ENVÍA TUS DENUNCIAS 829-917-7231 / 809-866-3480
26 de diciembre 2025
logo
OpiniónJesús M. GuerreroJesús M. Guerrero

¡El ocaso del PLD en las manos de Abel Martínez! 

COMPARTIR:

“El abismo que hay entre el brutal horror de los hechos y la mediocridad del hombre que los propició.” Hannah Arendt

La engorrosa situación del partido morado es un hecho notorio para la sociedad, parecería ser que los únicos que se han negado a reconocer lo maltrecho que se encuentra el PLD, son los mismos peledeistas, ya todo se ha dicho respecto a las razones de la derrota de los comicios del 2020. Sin embargo, nadie ha profundizado lo mortal que ha sido la candidatura de Abel Martínez para el futuro de lo que fue el partido de Bosch.

El exfiscal de Santiago, expresidente de la Cámara de Diputados y alcalde por la hidalga de los treinta caballeros, de ser el candidato natural de las bases moradas e iniciar con la fuerza de un huracán, la carrera interna por la candidatura presidencial, ha devenido a un ventarrón anémico en cuestión de meses.

La percepción desde las afueras de la organización que preside el expresidente Medina, es que los cuadros tradicionales del PLD, han dejado solo a Martínez por una razón muy sencilla, no visualizan la victoria de su proyecto. Su accionar autoritario con la dirigencia del PLD desde sus posiciones de poder, ya le está pasando factura.

¿Qué se puede esperar de un proyecto presidencial del cual han renunciado su jefe de campaña y también un asesor político prefirió renunciar ante la negativa de seguir sus estrategias?

Peor aún, la respuesta del candidato ante la salida de Francisco Javier García de la jefatura de su campaña, fue el tremendo yerro de asumir la coordinación de su aspiración presidencial, su respuesta ante la renuncia de su asesor político fue calificar la misma de disparate.

Desde el momento en que Abel Martínez salió airoso de la consulta interna del PLD, ha entrado en una estrepitosa carrera de error tras error, lo que ha dejado en evidencia de que no tiene equipo de campaña más un grupo de “yes man”, como reza en el argot anglosajón y que durante años ha sabido ocultar su gran impericia respecto a las problemáticas nacionales y de lo que debe ser un hombre de Estado.

Estas son algunas de las debilidades del candidato morado, pero el PLD como organización en la figura de su alto liderazgo carga con la culpa de este ocaso que por el devenir histórico le ha correspondido a Abel Martínez cargar con el rol que le tocó al difunto Amable Aristy Castro en el PRSC de ser su último candidato presidencial de sus filas, al igual que a Danilo Medina le corresponde cargar con la misma responsabilidad de Miguel Vargas ante la debacle del PRD.

El derrumbe del partido de Bosch, se explica a la perfección en este fragmento del libro de Moisés Naím, El fin del poder, cito: “El declive de los grandes partidos políticos y la proliferación de métodos directos e inmediatos para entrar a la arena política han debilitado estas barreras. Esta evolución abre más posibilidades para variaciones y adaptaciones de la democracia directa, según el modelo del ágora ateniense o los cantones suizos, trasladados a la era digital. Pero dicha evolución también abre posibilidades menos deseables: candidatos carismáticos o bien financiados (o ambas cosas) tienen ahora más posibilidades de obviar el escrutinio y los procesos de selección de los partidos políticos e irrumpir en la competencia para los votos simplemente con promesas atractivas para la población, una personalidad atractiva y mucho dinero para financiar su campaña electoral (muchas veces sin que importe demasiado el origen de los fondos).”

El PLD con esta fórmula obtuvo 6 victorias consecutivas hasta que trató de aplicarla en lo presidencial con el triste penco candidato. No aceptaron el duro golpe que representó la salida del expresidente Fernández de sus filas, asumiendo una actitud de apatía al restar constantemente importancia a las renuncias constantes de dirigentes que no veían el norte bajo el liderazgo de Medina y mucho menos futuro con el candidato.

El PLD en su ejercicio longevo del poder, se cerró a la sociedad desconociendo que la política es la ciencia de las transformaciones sociales. Sin entender otro punto de vista que expone Naím en su obra anteriormente mencionada, los partidos políticos son el principal medio de participación electoral, pero ante la ausencia ideológica son más cóncavos ante nuevas formas de participación, mientras el PLD paso de un ejercicio populista del poder al autoritarismo sin comprender las exigencias de los sectores sociales, abrió la caja de pandora para pasar a ocupar su lugar junto al PRD y PRSC.

Al día de hoy, el PLD compite por su legitimidad política que solo la podría preservar de obtener el segundo lugar en el torneo electoral del 2024, en algunas encuestas han salido por debajo de la opción ninguno junto al otro partido opositor.  Con miras al torneo electoral del 2024, el PLD no cuenta con ningún partido aliado.

El PLD en la actualidad carece de vocación de poder, al haberse degradado en el ejercicio del poder.

Creo prudente concluir con la siguiente frase de Max Weber, cito: “El que se dedica a la política lucha por el poder, bien como medio para lograr otros fines, ideales o egoístas, o bien para alcanzar el poder por el poder, es decir, para disfrutar del sentimiento de prestigio que el poder confiere.”

Por Jesús M. Guerrero

Comenta