Probablemente esta es una faceta totalmente desconocida para muchos como tenida por algunas celebridades de las letras latinoamericanas. Me refiero a Rubén Darío, a Pedro Henríquez Ureña y a Jorge Luis Borges.
El brillantísimo vate nicaragüense Rubén Darío escribió «Thanotopía«. Pedro Henriquez Ureña escribió «El hombre que era un perro«. Y Jorge Luis Borges escribió «There are more things«.
Este género basado en lo sobrenatural, es decir, en aquello para lo cual el hombre no tiene explicación porque desconoce lo que ocurre y porqué ocurre lo que ocurre se aprecia en su substancia por su capacidad de provocar un cierto nivel de inquietud, de miedo.
Lo sobrenatural que trata Rubén Darío es lo sobrenatural relacionado con el vampirismo, tema que se puso muy de boga para su época a raíz de Bram Stoker escribir, a finales del siglo XIX, la obra maestra del género: Drácula.
Lo sobrenatural que trata Pedro Henríquez Ureña es lo sobrenatural relacionado con la capacidad de un ser humano transformarse en un animal, en el caso de la especie, en una criatura canina. Se trata de una temática tan antigua como la misma Humanidad y muy común a muchas culturas primitivas. El cuento en cuestión de Pedro Henríquez Ureña está muy bien logrado tanto en la forma como en el referido objeto perseguido con el mismo.
Lo sobrenatural tratado por Jorge Luis Borges es lo sobrenatural procedente del espacio exterior: la presencia de una inquietante criatura extraterrestre en una casa muy conocida por Borges en Argentina.
La lectura de Thanatopía de Rubén Darío no me provocó la más mínima inquietud, por el contrario la lectura de «El hombre que era un perro« de Pedro Henríquez Ureña sí me causó esa sensación. Y ni hablar de la lectura de «There are more things« de Jorge Luis Borges.
Borges conocía, si acaso no en su totalidad, probablemente en gran medida, la obra de Howard Phillip Lovecraf como Sumo Pontífice del Horror Cósmico. Tres datos lo confirman: primero: Borges lo menciona con cierta amplitud en una de sus conferencias; segundo: como Director de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires Borges le hace el juego a Lovecraft cuando dice que él (Borges) pudo ver directamente el ficticio grimorio del Necronomicón en dicha biblioteca, dando lugar esto a la duda de si realmente existe o no existe dicho libro maldito; tercero: en una de las entrevistas que le fueron realizadas califica la producción literaria de Lovecraft como «atroz«, esto en el buen sentido del término, es decir, queriendo significar la altísima calidad lograda por Lovecraft en su género del cuento del Horror; y cuarto: le dedica al propio Lovecraft su excelentemente logrado cuento «There are more things«, el cual está inspirado en el Horror Cósmico del cual Lovecraft es el perfilador y el máximo exponente, El Sumo Pontífice del mismo.
En Thanatopía de Rubén Darío aprecio un dualismo: por un lado, acierta creando una descripción de una atmósfera de soledad y tristeza en el joven protagonista del cuento; y, por el otro lado, hay un déficit en la creación de la atmósfera destinada a generar el horror en el lector ya que sólo genera el horror de dicho joven de su narrativa, lo cual es producto de que pasa de una atmósfera a la otra con una rapidez demasiado grande. Por lo que el impacto del horror sufrido por el joven sólo logra ser apreciado por el personaje en cuestión, más no así por el lector del cuento.
Por Lic. Gregory Castellanos Ruano
