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12 de mayo 2024
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OpiniónCarlos Martínez MárquezCarlos Martínez Márquez

El hombre del bigote fofo y de cerebro estéril

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’No se establece una dictadura para salvaguardar la revolución, se hace la revolución para establecer la dictadura’. George Orwell

Y, es que la energía motora que emana de sus sesos provoca una dicotomía, que disloca su sistema nervioso central y la conexión de su  recto para excretar oro negro; así por igual, debe tener la conciencia, que no habría medio de contraste que transparente una imagen clara de sus vísceras como van en deterioro.

El régimen de Nicolás Maduro es un insulto y una blasfemia de quienes sufren la embestida de un toro que no le importa para nada el entorno de paz y sosiego de su pueblo, viviendo del engaño y burlándose de la comunidad internacional, como si estuviera en un zoológico que lo reduce a un chimpancé, haciendo muecas para caer en gracia.

El socialismo es una farsa; quienes están dentro de ese ‘’priorato’’, lo han hecho con la intención de crear una federación de caballeros templarios- con el objetivo- de crear una estructura económica y fortificaciones para el blindaje de ciertas impunidades por todos los desaciertos que han enturbiado la paz y libre albedrío del pueblo venezolano.

La Venezuela de hoy es una pesadilla ‘’endemoniada’’ en términos laberinticos, y que para nada se parece a la de antes, incluso, a la del extinto Hugo Chávez. Vi en ese personaje -(Chávez)- un liderazgo natural que se enquisto en el poder siendo un demócrata, porque así le convenía aparentar y termino siendo un gran dictador, porque consolido a su alrededor, una república en miniatura- echándola en sus bolsillos.

La república bolivariana fue construyéndose sobre la base de jueces ‘’patriotas’’, pero con unos prontuarios criminales de alto nivel, con antecedentes delictivos, incluso, homicidios: ‘’aquellos que no estaban en esa tesitura, actuando como jueces disidentes, contrariando el régimen, pues les esperaba la cárcel o el exilio como salida y que estos eran desfigurados moralmente ante las cámaras de televisión’’.

Hace dos décadas, que Venezuela viene arrastrando la cadena de la desgracia, y que desafortunadamente, cuando se pensó que el régimen desaparecía con la muerte de su líder, la mano misteriosa e inequívoca señala con el dedo cianótico y moribundo, a la medusa de enorme y múltiples cabezas, pero esta vez con una réplica de bigote Estalinista- para mala suerte- hundir en el océano de la desesperanza, al pueblo venezolano, que al día de hoy, buscan en sus propios escombros, los residuos de carbohidratos para sobrevivir un día más, para preservar la fe en busca de un mañana mejorado.

La dictadura del caballero templario carece de sensatez e ideología, agarrado de la mano del dictador ruso Vladimir Putin, pero con un cerebro más funcional, cuya inteligencia le ha puesto a hegemonizar con su poderío económico y bélico, incursionando en otras fronteras… y de la otra mano, la del ‘’espadachín asiático’’- conformando la federación tripartita, con el bigotudo colocado en el centro: su oro negro  ha sido el único sostén de preservarse en Miraflores.

El bigote negro suramericano- hereda de Chávez- el poder militar y policial a sus pies y unos tantos acólitos armados, utilizados para amedrentar voluntades a puro plomo. Son grupos de fuerzas de choques que desde el principio de gobierno chavista, andaban en motocicletas y como son en la actualidad como si fueran los ‘’Sioux a caballo del fuerte apache’’, con la encomienda de destruir mediante disparos y bombas, locales de emisoras y televisión, empresarios u obispos.

Se sentó un mal precedente con el señalamiento a dedos, la distribución y asignación de poderes. Maduro lo controla todo y la tanta sangre que le ha costado al pueblo venezolano derramar, que quien sabe por cuánto tiempo más.

Poner a disposición los poderes del estado a un gobernante, tarde o temprano, termina siendo un dictador; pero el Stalin de Suramérica rompió el record Guinness, que en menos tiempo, logro consolidarse como un dictador análogo y anacrónico, tratando de imponer un modelo castrista que paulatinamente lo han estado desestimando los propios cubanos.

