciones.
El gobierno del presidente Abinader estima que recibirá ingresos totales por valor 746 mil 313.8 millones.
El valor de los ingresos fiscales estimado para el 2021 es de 657 mil 166.2 millones de pesos. Los ingresos de capital 89 mil 147.6 millones.
La pandemia del Coronavirus nos invita a ser realistas o muy realistas sin necesidad de perder el optimismo a ningún nivel.
Los organismos internacionales, tanto la OPS como la OMS, nos dicen que todavía a mediados del próximo año 2021 no habremos salido de la pandemia.
El poder de generación de ingresos fiscales de las principales figuras impositivas (impuesto sobre la renta, ITBIS y los selectivos al consumo) está conectado al restablecimiento o normal desenvolvimiento de las actividades económicas, tanto de las que producen para el mercado interno como las que producen para el mercado externo.
En circunstancias normales esas estimaciones de ingresos totales y fiscales nunca se cumplen por el problema estructural de evasión y de colusión que hay a nivel de todas las figuras impositivas.
Y ahora tenemos encima la espada de Damocles que representa la pandemia. Yo creo que hasta mediados del próximo año, y cuidado, estaremos cargando como nación y como pueblo con la pesada cruz de la pandemia.
La pandemia nos exige no perder de vista las coordenadas del realismo.
Las fuentes financieras, estimadas en el marco del cálculo de la necesidad de financiamiento, equivalen en términos absolutos a 291 mil 528.4 millones, de los cuales 200 mil 460.9 millones corresponden a las fuentes externas y 91 mil 067.5 millones a fuentes internas. El déficit global que se estima en 3.4 ó 4.3% respecto del PIB nominal asciende a 145 mil 064.9 millones.
No se ha explicado todavía cómo se va a lograr reducir el déficit fiscal de 9.3 % a 4.3% ó 3.4% en el 2021 si todos estamos viendo que se mantienen las constricciones y restricciones de la pandemia sobre la economía y sobre toda la sociedad.
Otro asunto es que se contempla llevar el coeficiente o índice de tributación de 14.5% a 14.7% en el 2021. Por los cálculos hechos por el gobierno se ve que el gasto público como porcentaje del PIB nominal está en 20.7 %.
La necesidad de financiamiento está estimada en 6.4 ó 6.2 % respecto del PIB nominal.
Otro hecho destacable, pero muy sombrío y escalofriante, es que la deuda del sector público no financiero representa ya el 59.3% del PIB nominal. Si a esto sumamos el porcentaje respecto del PIB nominal que representa la deuda del sector público financiero, estamos hablando de que la deuda pública total del Estado dominicano, externa e interna, se mueve alrededor del 65%.
Pero ahora vemos claramente que el gobierno contempla un déficit fiscal de 4.3% o de 3.4% porque está incluyendo en el presupuesto una reforma tributaria subrepticia que constituye una especie de palo acechao´, es decir, se le está metiendo de contrabando al pueblo dominicano una reforma tributaria, que en todo caso debió haberse sometido ésta primero al conocimiento del Congreso y luego el proyecto de presupuesto.
Lo que el gobierno del presidente Abinader acaba de hacer echa por la borda todo el discurso del gobierno que había sostenido hasta el momento de someter el proyecto de presupuesto al Congreso porque no había condiciones en la pandemia para llevar a cabo una reforma tributaria.
Pues bien, en el proyecto de presupuesto para el 2021 está contemplada una reforma tributaria que incluye las siguientes figuras impositivas:
1. Un impuesto transitorio de 8% sobre las ganancias extraordinarias que hayan obtenido las empresas por los efectos del Estado de emergencia y del Covid -19
2. Un impuesto de 2.3% a todas las compras realizadas en moneda extranjera con tarjetas de débito y de crédito, además de los servicios digitales que ofrecen empresas extranjeras para consumo local.
3. Eliminación de las exenciones de impuestos a las importaciones de equipos y de maquinarias que se usan en los casinos de juego
4. En el caso del gas licuado de petróleo (GLP), aplicar un impuesto adicional de 174.50 dólares por cada tonelada métrica de combustible o de sus componentes (butano y propano).
