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31 de diciembre 2025
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OpiniónJoan FelizJoan Feliz

El golf como clave del turismo premium: Cap Cana lo sabe muy bien

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En el negocio del turismo, hay palabras que están de moda y otras que son estructurales. Hoy se habla mucho de sostenibilidad, innovación, tecnología o branding de destinos. Pero hay una que ha demostrado con hechos —no con discursos— que marca una diferencia real en los niveles de inversión, plusvalía y perfil del visitante: el golf.

Y si hay un destino en República Dominicana que lo ha entendido y ejecutado con precisión estratégica, ese es Cap Cana. Un proyecto concebido desde cero con una visión clara: ser la referencia del turismo premium en el Caribe. Dos décadas después, Cap Cana es una marca país por sí sola. Y en el centro de esa historia de éxito está Punta Espada, un campo de golf de clase mundial que no solo ha atraído torneos y golfistas, sino millones en inversión inmobiliaria, marcas de lujo y una comunidad global que hoy llama a Cap Cana “hogar”.

Punta Espada: donde todo comenzó

Diseñado por Jack Nicklaus y clasificado durante años como el mejor campo del Caribe y México por la revista Golfweek, Punta Espada fue desde el inicio más que un atractivo: fue la piedra angular de la estrategia de Cap Cana. Integrado con la naturaleza, bordeando el mar y ofreciendo una experiencia de juego sin precedentes, logró posicionar a la zona como destino de golf antes incluso de que se construyera el primer hotel.

Desde entonces, su impacto ha sido profundo. Las villas y apartamentos cercanos a Punta Espada se valorizan hasta un 30% por encima del promedio de propiedades en Cap Cana. Además, ha atraído un público exigente, con alto poder adquisitivo, que no solo visita: invierte, regresa, construye y se integra a la comunidad.

El golf como ancla de lujo, experiencia y plusvalía

El turismo de golf es más que un nicho: es una industria con cifras contundentes. Según la International Association of Golf Tour Operators (IAGTO):

Mueve más de US$20,000 millones anuales en todo el mundo.

Los golfistas gastan un 35% más por día que el turista promedio.

Se quedan más tiempo y viajan en temporadas bajas.

Además, el golf es un imán para la inversión inmobiliaria. Proyectos como Casa de Campo, Cap Cana y Punta Cana Resort & Club lo han demostrado. Pero en el caso de Cap Cana, el enfoque ha sido aún más preciso: no basta con tener un campo. Se ha creado un ecosistema de lujo donde el golf es solo la puerta de entrada.

Marcas premium, inversiones récord

Hoy, Cap Cana es el destino con mayor concentración de marcas hoteleras y residenciales de alto nivel en República Dominicana. Algunas cifras y nombres lo confirman:

St. Regis Cap Cana (Marriott): hotel y branded residences frente al mar y al campo de golf, con una inversión que supera los US$200 millones.

Hyatt Zilara y Ziva: un complejo all-inclusive de lujo que ha redefinido la experiencia hotelera en Juanillo Beach.

Eden Roc Cap Cana, miembro de Relais & Châteaux, referencia regional en alta cocina, servicio y hospitalidad boutique.

Mojáyá Cap Cana, un innovador proyecto de branded residences orientado al mercado global de inversionistas jóvenes y digitales, con precios por metro cuadrado al nivel de destinos como Tulum o Costa del Sol.

Además de decenas de proyectos residenciales como 7 Mares, Green Village, Aquamarina, The Palms y nuevos desarrollos inmobiliarios dirigidos al inversionista extranjero y el dominicano ausente.

Estas marcas no apuestan a destinos masivos. Apuestan a destinos con reputación, estabilidad, producto coherente y visión. Cap Cana ha construido esa credibilidad durante más de 15 años, y hoy recoge los frutos con ocupaciones sostenidas, precios récord y una comunidad consolidada.

Cap Cana no solo vende lujo: vende comunidad

Lo que diferencia a Cap Cana de otros desarrollos es que no ofrece simplemente propiedades. Ofrece una forma de vida. En Cap Cana, el lujo no está en el mármol o la tecnología, sino en la armonía, la planificación, la seguridad, el entorno verde, la marina funcional, el acceso controlado y las relaciones que se forman entre los residentes.

El golf, en ese ecosistema, cumple un rol social clave. El club de golf es un espacio de networking, confianza, negocios, cultura e integración. Es donde se comparten ideas, se hacen inversiones y se construyen relaciones duraderas, lejos del turismo de paso. Por eso, no es exagerado decir que Punta Espada ha sido el alma del proyecto Cap Cana.

Los beneficios del turismo premium para el país

El turismo premium no se mide por la cantidad de visitantes, sino por su impacto. A diferencia del turismo de masas, el premium deja más valor por persona y menos presión sobre el territorio. Algunos de sus beneficios concretos:

Mayor ingreso por visitante: un turista premium puede gastar entre US$500 y US$2,000 diarios, incluyendo alojamiento, golf, gastronomía y actividades.

Empleos de mayor calidad: hoteles y residencias de lujo demandan personal altamente calificado, con mejores sueldos, formación y oportunidades.

Fidelización: el turista de alto nivel tiende a repetir el destino, comprar propiedades o recomendarlo en círculos influyentes.

Bajo impacto ambiental: al trabajar con menor densidad y mayor planificación, el turismo premium puede integrarse de forma sostenible.

Aporte a la marca país: destinos como Cap Cana, Casa de Campo o Amanera en Río San Juan posicionan a República Dominicana como más que “todo incluido”, elevando el prestigio nacional.

Atracción de inversión extranjera directa (IED): el turismo premium es una vía probada para captar capital privado internacional en sectores como construcción, banca, hospitalidad y tecnología.

Una lección para los nuevos polos turísticos del país

Hoy, mientras el país apuesta por destinos como Punta Bergantín, Miches, Pedernales o Barahona, conviene mirar con atención la fórmula que ha funcionado en Cap Cana. El golf, bien ejecutado, puede ser el hilo conductor para unir turismo, real estate, sostenibilidad e innovación.

No es solo una atracción más. Es un ecosistema. Un campo de golf genera plusvalía, reputación, comunidad e inversión. Es una inversión estratégica que se multiplica en villas, torres, plazas comerciales, escuelas, hospitales y servicios complementarios. Cap Cana lo entendió. Y ha hecho de ello su mayor fortaleza.

Conclusión: crecer con calidad, no con cantidad

La República Dominicana está en su mejor momento turístico. Pero el crecimiento no puede medirse solo por millones de visitantes, sino por lo que esos visitantes dejan, construyen y provocan en el largo plazo.

El turismo premium debe ocupar un lugar central en la nueva estrategia país. Y en ese escenario, el golf no es un lujo: es una herramienta de desarrollo inteligente. Cap Cana lo sabe muy bien. Ojalá el país también.

Por Joan Feliz

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