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25 de abril 2024
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OpiniónVíctor Manuel PeñaVíctor Manuel Peña

El camino seguro de cara a las elecciones presidenciales

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Todavía a Febrero de este año nadie pensaba que las elecciones presidenciales y congresuales, que en principio estaban programadas para el 17 de Mayo, se iban a celebrar en el contexto de esta gran crisis, mundial y local, provocada por el Coronavirus.

Y son muchas las consecuencias negativas, globales y locales, que se han derivado de esta endiablada pandemia del Coronavirus, entre ellas la posposición de las elecciones presidenciales y congresuales para el 5 de Julio.

El espíritu malévolo y destructor del Coronavirus ha producido alteraciones profundas en la fisiología de la Economía, en las perspectivas y expectativas de la política, en la tecnología aplicada para hacer política y desarrollar las campañas electorales, etc.

Ante una crisis colectiva tan profunda -que ha sido capaz de estremecer los cimientos y los fundamentos de las sociedades, de las naciones y de la civilización moderna y de la vida misma- se necesita del auxilio de la ciencia, de la tecnología y del conocimiento práctico para enfrentarla con posibilidades de éxito y continuar hacia delante agotando nuevas etapas de crecimiento y de desarrollo.

Estamos ante una desgracia o tragedia colectiva que requiere de grandes y sabias decisiones, sabiendo, además, que hasta la ciencia ha sido desafiada por el Coronavirus.

El gran protagonista para salir de esta gran crisis es el Estado, no el mercado. Y eso es así en cada nación, sea desarrollada o no.

Es cierto que el Coronavirus está dejando tras sí una estela sombría de contagiados, de muertes, de alterar radicalmente el comportamiento y el funcionamiento de la economía, de afectar la ecología, etc., pero no de alterar las esencias de la globalización y del capitalismo, por lo que es objetivamente improcedente hablar ya de post-globalización y de pos-capitalismo.

Es decir, la pandemia del Coronavirus es una gran desgracia mundial y local, pero no alcanzará jamás la categoría de revolución.

En la historia las revoluciones las hacen los pueblos con programas, fines, objetivos y metas bien definidos, si se quiere, en ellas interviene la voluntad y la conciencia de la gente.

Las revoluciones no las hacen los virus o bacterias, hayan sido creados o no en laboratorios, en definitiva, las revoluciones no las hacen los fenómenos naturales, sino los pueblos

Las revolución no son hijas del surrealismo, aunque ciertamente ellas podrían envolver o contener determinados hechos que podrían ser o parecer el reflejo de ráfagas fugaces del surrealismo en la historia.

¿Qué hacer desde el Estado para enfrentar la pandemia del Coronavirus?

Las terribles consecuencias del Coronavirus se sienten, se viven y se sufren en las diferentes dimensiones o áreas de la sociedad, sobresaliendo con creces las relativas a la salud y a la economía.

De los efectos sobre la economía dominicana, unos son provocados directamente por los siniestros efectos de la pandemia en el país  y otros indirectamente a través de la recesión mundial que está generando la pandemia, y éstos nos llegan a través de las relaciones de interdependencia que tenemos con la economía internacional, y que se expresan en el estrechamiento de los mercados mundiales y la abrupta caída de los ingresos generados por el turismo, las zonas francas y las remesas.

La economía mundial está siendo estrangulada por una gran recesión que camina a pasos agigantados hacia una gran depresión. Solo Estados Unidos registra en sus lúgubres estadísticas 40 millones de desempleados.

La economía dominicana está también técnicamente en recesión: cero crecimiento del PIB en el último trimestre de este año.  Ni el mago Valdez Albizu ha podido evitar la recesión provocada por la increíble y espantosa magia del surrealismo del Coronavirus convertido en realidad!

Y las consecuencias allá y aquí son las mismas: agigantamiento del decrecimiento, de la pobreza y de la desigualdad

La recesión no es estancamiento de la economía, es, por el contrario, contracción o caída sostenida del PIB, que si es progresiva y profunda, aparte de sostenida, la recesión puede convertirse en depresión. Si se quiere la depresión es la recesión elevada a la enésima potencia.

Pero por el desarrollo desigual que ha caracterizado al mundo siempre, los más terriblemente afectados por la hecatombe o derrumbe de la economía mundial son los países pobres.

La pandemia del Coronavirus tampoco cambiará la naturaleza tremendamente desigual del mundo que hemos heredado y que seguirá existiendo como tal en las décadas por venir.

Dado el papel trascendental que tiene que jugar el Estado para reestablecer la sociedad y recuperar la economía de los aciagos efectos de la pandemia del Coronavirus, hay que contar necesariamente con gobiernos probados y experimentados.

Sobre todo el presidente del gobierno del Estado tiene que estar muy probado y experimentado en el manejo de grandes crisis.

La gran crisis bancaria del 2003 la manejó Leonel con gran destreza, sabiduría e inteligencia.

La gran crisis económico-financiera mundial que se desencadenó a partir de la crisis inmobiliaria que hubo en Estados Unidos en el 2008 la manejó Leonel con una maestría y habilidad fuera de serie.

Cuando esa crisis financiera se produjo en el 2008 la economía dominicana ya había agotado una etapa de cuatro años disfrutando de estabilidad macroeconómica y de crecimiento continuo del 2004 al 2008.

Esa gran crisis económico-financiera coexistió, y tuvo sus repercusiones en ella, con la hecatombe de los precios del petróleo y la gran especulación en los mercados financieros del mundo que dislocó disparando muy sensiblemente los precios de los commodities.

Fue Leonel, con toda la experiencia y la sabiduría acumulada en el ejercicio del poder, que enfrentó con éxito la gran crisis de los precios del petróleo y la crisis de los alimentos.

Hay que destacar que en el caso del gran boom de los precios del petróleo contamos con la mano solidaria del eterno Hugo Rafael Chávez Frías gracias al gran liderazgo de Leonel en el Caribe.

No hay ningún otro candidato que tenga el haber de Leonel Fernández en la gerencia y administración de grandes crisis desde la dirección del Estado dominicano.

¡Y qué bueno que tuvimos el privilegio de contar con un político de las condiciones excepcionales de Leonel Fernández para sortear esas grandes crisis que hubo en el país y en el mundo!

¡Leonel sí sabe cómo enfrentar las cenizas del surrealismo del Coronavirus convertido en forzosa, indeseable y maldita realidad que ha cercenado la salud, el crecimiento, el progreso y el bienestar de la gente! ¡La esencia de la civilización moderna está grave y sensiblemente apuñalada!

Estamos seguros que el 5 de Julio el pueblo dominicano no jugará ni con su presente ni con su futuro, por lo que se valdrá de su soberana decisión para casarse con la seguridad, la estabilidad, el crecimiento, el desarrollo, el progreso y el bienestar que solo Leonel Fernández es capaz de lograr desde la sabia dirección del Estado dominicano.

Autor: Dr. Víctor Manuel Peña

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