“Porque es tocando fondo, aunque sea en la amargura y en la degradación, donde uno llega a saber quién es y donde entonces empieza a pisar firme.” José Luis Sampedro
Es de conocimiento público que el PLD ha recibido otro revés, producto de lo supuestos excesos cometidos en los dos mandatos del Ex presidente Danilo Medina. A los cuales solo han podido responder con el cliché del tristemente célebre, alegato de la persecución política.
El PLD en medio de dos desprendimientos partidarios y sometimientos judiciales que están muy lejos de ser persecución política, más bien se ha destapado una caja de pandora que fue un secreto a voces desde año 2012 al 2020 y ahora todo un país es testigo de una realidad conocida como rumor público.
Pero, en medio de todo este vaivén de acusaciones penales y renuncias de dirigentes altos, medios y bajos de lo que fuera el instrumento político fundado por Juan Bosch, para servir al pueblo dominicano y que con la caída de Danilo Medina del poder se ha ido demostrando, que utilizó supuestamente para servirse él y sus acólitos e incluso familiares cercanos; durante su decadencia política se han llevado al PLD entre las patas.
Usted como ciudadano con libre albedrio, tiene todo el derecho de defender las causas que entienda y a los amigos que decida, pero, nunca a vulnerar la paz social, por un interés particular que es de un puñado de dirigentes que no aceptan el mal momento de su organización y que entienden que merecen la titularidad estatal por el simple hecho de militar en el PLD.
La inocencia o culpabilidad se deben probar en los tribunales, que son los escenarios donde los jueces administran justicia, no en los medios de comunicación ni a las afueras de estos en franco desorden e irrespeto a la ley.
El PLD durante años acusó al PRD, de no estar preparado para gobernar porque exhibía indisciplina, desorden y caos; por eso la sociedad ha reaccionado con indignación a la actitud fascista que el PLD ha exhibido desde de sus últimos momentos administrando la cosa publica y ahora en su proceso de degradación política en la oposición, donde han protagonizado actos de vandalismo a las afueras del Palacio de Justicia del Distrito Nacional, manifestando su desesperación ante los recientes sometimientos correspondientes a la operación calamar del Ministerio Público.
Peor aún, el PLD luego de haber cargado con el PRD como principal aliado, parece ser que se ha perredeizado; con la gran diferencia que su conflicto no se queda entre los militantes y sus instalaciones partidarias, sino que ha llegado hasta presentarse en instituciones públicas del Poder Judicial y crear caos poniendo en riesgo la integridad de cientos de ciudadanos que buscaban acceso a la justicia.
Pero no como aquel PRD que fue el centro de lucha de hombres y mujeres para las transformaciones sociales en beneficio del país y mucho menos, aquella escuela democrática que encabezó Peña Gómez; la perredeización del PLD es semejanza del PRD que hoy es una empresa privada de MVM, porque Danilo Medina es para el PLD, lo que MVM fue para el PRD, su verdugo.
En pocas palabras, al PLD hoy le quedaría a la perfección el eslogan de campaña que tanto le aplicaron al PRD en el pasado, son caos, desorden, indisciplinados, poco les importa la institucionalidad y están divididos por sus apetencias desenfrenadas de poder.
Ver un espectáculo tan dantesco de una organización que celebra sus actividades con imágenes de Juan Bosch y que pregonaba su superioridad intelectual e inteligencia emocional al accionar desde el Estado, deja en evidencia que se encuentran enfrascados en un proceso de degradación que los conduce al mismo destino del PRD y PRSC.
Ante todo, el presidente del PLD, Danilo Medina ha preferido salir del país y darles la espalda a sus militantes y en especial a los miembros más cercanos de su anillo palaciego, que hoy conocen el significado de la sombra que es el poder cuando te abandona. Ver como se ha promovido la quema de gomas en diferentes puntos del país y el desorden en busca de fomentar un estado de desasosiego de la vida institucional de la nación, antes que ayudar a sus altos dirigentes detenidos, ha fortalecido aún más la percepción de culpabilidad de estos.
El silencio de Danilo Medina es la formalización de su abandono a las bases moradas y la manifestación más cobarde de la máxima de Font Bernard, cito: “Prohibido joderse.”
¿Cómo defender inocencias ante el retorno voluntario de exorbitantes sumas de dinero de parte acusados, que hoy cooperan con el Ministerio Público; patrimonio depredado en perjuicio del Estado?
Si los jóvenes del PLD, continúan detrás de una jerarquía partidaria que no conecta con la sociedad actual y se dejan utilizar como carne de cañón, esa organización será otra bisagra más del sistema. El PLD trata de montar la narrativa de víctima, pero los videos del desorden han sido desgarradores y los ha dejado expuestos ante todo el país, ese desorden les pasará factura.
Todo esto ante la ausencia del hombre que dijo que su sueño era caminar entre sus conciudadanos al salir del poder.
Los voceros morados comparan las lacrimógenas que recibió su turba por parte de la policía del Poder Judicial; con las lanzadas contra los jóvenes que protestaban pacíficamente en la Plaza de la Bandera, olvidando una pequeña diferencia, cuando el PLD lanzó esas lacrimógenas fue a una protesta serena y ejerciendo un derecho constitucional, en cambio, lo de ellos fue un desorden que bien puede ser un acto de vandalismo contra una institución del Poder Judicial que pudo pasar a mayores poniendo en riesgo la seguridad de ciudadanos.
Por tan condenable accionar, el presidente de la Suprema Corte de Justicia debe pronunciarse; pero recordando su pasado y quien lo señalo en dicha posición, dudo mucho que lo haga. El PLD como un conglomerado de personas, le ha enseñado al país que no tienen humildad en la victoria y mucho menos gallardía en la derrota, ni siquiera en su realidad actual han dado señales de comprender las razones por las cuales perdieron el poder absoluto que tuvieron durante 16 años consecutivos en el poder.
“Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte; los valientes prueban la muerte sólo una vez.” William Shakespeare
Por Jesús M. Guerrero
