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8 de mayo 2024
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OpiniónJosé NúñezJosé Núñez

El carisma en los políticos dominicanos está como el rodio

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El carisma al ser una capacidad especial, es decir, que no es común, ni es general obviamente, es una cualidad particular, que por lo tanto escasea entre los seres humanos, de ahí es que ese Don está reservado para algunas personas.

Del párrafo anterior se desprende, porqué no es común que entre nuestros políticos interesados o aspirando a ser presidente del país, uno puede darse cuenta con una simple observación, que esa condición de atraer o fascinar a los demás, realmente le he bastante escasa a nuestra clase política dirigencial.

Por eso, cuando buscamos la comparación del carisma de los políticos dominicanos con algo que se le asemeje, le cae como «la uña al dedo» la del metal precioso llamado rodio, el cual además de ser entre su clase el más costoso y escaso, por lo tanto, posee las características de que existe en muy pocos países y en cantidades limitadas, o sea, que es muy especial.

Por lo tanto, no es causal cuando analizamos el carisma de los políticos dominicanos en los últimos 70 años, podemos constatar que los lideres carismáticos no han sido muy comunes, y si lo dividimos en dos etapas, podemos poner en la primera, apenas cuatro o cinco nombres, en la misma encabezarían la lista; Rafael Leónidas Trujillo, Joaquín Balaguer, Juan Bosch, José Francisco Peña Gómez y Jacobo Majluta.

Trujillo, en su funesto gobierno de más de tres décadas, este sátrapa dio más que muestra, que a pesar de los pesares, era un dictador carismático, aunque mucha gente le temía, otras odiarle, también existían muchas personas que lo seguían y adoraban.

Joaquín Balaguer, era un hombre discreto, que sus pasos los daba calculados y fríamente, su carisma no era de dudarse, incluso, ya en el ocaso de su carrera, cuando se formó el Frente Patriótico con el PLD en el 1996 para cerrarle el paso a Peña Gómez y al PRD, fue como una despedida con sus masas, cuando dijo en un acto para la ocasión en la media naranja del Centro Olímpico; «El camino malo está cerrado, cerrado definitivamente», ese lugar se quería venir abajo, y la histeria de los reformistas no podía ser con más frenesí. Esas emociones en su gente, solo las pueden despertar los líderes con carisma.

Con el profesor Juan Bosch, por su gran carisma y ser un organizador nato, que lo llevaron a formar dos partidos mayoritarios en el país, y que ambos han estado en el Poder, donde su «obra cumbre», el PLD, se mantiene actualmente gobernado la Nación, lo que también es uno de los rasgos distintivos de este gran líder carismático.

José Francisco Peña Gómez, su carisma era tan electrizante que una gran mayoría entiende, que esta fue su cualidad más sobresaliente como político, oigan esta frase discursiva de este  gran líder;  «aquí está el negro como la noche…», y sus seguidores al escucharlo, estallaba en emociones desenfrenadas, realmente fue un político que deleitaba las masas hasta los extremos.

Jacobo Majluta, sus críticos y más aún sus seguidores, les reconocían sus cualidades de tener Don de gente, de líder, y por lo tanto, al ser un hombre querido, le ratificaban que ciertamente también era carismático.

En la segunda lista de nuestros líderes verdaderamente carismáticos, tendríamos a las figuras políticas de; Hatuey de Camps, Leonel Fernández, Hipólito Mejía y al último que adquirió esta cualidad, Danilo Medina.

Hatuey de Camps, formado desde muy joven en las lides políticas, dirigente estudiantil del más alto nivel, también fue una figura preponderante en el PRD, lo que hizo en él, desarrollar sus condiciones carismáticas, y hoy se encuentra entre los líderes políticos que sin haber llegado a la presidencia, nadie le cuestiona que poseía carisma.

Leonel Fernández, es sin lugar a dudas el más carismático entre los políticos de su generación, con un discurso que lo hace comparar con los líderes Joaquín Balaguer y Peña Gómez, apalancando sus mensajes en una sólida formación profesional, muy por encima de los que les hacen competencia interna y externa, además de estar muy bien certificado intelectualmente en el exterior.

Hipólito Mejía, aquí estamos frente al mejor ejemplo de un político carismático natural, independientemente de que por su forma campechana, muchas veces desentona, ahora bien, su estilo carismático nadie lo pone en dudas, es un hombre pueblo.

Con Danilo Medina, aquí se templó el carisma tal cual un herrero templa al hierro, con trabajo, sudor y en los hechos, o sea, nació sin ser carismático, pero cuando capturó esa cualidad, se le ha elevado a la máxima expresión, si vale el término.

Debemos puntualizar, que aquí no estamos comparando cual ha sido más o menos carismático, solo hemos hecho el esfuerzo de colocar a los políticos que les sobresalían y les sobresalen más esta particularidad cualitativa en un ser humano.

