‘’La religión es algo verdadero para los pobres, falso para los sabios, y útil para los dirigentes’’. Lucio Anneo Seneca
Nada ha cambiado en la cultura vernácula respecto a los políticos que dirigen los asuntos domésticos de la nación. El destino de los Dominicanos, ha tenido la desdicha de caer en manos improvisadas, respecto a las decisiones, que se toman de modo antojadizos y por métodos que solo unifican criterios meramente personales, para la toma de decisiones de cara al interés colectivo.
Los políticos se imponen cada cuatro años mediante el escrutinio de votaciones, en la que salen favorecidos mansos y cimarrones; se hace política porque en una inmensa mayoría (‘’se supone’’) deberá primar la vocación de servicio.
El interés colectivo, no se toma en cuenta, a la hora del político asumir su rol de gestor y proveedor al ciudadano desde el Estado, en cuanto a políticas públicas se refiere. Una situación que se ha estado dando desde hace décadas, es la de votar por legisladores, que no tienen un compromiso real con la nación y mucho menos formación política de conciencia, para incidir en propuestas trascendentales que mejoren la calidad de vida del ciudadano, y fortalecer el orden democrático para una mejor convivencia.
Es preocupante, como desde el poder político, se les abre las puertas a personeros con poco nivel y de abolengo dudoso, lo cual dejan mucho que desear a la hora de conceptualizar para defender un proyecto de ley. Los tenemos a la vista, ni saben expresarse y muy poca fluidez en el lenguaje; por otro lado, los empresarios de diferentes litorales, el cual meten sus millones a la tómbola, para salir premiados en una decisión, que el ciudadano común no le ha conferido ese derecho y confianza, sino, por el arrastre de una boleta que lo retrata, con un candidato con posibilidades de triunfo; eso es parte de la desgracia que vivimos todos los contribuyentes, cuando nos meten gatos por liebres en los asuntos de Estado. Son muchos los países en latino américa, incluyéndonos, que tienen un mínimo de requisitos, para que un legislador haga carrera en el congreso. Solo en México y Nicaragua, se exige un alto grado de requerimientos, para que un legislador pueda concursar por un puesto en un hemiciclo.
Todavía se debate una ley de partidos que pudiera contribuir a que se haga lo debido para poner la casa en orden. La profilaxis es imperativa y urgente. Un país como el nuestro no puede seguir con el desorden institucional y dándose el lujo de manejar cuantiosos recursos, sin mayores controles y con dinero de procedencias desconocidas, en la que no se sabe, que manos entran a los bolsillos de los partidos políticos. Por otro lado el contribuyente no está obligado a mantener a los partidos, donde cada uno recibe cuantiosas sumas millonarias y sin que posteriormente presenten un estado de situación con fines de transparentar los gastos a final de una jornada electoral. Es un dinero que no sabemos si llegan a gastarlo en un cien por ciento.
Debemos, imitar el modelo americano, en la que todo aquel ciudadano que desee votar a un candidato, sencillamente, envía su contribución mediante cheques o pagos por transferencia electrónica, para que dicha contribución quede registrada de manera transparente; pero de ahí a que tengamos que mantener con nuestros impuestos, partidos mayoritarios y minoritarios? Eso representa una carga cuantiosa para todo ciudadano, que se ve compelido a esa clase de adefesio, propiciado por los gobiernos y organismos de otras instancias. El ciudadano exige una mayor consideración en cuanto al retorno de los servicios que no recibe y con un gasto publico que corroe hasta empobrecernos con tantos impuestos injustificados. Estamos siempre expuestos a medidas arbitrarias que frustran y espantan a todo ser vivo. Se debe llegar al poder con el menor compromiso posible, en donde el cabildeo no tenga cabida. Eso es una utopia.
Por: Carlos Martínez Márquez
