El concepto “deterioro” tiene su origen etimológico en el latín, cuyo significado original deviene de la definición de “lo peor que puede sucederle a algo.” Su forma de escritura es “deteriorare”, podríamos decir que para este tiempo en que vivimos hoy se trata de una degradación significativa que afecta la salud social. Y lo hace porque es un desgaste que se produce por obra y gracia del uso que hacemos de algo sin el debido mantenimiento. El deterioro de un asunto también se produce por causa de los fenómenos climáticos, los accidentes o por acciones voluntarias de personas o grupos.
En el caso del deterioro de la docencia en todos los niveles de la educación puede ser una consecuencia del agotamiento de modelos, por la rutina de los procesos o porque las personas no encuentren sustancia en los contenidos, las metodologías, el liderazgo o la propia esperanza de cambio a través del conocimiento que se adquiere en las aulas en estos precisos momentos del calendario histórico.
Lo que percibo a través de mis contactos diarios con los actores, es que como consecuencia del paso del tiempo la sociedad esta enferma, desesperada en su ausencia de práctica de la espera. La depresión es uno de los síntomas de mayor peligro para la sociedad que conocemos y que pervive entre grandes incertidumbres. Esta situación desesperanzadora es agravada por la percepción amoral de los políticos, religiosos y líderes sociales destacados entre la ciudadanía. Es una condición que lleva a las personas a empeorar su salud mental y física, sumando lo particular a una crisis global, llevando a la sociedad hacia un aumento degenerativo que cada vez se hace más notable.
El deterioro cognitivo de la sociedad nos produce miedo, aunque ese fenómeno sea solo a flor de piel, pero se trata de un gran problema para la sociedad en sentido general, que ve en el sistema político una inoperancia en sus facultades. Si la escuela va mal, la sociedad no puede ir bien, aunque se presuma a través de la comunicación, discursos y promesas de mejoras. Cuando un pueblo alcanza el deterioro de la perdida de la memoria, esta sin lugar a dudas presentado un grave síntoma de grave enfermedad social, que pronto se notará, porque perderá facultades y ámbitos tales como, la protesta, la solidaridad y la compasión entre otros valores habituales de la cultura regional o nacional.
Siendo justo, ese proceso deterioro de la docencia también encuentra razón en distintas dimensiones, podríamos hablar del costo de la vida y la escala salarial del docente. También podríamos esgrimir la desvalorización social de la docencia, en un momento en que la familia está alejada de la escuela y los padres no conocen a los profesores de sus hijos. En ese mismo orden, podemos ver razones ideológicas, esa pérdida del sentido social del oficio docente que se acrecentó con la caída del muro de Berlín y la caída del mundo socialista, acontecimientos que impactaron el mundo ideológico. Podrimos entrar en el análisis de relatos, llevados a categorías textuales y como estructuras de relaciones, para ser desglosadas a través de estudios y técnicas de investigación, para ayudar a la sociedad. Se ha demostrado a través de estudios, que existe una regulación contractual asimétrica dependiendo de si el empleador pertenece al sector público o privado. Esta asimetría determina condiciones de trabajo muy diferentes para quienes se desempeñan en uno u otro sector e incentiva una segmentación de los docentes de acuerdo al tipo de empleador y de acuerdo a la edad de los profesores.
Quizás sea importante realizar estudios al respecto de las diferencias salariales entre docentes del sector público y el privado. El ministerio debe realizar investigación para determinar la relación horas de aula/horas de trabajo para los profesores dominicanos para valorar su condición respecto a la proporción 50%/50% que es el promedio de países de la OCDE. Esto es de suma importancia para ver si la carga de trabajo docente sobrepasa o no las horas anuales en aula. Otro fenómeno digno de estudio es la determinación del número de alumnos por curso, para observar cómo afecta el trabajo docente en el aula. Creo oportuno proponer algunas posibles soluciones para mejorar y por ende frenar el deterioro del oficio docente. Por ejemplo, podría subsidiarse la contratación de profesores del sector privado de la educación con mayores necesidades, aquellos colegios que sirven servicios a sectores marginados.
El Ministerio de Educación de la República Dominicana no ha creado las condiciones sociales para otorgar merito social a los profesores y en consecuencia los docentes no están valorados en su justa dimensión. Por ejemplo, es absurdo el dato histórico de que nunca han sido tomados en cuenta para trabajar y concebir las políticas nacionales de formación de profesores ni mucho menos para trabajar el currículo escolar que ellos tienen que impartir durante los procesos áulicos. Se habla de atraer estudiantes meritorios para que estudien la carrera de educación, sin embargo, no se plantean políticas que incentiven el ingreso de estudiantes talentosos a estudiar pedagogía. Para lograr que estudiantes de calidad egresados del bachillerato estudien educación, se deben trabajar incentivos económicos, de reconocimiento social y procurar una formación inicial de calidad que garantice el mantenimiento y continuidad en el puesto docente y las prerrogativas de educación continuada, acceso a una bibliografía pertinente, capacitación tecnológica, intercambio interinstitucional entre escuelas, intercambio internacional con el objeto de observar experiencias cualitativas y formación humana.
Por Francisco Cruz Pascual