También hay que decir, que no se tiene que llegar a ser presidente de la República para que en usted se destaquen sus condiciones carismáticas, eso no tiene nada que ver, y el mejor  de los ejemplos lo representa el doctor Peña Gómez, un líder político carismático, el cual nunca llegó a ser presidente del país, por las razones que fueran, pero lo cierto es que él nunca se puso la banda presidencial o «la ñoña» como popularmente le gustaba decir.

Y el caballero de referencia, Peña Gómez, debe estar entre los primeros lugares de los políticos carismáticos de toda nuestra historia republicana.

En este contexto de nuestros políticos carismáticos, se puede llegar a la presidencia de un país sin poseer esta particularidad cualitativa, pero como ya se ha demostrado que se puede nacer con carisma, aunque también no está en discusión que el mismo se puede adquirir y tomar excepcionalmente, dimensiones espectaculares.

Eso pasó en el pasado reciente con el licenciado Danilo Medina, actual presidente de la República para las elecciones del año 2000, fue el candidato oficial por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el cual ostentaba el poder, y en esta coyuntura, se delató que el carisma del aspirante oficial por el partido gobernante estaba muy disminuido, fue verdaderamente escaso.

Y lo mismo se observó para las elecciones del año 2012 cuando enfrentó a Hipólito Mejía y al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), aunque esta vez ganó Danilo Medina con todo y no tener el mejor carisma, no se debe olvidar, que además de la popularidad de quien lo acompañó como Vicepresidenta, la misma también irradiaba e irradia un carisma que hizo fortalecer esa área en Danilo, que tanto le escaseaba.

Ahora bien, para las elecciones del año 2016, en la praxis, gobernando bien, entre los años 2014 al 2016, el carisma en Danilo Medina simplemente explosionó en su figura y se le elevó a la estratosfera, fue y es algo espectacular. Y ahí se evidenció, que es cierto, éste se puede adquirir y en dimensiones inimaginables tal cual se ha visto en el presidente actual de todos los dominicanos.

El mismo caso del ingeniero Hipólito Mejía, usted puede estar de acuerdo o no con este expresidente en su forma de gobernar o en su estilo, pero de que el hombre tiene su carisma natural, lo tiene.

Otro caso digno de admiración en su carisma y que también se asemeja a los grandes políticos carismáticos del país y cuidado, es el del doctor Leonel Fernández, que desde que salió al escenario público, gran parte del país quedó hipnotizado con la figura y el discurso del joven político para ese entonces.

Aquí se puede observar la clase de carisma que posee Leonel con los calificativos que le dieron, el profesor Juan Bosch por ejemplo; le dijo que es una «Mina de Oro», Peña Gómez, le decía que «es un pollito», que en el sinónimo dominicano, es diciéndole novato talentoso, y Joaquín Balaguer se dio cuenta que era el político ideal en la coyuntura (1996) para impedir el triunfo de sus enemigos políticos, el doctor Peña Gómez y el PRD.

Ya hoy, el carisma del doctor Leonel Fernández, irradia más allá de la Región del Caribe y en la actualidad ocupa un lugar cimero entre los líderes políticos de toda la América Latina, su liderazgo y ser un hombre carismático, que muchas veces los cofunden por el diarismo e intereses en nuestra política doméstica, están muy bien certificados.

Pero también hay que argumentar, que entre los políticos que vienen pujando tras la presidencia, algunos nuevos, otros no tan nuevos y ya varios medio viejos en ese accionar, el carisma les escasea, y hasta existe uno en particular que tiene buenos números de aceptación, pero el mencionado carisma debe llegarle.

En honor a la verdad, a este político del Partido Revolucionario Moderno (PRM), el más popular de la oposición por cierto, me refiero a Luis Abinader, parece que le robaron el carisma o que nació sin éste y aún no le llega.

Hasta se puede afirmar en buen dominicano, que Luis es muy probable que no sepa bailar bachata, no como Hipólito, «que no toma ron, pero se lo unta», pero Abinader, ni baila ni canta nuestra bachata, cuando aprenda, quizás le llegue un chin de carisma, el cual tiene en número rojo.

En este contexto, entre los precandidatos aspirantes a la presidencia por el PLD, se puede afirmar sin temor a errar, que están en la primaria en sus niveles carismáticos, o sea, que tienen una tarea por delante que realizar, y eso es democrático para todos ellos, exceptuando obviamente al líder de ese partido; al doctor Leonel Fernández.

Es que el carisma es una condición particular que muchas veces ni cultivándolo se obtienen buenas notas, ahora bien, no es un imposible mejorar los números en esta característica cualitativa y tan escasa entre los seres humanos y particularmente en el área de los líderes políticos de cualquier nación.

Autor: José Núñez

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