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26 de diciembre 2025
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OpiniónJesús M. GuerreroJesús M. Guerrero

¡El PLD atrapado en círculo vicioso del danilismo!

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«Es propio de aquellos con mentes estrechas, embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza». Antonio Machado

La apertura del X congreso del PLD, dejó en evidencia las profundas fisuras que tiene dicha organización política.

En el momento que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se enquistó en el Palacio Nacional e impulsó su visión de nación a partir del retorno del expresidente Leonel Fernández en el 2004, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), inició su proceso degenerativo del principal partido opositor a una organización que no tiene 1 % dentro de las preferencias electorales.

Inmediatamente, en el año 2005 en un intento de relanzar el PRD después de la derrota electoral que lo desalojo de la casa de gobierno, convocó su máximo organismo para eliminar los comités de bases, destruyendo así su columna vertebral como partido de masas y organizacional.

Luego, vino el momento de elegir el candidato presidencial que resultó ser el tristemente célebre, Miguel Vargas Maldonado, dando la espalda al dirigente político con formación ideológica y luchas democráticas, dando aquiescencia a que don dinero todo lo puede y que las ideas no tenían espacio. El tiempo demostró que los candidatos presidenciales no se preparan a vapor ni en microondas.

Pero ahora vemos a la oposición política actual, atravesando la dura derrota y con la terquedad que no les permite reconocer sus errores. Aplicando el mismo método fallido del PRD que terminó en las manos de Miguel Vargas, así se perfila el PLD en las manos de Danilo Medina.

El PLD no logra lanzar nuevas figuras porque se encuentra secuestrado por el danilismo, asumiendo la decisión de linchar políticamente a su último candidato presidencial que cada día que pasa se aleja más del PLD.

Al analizar la división final del PRD y el surgimiento del Partido Revolucionario Moderno (PRM), en su primera convención interna en el 2015, Luis Abinader venció al expresidente Hipólito Mejía, dando así paso formal al relevo generacional.

Durante el enfrentamiento entre Miguel Vargas y Hipólito Mejía, que surgió producto de la crisis interna del PRD, luego de las elecciones del 2012, solo había una figura que asumió posiciones que lo señalaban como la opción para salir de la lucha interna, era el presidente Luis Abinader, al vencer al último referente de éxito electoral del otrora PRD, se legitimó como el nuevo liderazgo.

Pero al hacer este paralelismo con la situación que atraviesa el PLD, no se vislumbra nadie que pueda salir al frente a unificar a la familia boschista porque más ha podido el resentimiento que el arte de la política de hacer lo conveniente.

En el PLD el contexto es complejo, porque se rumora la posible salida de las filas moradas del último candidato presidencial. En medio, de un proceso interno para tratar de relanzar lo que en vida fuera el partido de Juan Bosch, nadie se ha atrevido a lanzar su candidatura a la presidencia de dicho partido para no ser indiciado por el danilismo como traidor.

No bien se ha marchado Abel Martínez y ya se anuncia que Francisco Javier García hará públicas sus pretensiones presidenciales con miras al 2028, montando su precandidatura en las agonizantes aspiraciones del candidato al cual abandonó en medio del proceso electoral.

Solo un puñado de jóvenes aspiran a la secretaria general del PLD, pero, se vislumbra que el próximo será señalado por Danilo Medina.

¿Cómo renovar el partido morado sin siquiera vestigios de democracia interna?

¿Cómo salvar un partido si continúan aplicando la misma metodología que lo han llevado a la derrota?

No se vislumbra un líder que pueda unificar las dos casas y los que las dirigen a su antojo, se han encargado de eliminar a cualquiera que pueda violar la primera de las 48 reglas del poder que explica Robert Greene en su libro, nunca le hagas sombra a tu amo.

El PLD destinado al final del PRD y PRSC, irónicamente fue el verdugo que los llevó a esa condición minoritaria.

Mientras la base del PLD continúe amordazada y de espaldas al relevo generacional, el desgaste partidario seguirá avanzando, tal cual una metástasis que solo dejara los recuerdos de la gloria morada.

Danilo Medina no entregará el PLD, porque es su único espacio de poder, el anuncio de que saldría de la presidencia partidaria solo fue un ardid para ganar tiempo y montar su proceso sin problemas.

Mientras la base morada siga a la deriva de la mano del danilismo, no hay posibilidad de que esa organización pueda sobrevivir con miras 2028.

El PLD, nació en las manos de Bosch, creció en las de Leonel Fernández y murió en las manos de Danilo Medina.

Por: Jesús M. Guerrero hijo

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