En ninguna parte del mundo la Policía Nacional está para cuidar a periodistas de manera individual. Esa no es su función, no es su deber.
La PN tiene una misión específica y es la de velar por el orden público y la seguridad ciudadana, no la de una persona en particular.
Es un descaro y una osadía que un periodista reclame de manera pública que le hayan retirado a dos o más policías que le servían de seguridad privada, pero pagados con el dinero del pueblo.
Es que nunca debió tenerlos. Es un atrevimiento y una imprudencia de cualquier jefatura policial endosar agentes policiales para cuidar de manera individual a ciudadanos.
Es descabellado, desconsiderado, irracional e insensato gestionar por medio de influencias una vigilancia policial de manera particular e individual, frente a una sociedad desprotegida que grita a los cuatro vientos por una mayor seguridad ciudadana.
El deber de un periodista es abogar, desde su tribuna, porque el Estado proporcione una seguridad ciudadana eficaz, en lugar de actuar de manera egocentrista, pensando sólo en él y en su reducido entorno.
Es una mala práctica, que encaja en el egoísmo, alejándose a distancia de la rectitud, dignidad y bondad que debe caracterizar al ser humano.
Pensar sólo en ti mismo, revela un serio problema de conducta humana, inaceptable en una persona llamada a llevar el buen mensaje a la población.
Y es un descaro y una frescura reclamar en público lo que nunca debiste tener, por ilícito e ilegal.
Los policías a las calles, no en las espaldas de sujetos que se creen más importantes que el ciudadano común.
POR LUIS BRITO




