“La oposición cuida siempre de pedir lo que está segura de no obtener, porque si lo obtuviese dejaría de ser oposición.” Jean Baptiste Alphonse Karr
El titular de este escrito, el pacto de los rencores es partiendo de la descripción que hizo Viriato Sención en la segunda parte de su lapidaria obra, “Los que falsificaron la firma de Dios”, en la segunda parte de su obra titulada como este artículo, se centra en el pacto político que conformó el frente patriótico entre dos rivales como fueron Balaguer y Bosch, dando paso a la victoria del Ex presidente Leonel Fernández ante Peña Gómez en los comicios de 1996; la obra fue una novela repleta de concepciones personales del autor, sin embargo, aquí veremos la viabilidad de un pacto de los rencores entre Leonel Fernández y Danilo Medina con miras al torneo electoral del 2024.
La nebulosa ha comenzado a dispersarse y se hace más evidente la continuidad del presidente Luis Abinader dirigiendo los destinos nacionales, lo que ha dado paso al inmediatismo opositor que aún no logra conectar y trata de tergiversar la realidad electoral actual con encuestas que nadie conoce y peor aún, con acusaciones de compras de dirigentes, en este caso de los alcaldes y legisladores que abandonan las filas del PLD, buscando nuevos horizontes para retener sus cabildos en sus respectivas provincias y las curules en las cámaras de La Feria, respectivamente, en la venidera contienda electoral.
En medio de las acusaciones del PLD de compras de dirigentes y del presidente del PRD, Miguel Vargas, este que fue beneficiado por los gobiernos del PLD con un préstamo de 15 millones de dólares y el arrendamiento por un precio risible, del Teatro Agua y Luz. Pero, son cosas veredes, de parte de un hombre que en las elecciones del 2012, no fue capaz de colocar la foto del candidato de su partido durante todo el proceso y en el 2016 proclamó a Danilo Medina como candidato del PRD, concretando la venta de las siglas que representaron el centro de lucha democrática de hombres y mujeres por un mejor país, en la actualidad no es más que una entelequia política.
Luego de años de procesos electorales con distintas coyunturas políticas que se han presentado con el pasar del tiempo, desde la castración del proceso de democratización en 1963, la epopeya histórica de 1965 y el retorno a una democracia pasiva de la mano de Balaguer, acorde al contexto social que transcurría en la sociedad dominicana y la situación geopolítica de la guerra fría y en los países de América Latina la lucha contra el comunismo.
Lo que obliga a una pregunta: ¿Cuál partido político ha ganado dividido?, desde 1966 con la victoria de Balaguer, solamente él, ha podido vencer en un proceso electoral dividido con su vicepresidente Francisco Augusto Lora ante una oposición que no pudo accionar en 1970 por la represión política, desde ese momento hasta el día de hoy, en el curso natural de la historia, el PRD dividido nunca pudo vencer, el PLD en el 2000 y 2020 por igual y el PRSC con la partida al misterio de Balaguer, nunca ha podido unificar criterios.
La oposición no ha logrado desde 1966 hasta la fecha la victoria electoral sin conformar un gran bloque opositor, el proceso electoral del 2020 es la muestra más reciente. Lo que obliga a otra pregunta: ¿Podrán Leonel Fernández y Danilo Medina pactar con miras al 2024?
Muy difícil al PLD ya tener candidato y ver el historial de Danilo Medina con sus aliados. Desde que asumió la primera magistratura de la nación en el año 2012; su única misión fue eliminar del ajedrez político a quien lo ayudó a subir por las escalinatas del Palacio Nacional y forzando su salida del PLD en el año 2019. Para aquellos que circunscriben el liderazgo de Danilo Medina, la ingratitud vino de parte de quien ocupó primero la presidencia de la República, contra Danilo Medina desde su rol en las elecciones de 1996 por su trato con Fernández cuando el hombre fuerte del PLD era Danilo Medina al salir de la sombra del difunto Norge Botello.
