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25 de diciembre 2025
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OpiniónAlfredo Cruz PolancoAlfredo Cruz Polanco

El país requiere de una sólida oposición

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En todos los países donde impera un régimen democrático y republicano, como lo es la República Dominicana, es necesario para el desarrollo de dicho sistema, para su fortalecimiento institucional, para el equilibrio político y para la propia gobernanza, que exista una sólida oposición política, capaz de canalizar y enfrentar todos los descontentos, deficiencias, errores, desaciertos, actos de corrupción e improvisaciones de las actuales autoridades, a través de denuncias objetivas, críticas constructivas, así como propuestas a las posibles soluciones a las necesidades y a los graves males que afectan a la ciudadanía.

En la pasada contienda electoral siempre fui del criterio de que el gobernante Partido Revolucionario Moderno (PRM) no era una organización fuerte; fue la oposición la que se manifestó muy débil y desarticulada, que no fue capaz de aglutinar las fuerzas necesarias para derrotarlo, de denunciar los males existentes ni de convencer a la población para que la apoyara.

Mientras esta se mantuvo al margen de los acontecimientos políticos, económicos y sociales, brillando siempre por su ausencia, dicho partido se mantuvo siempre jugando solo en la arena política.

En los actuales momentos nuestro país atraviesa por una gran crisis económica y social, por una gran deficiencia y carestía de los servicios de las principales instituciones y ministerios públicos, como son: el alto costo de la canasta familiar, una pésima gestión en educación, salud (falta de atenciones y medicamentos en nuestros hospitales), agua potable, aumento de la tarifa de la energía eléctrica, seguridad social y ciudadana, medio ambiente, problemas migratorios, entre otros.

Ahora el presidente de la República Luis Abinader Corona acaba de someter al Congreso Nacional una serie de reformas: fiscal, laboral y a la Constitución de la República, las que sin duda alguna, provocarán graves consecuencias económicas, políticas y sociales al país.

De ahí que, nunca como ahora se hace tan necesario y crucial para el país la existencia de una sólida oposición política, que aglutine y logre encausar las inquietudes, disgustos y antagonismos que de seguro se van a presentar con dichas reformas

El gobierno y el propio PRM no deben continuar buscando culpables y excusas sin fundamentos en administraciones pasadas, como vienen haciéndolo, pues ya tienen cuatro años en el poder. Deben tratar de aportar las soluciones oportunas a los constantes problemas que está demandando la ciudadanía.

Dicha oposición debe aprovechar las diferencias, apatías, desilusiones, decepciones y desengaños que ya comienzan a manifestarse en el partido de gobierno, debido a las falsas expectativas creadas; a las promesas incumplidas y a la falta de oportunidades para poder atender las tantas demandas de empleos y nombramientos de su militancia y de los partidos aliados. En la medida en que se aprueben y entren en vigencia dichas reformas, aumentarán los disgustos en su militancia y en los partidos aliados, pues esta también será afectada por los efectos de las mismas.

A esto se le suman las diferencias que internamente ya están aflorando entre algunos de sus altos dirigentes, fruto de las tantas aspiraciones presidenciales a destiempo, a las cancelaciones, renuncias de funcionarios electos y por las sustituciones de miembros del partido oficial por los de los partidos aliados.

En su momento, tanto el PRD como el PLD tuvieron una gran mayoría congresual, municipal y ministerial, sin embargo, ambos partidos políticos fueron desplazados del poder, fruto de las crisis políticas y económicas que se les presentaron. De ahí que la oposición debe estar preparada para poder enfrentar los acontecimientos que de seguro habrán de producirse y que debe capitalizar para su beneficio.

Por todo lo ante expresado, podemos anticipar que el gobierno del Presidente Luis Abinader va a terminar con muchos problemas y al PRM le sucederá lo mismo que a los partidos que obtuvieron una gran mayoría congresual y municipal.

Por Alfredo Cruz Polanco

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