«¡Bochinche, bochinche esta gente no sabe sino hacer bochinche!´´
(Francisco de Miranda, en: La tragedia del Generalísimo, de Denzil Romero.)
El Bururún Bararán de los actores y cuentistas de la política criolla tropical es otra expresión que se orienta en el sentido de aquello a lo que alude Miranda con su célebre expresión.
En ese sentido sólo hay que examinar dos expresiones y el contexto que actualmente vive la sociedad dominicana con el problema haitiano
Por un lado, Luis Rodolfo Abinader Corona: «Si Juan Bosch estuviera vivo estaría del lado de la transparencia.« (Nueve (9) de Septiembre del dos mil veintitrés (2023))
Y, por el otro lado, Leonel Fernández Reyna: «Si Peña Gómez estuviera vivo estaría del lado de los pobres.« (Diez (10) de Septiembre del dos mil veintitrés (2023))
¡Oigan la Luna por donde andan éstos dos…!
Se trata de dos expresiones fundadas, a su vez, en dos personajes (Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez) que han sido funestos para el destino de la Nación y del Estado dominicanas.
Quienes las profirieron están entretenidos y su entretención se la quieren extender al pueblo dominicano para que éste no despierte no obstante la amenaza de muerte que pesa sobre su existencia.
Con dichas dos expresiones le crean un ridículo circo de distracción al pueblo dominicano respecto de su principal problema: que está avocada a desaparecer la Nación dominicana y, de consiguiente, el Estado dominicano por la ocupación in crescendo que del territorio dominicano vienen realizando los haitianos.
Esos dos dirigentes políticos (Luis Rodolfo Abinader Corona y Leonel Fernández Reyna) están claramente distanciados del interés nacional, a ninguno de los dos les importa el destino de la Nación dominicana que parece irremediablemente comprometido, condenado y sellado precisamente por la desidia e incuria de comportamientos pueriles como esos.
Ellos quieren que el pueblo dominicano continúe entretenido con tonterías, con cosas de pacotilla, no obstante cernirse sobre él una amenaza existencial aterrorizante.
Sus actitudes son meras distracciones para el pueblo dominicano, para que este no comprenda la amenaza de la fatalidad que lo circunda.
¡Tremendo el «jueguito«! ¡Tremendo «jueguito«!
«Jueguito« porque ellos creen que esto es un juego donde ellos pueden corretear como niños a lo largo y a lo ancho en una competencia por quién domina el poder político, por quién domina la Justicia, por quién domina el control del enriquecimiento, etcétera. Sin pensar que mientras ellos están en ese jueguito inserio la alfombra se la están sacando de los pies ellos mismos, pues desaparecido el Estado dominicano también desaparecerán ellos e igualmente desaparecerán sus riquezas y sus instrumentos de poder de todas índoles en este territorio que pasará a ser propiedad de otro pueblo diferente al dominicano.
Los dos son claros representantes de los distraídos, de los indiferentes, de los indolentes, de los que le sacan provecho a los negativos avatares de la Nación.
Pero realmente ambos son conocedores del trasfondo y de las circunstancias de los amenazantes tiempos presentes para la existencia de la Nación y del Estado dominicanas, aunque nada de eso a ellos dos les importa… Nunca les ha importado, no les importa y cuando les quiera importar será tarde y rumiarán sus errores pecaminosos para con la Patria desde Miami u otra ciudad extranjera a donde saldrán huyendo cuando el telón de la tragedia irreparable se cierre definitivamente sobre el destino de la Patria.
Entonces el efecto del paso del tiempo empezará a permitirles leer de manera crítica sus actuaciones pueriles, y a la vez indolentes, sólo que ya habrá sido totalmente tarde para la existencia de la Nación y del Estado dominicanas.
Mientras tanto, esa amenaza ominosa que se cierne sobre la existencia de la Nación y del Estado dominicanas ellos la amañan, la ocultan, la callan, la maquillan de una manera sórdida, es decir, de una manera indecente, miserable, sucia, maliciosa para seguir haciéndose los desentendidos y jugando al papel de «los graciosos cipayos« frente a los poderes extranjeros que están detrás de la desgracia que se cierne amenazante sobre la existencia de la Nación y del Estado dominicanas.
Ellos dos quieren que el pueblo dominicano viva un presente de extravíos, de desorientación suicida.
Su total carencia de escrúpulos está conduciendo a grandes porciones de este pueblo a un proceso verdaderamente caótico del que ellos dos sólo despertarán cuando tengan frente a sí la última frontera de la amenaza en cuestión con sus aberrantes ilustraciones truculentas.
Su actitud es infame, es desorientadora y retrata el carácter macabro de los dos para con la existencia de la Nación y del Estado dominicanas.
Buscan silenciar el problema,… Buscan que no sea posible descubrir pista alguna de ese destino al que siguen contribuyendo a abocar la existencia del pueblo dominicano.
Sus obtusas «dignidades«, dobladas y retorcidas por sus ambiciones políticas y económicas, les lleva a tener a cada uno su particular `forma mentis` para seguir cada cual una burda patraña que le cree distracciones al pueblo dominicano, para que el pueblo dominicano no comprenda la amenaza de la fatalidad que lo viene cercando.
En sus mentes quieren tener la irrepresentabilidad, es decir, quieren alejar las posibilidades de una representación de la tragedia, de una representación del culmen de esta.
Optan voluntariamente por hacerse los desentendidos y quieren que esa amenaza le pase desapercibida al pueblo dominicano, que las noticias de lo que está pintado claramente en el panorama histórico sean algo evanescente, algo que se disuelva como el humo para éllos seguir con su infantil «jueguito« que sólo a ellos les conviene.
…Y cuando las circunstancias los obligan a tener que referirse al tema que desearían evadir salen con morbosas reflexiones que no son propias de un dominicano que se sienta seguidor de Juan Pablo Duarte.
…¡Tremendo el «jueguito«! ¡Tremendo «jueguito«!
Por Lic. Gregory Castellanos Ruano