Con las declaraciones del secretario general del PLD, respecto a los traidores, a la FP y a una posible alianza podemos imaginar cual es la opinión de Medina al respecto. Incluso Mariotti ha afirmado que de haber alianza con la FP, renuncia del PLD, un partido que se encuentra en una situación tan engorrosa que no puede permitirse una salida de esa índole.
Con la difícil posibilidad de agrupar al PLD alrededor de 2 partidos políticos como son FP y el BIS, porque curiosamente sin el PLD en el esquema, no se suma el PRD y viceversa de la FP con el BIS. Por demás, alrededor de tres organizaciones más se encuentran sentadas esperando ver la viabilidad del frente opositor, de no aglutinar lo esperado, probablemente pactaran con el oficialismo o se presentarán solos en los comicios del 2024.
Un PRD que no es sombra de lo que era, que pacta más para sobrevivir que para aportar, un PLD que ha sido cercenado, primero por la FP y ahora en el Cibao y demás regiones del país por Justicia Social que encabeza Julio César Valentín y con la renuncia de miles de miembros que prefieren pasar al oficialismo por la difícil situación a la que Danilo Medina ha sometido al PLD.
En el escenario actual, Danilo Medina para los pasados aliados del PLD no es garantía de nada, ya que con su voten morado entero en la reelección del 2016, dando la espalda a los partidos aliados, terminó de destruir el bloque progresista que aportó 4 años antes en su primera elección presidencial 13 % de los votos, para pasar en la primera vuelta electoral.
Por eso y muchas otras razones conocidas que no hacen falta mencionar, hoy la oposición tiene tan difíciles posibilidades de agruparse en un bloque opositor, tal cual, ocurrió con el PRD desde la desaparición física de Peña Gómez y la crisis del año 2003, los partidos aliados se marcharon al lado del PLD.
Sin lugar a dudas, lo que han demostrado las divisiones partidarias entre dos líderes de un partido es que las heridas no sanan de inmediato, ahí están los casos de Juan Bosch y Peña Gómez, Jorge Blanco y Jacobo Majluta, Juan Bosch y Rafael Alburquerque, Jacobo Majluta y Peña Gómez, Hipólito Mejía y Hatuey de Camps y al día de hoy el enfrentamiento de Hipólito Mejía y Miguel Vargas que enterró al PRD no ha habido acercamiento de ningún tipo. Difícilmente Leonel Fernández y Danilo Medina sean la excepción a la regla.
Por demás, en la ecuación existe un problema llamado Abel Martínez que como candidato del PLD ha sido incapaz de sumar voluntades y antes de detener el éxodo masivo que sale de las filas del PLD para otras organizaciones políticas, lo ha incrementado con un discurso divisor y retaliador que no suma voluntades y ha evidenciado sus deficiencias para manejar temas nacionales.
Las condiciones para un pacto de los rencores no se vislumbran, parecería ser que no están dadas entre estos dos hombres que representan control absoluto en sus respectivos partidos. Danilo Medina al frente del PLD como dueño y señor feudal de ese partido, lo ha “perredeizado”; lo ha sucumbido en la lucha de tendencias que tanto condenó Bosch y hoy es para el PLD, lo que Miguel Vargas Maldonado fue para el PRD.
La oposición luce acéfala y sin norte, porque emprendió un camino autodestructivo que inició en sus días finales en el poder, del cual fue sacado por la democracia que cercenó durante sus últimos 8 años y los ha dejado sin posibilidad de enarbolar un discurso opositor coherente.
Por sus frutos los conoceréis, como consagra en el versículo bíblico, fue el propio Ex presidente Fernández que puso en evidencia el hecho de que su homólogo, Danilo Medina no honraba los acuerdos, respecto al incumplimiento de la rotación anual de la presidencia de la Cámara de Diputados de la República y Medina con lo de los dioses del olimpo manifestó públicamente, su negativa a permitir que volviera Leonel Fernández por cuarta vez al solio presidencial.
Ahí están parte de las dificultades que hacen poco probable la reunificación de la familia boschista.
Creo prudente concluir con la siguiente frase: “Los buenos gobiernos se conocen cuando lo que hacen vale más que lo que sus opositores dicen.” Antonio Gala
Por; Jesús M. Guerrero