Cuando hay dinero de por medio, no importa qué modelo de gobierno tengamos, y para colmo al llegar el chavismo, que lo puso en el momento correcto de la historia, en donde el capitalismo genero una crisis global, llevando a millones a perder sus hogares, surgen los mismos comunistas de siempre con disfraces de propuestas de populistas justicieros.

Esa crisis a la que me refiero es lo que impide que Hugo Chávez fuera visto de otro modo y no como el dictador que siempre fue: el Stalin Suramericano, Nicolás Maduro, ha ejercido la dictadura de manera demencial, sin ninguna ideología ni doctrina que lo sustente, en el desempeño mesiánico, en su afán de confundir a una gran parte de la comunidad internacional.

El palacio de Miraflores se ha constituido en el santuario más abyecto que podemos observar, desde donde se trazan las estrategias para crear el caos y confundir a la comunidad internacional, haciéndonos creer que la mano del ‘’imperialismo’’ ha tenido que ver con los eventos desestabilizadores que el propio régimen ha creado.

Estos grupos son de muy bajos instintos y   capaces de cualquier cosa: se sienten apoyados por los rusos y por los chinos, pero el día menos pensado, le sacaran la alfombra debajo los pies y la caída será estrepitosa, quedando así, un bigote fofo flotando en el ambiente, y una cabeza debilitada sin sustancia gris que la sostenga. ¡Qué verdadero fracaso el del líder de la revolución bolivariana, que no ha sabido sobrellevar la crisis de su pueblo acorde a los tiempos, aun con la riqueza que ostenta para generar fe y esperanza!

Que gran estafa! Venezuela, siendo un país rico, que por un dictador encaprichado, ha llevado a su gente a la pobreza extrema. El bigote negro estalinista es incompetente para negociar en buena lid en favor de su pueblo. La riqueza que ostentan de manera personal, el tiempo, no les será suficiente para disfrutarla, porque tengámoslo por seguro, que nada de lo que han robado, podrán entrar al reino de los cielos con tan pesado equipaje.

Las opiniones mediáticas están divididas respecto al tema de Venezuela, pero no logro comprender, como es que defienden una dictadura, a sabiendas de que aquello que se está viviendo es una realidad.

El desmantelamiento del estado bolivariano, de la que solo quedarían escombros, se les viene encima. Aquellos comunicadores y líderes de opiniones y personas común y corriente, que defienden a ese régimen, deberán revisarse; que se tomen unos días de vacaciones y se las pasen en Venezuela, para ver si resisten dos o tres días, de no encontrar nada que comer.

Aventurarse a una intervención, no sería una solución necesaria, si tomamos en cuenta la presencia de los cubanos, rusos y chinos en suelo suramericano, solo llevaría a esa nación a la destrucción, si otras fuerzas de coalición con Norteamérica intervienen, al margen de las tantas intervenciones militares de Rusia, como en otras regiones de Ucrania, incluyendo a Crimea. Son injerencistas por igual; acaso, no es eso lo que han hecho con Venezuela, y los asiáticos por igual? Entonces el asunto no es solo de fondo, si no de forma.

Hay que guardar las apariencias. A Norteamérica, no se le puede llamar del mismo modo, porque están contemplando otras posibilidades estratégicas sin que haya pérdidas humanas, utilizando la diplomacia como un elemento importante para disuadir cualquier contingencia ante un derramamiento de sangre. Venezuela está en una situación delicada, porque hay demasiados intereses de todos los bandos, y los únicos que salen perdiendo son los propios venezolanos, y que la inmensa mayoría no está con ese régimen.

Al bigote negro de la república bolivariana, la historia le pasara factura, cuando su mensajero de la muerte toque a su puerta y no haya tiempo para redimirse. A Diosdado, la propia maldad, le ha dejado sin cabello, que  lo suyo también está escrito con tinta china.

 

Por: Carlos Martínez Márquez

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