5. Los bancos múltiples o comerciales deberán pagar un 1% sobre los activos financieros netos
6. Se está proponiendo llevar a un 25% el aumento del impuesto selectivo al consumo a los equipos y maquinarias utilizados en los acondicionadores de aire
7. Se quiere gravar lo que nunca se había gravado: el salario de Navidad en Diciembre de 2021
8. Se deja sin el efecto del ajuste por inflación de los sueldos y salarios
9. Se suspende la exención del impuesto sobre la renta
La reforma tributaria propuesta a escondidas o furtivamente golpea sensiblemente a la clase media y profundiza la regresividad del sistema tributario dominicano.
Ni Balaguer, autócrata por antonomasia, hizo eso nunca: nunca metió de contrabando una reforma tributaria en el proyecto de presupuesto.
Lo correcto es someter primero el proyecto de reforma tributaria y luego el proyecto de presupuesto.
Una reforma tributaria regresiva y recesiva, como la contemplado en el proyecto de presupuesto, mataría las posibilidades reales de recuperación de la economía nacional
Una reforma tributaria regresiva y recesiva como esa no tendría efectos anti-cíclicos o contra-cíclicos, por lo que no estimularía ni el aumento de la demanda agregadaza de bienes y servicios ni el crecimiento económico o la recuperación de éste porque drenaría la capacidad de compra de la población.
Disminuir drásticamente la capacidad de compra de la población para aumentar la capacidad de compra del gobierno no tendría los mismos efectos sobre la macroeconomía en ningún contexto, mucho menos en un contexto de desastre total a nivel internacional y local.
No es propio de la “transparencia ni del verdadero cambio” meter una reforma tributaria a escondidas o furtivamente.
Ahora sí se entiende claramente por qué el gobierno de Abinader está contemplando un aumento del índice de tributación –de 14.5% a 14.7%- y una disminución del déficit fiscal de 9.3% a 4.3%
Y es porque el gobierno de Abinader está incluyendo en el proyecto de presupuesto una reforma tributaria a escondidas!
Sigo creyendo en la necesidad y la conveniencia de renegociar la deuda externa dominicana para sustituir deuda muy cara por deuda barata o menos cara.
La deuda multilateral y la deuda bilateral hay que renegociarla, sobre pena de zozobrar en el mar desbordado de la deuda pública.
La herencia maldita del gobierno anterior en materia de deuda pública condiciona y limita enormemente el accionar de cualquier gobierno.
¡No os permitáis que esa herencia envenenada del gobierno anterior los estrangule!
Creo que hay que fortalecer el presupuesto del Ministerio de Salud Pública, seguir cumpliendo con el 4% del PIB para el Ministerio de Educación y mantener el presupuesto del Ministerio de Obras Públicas, pero no creo que había la necesidad de mantenerles los mismos presupuestos a todas las instituciones del gobierno central.
Otra cosa es que la supresión y la fusión de instituciones deben comenzar a rendir frutos a partir del año 2021.
Se impone maximizar la racionalidad, la eficiencia y la efectividad del gasto público. Hay que reducir racionalmente el gasto tributario.
Hay que aumentar significativamente la eficiencia de la Administración Tributaria que se traduzca en una significativa reducción de los índices de evasión y de colusión y en un aumento importante, por consiguiente, de las recaudaciones fiscales.
Además, en estos momentos cruciales el funcionariado público debería asumir un gesto de desprendimiento: hay que bajar salarios, asignación para combustibles, dietas y gastos de representación.
Hay que aprovechar intensamente la baja en los precios del petróleo y el alza en los precios de los metales preciosos oro y plata.
Estoy convencido de que si se hacen los cambios y los necesarios ajustes en la economía pública podríamos cambiar las muy preocupantes coordenadas en que se mueven las finanzas del Estado dominicano.
Estamos a tiempo para adelantarnos a un estallido violento de la crisis de la deuda soberana del Estado heredada del gobierno anterior, la cual tendría consecuencias terribles sobre el devenir de la República y el progreso y el bienestar de la gente.
Autor: Dr. Víctor Manuel Peña

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