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27 de diciembre 2025
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El 9-N catalán Entre la democracia y la realidad

Los acontecimientos que están teniendo lugar en Cataluña (España) representan un interesante objeto de estudio político, sociológico y antropológico. Muchos son los ciudadanos catalanes convencidos de que el llamado "derecho a decidir" es la base de la democracia. ¡Nadie puede impedir que el pueblo vote sobre su futuro!. Desgraciadamente, el mundo en que vivimos es […]

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Los acontecimientos que están teniendo lugar en Cataluña (España) representan un interesante objeto de estudio político, sociológico y antropológico. Muchos son los ciudadanos catalanes convencidos de que el llamado «derecho a decidir» es la base de la democracia. ¡Nadie puede impedir que el pueblo vote sobre su futuro!. Desgraciadamente, el mundo en que vivimos es mucho más complejo que eso. Desde que se crearon los Estados Nación, que sucedieron al Orden feudal, como modelo para organizar los territorios, los diferentes Estados se han protegido con Constituciones y otras leyes para evitar su división. Dicha organización territorial no es nueva, sino que procede del final de la «Guerra de los 30 años» (1648), cuyo punto final fue el tratado de Westfalia.

Es respetable y racional que muchos ciudadanos catalanes crean que siendo independientes puedan tener un país mejor, con mejor calidad de vida, en donde puedan fortalecer sus diferencias culturales. En el intento por defender lo que consideran justo, olvidan que la sociedad catalana es compleja y llena de matices. Al ser una de las regiones, país o comunidad más rica de España, ha sido tierra de acogida para otras personas procedentes del resto del Estado.

Muchos nacionalistas o independentistas plantean la confrontación o choque de trenes entre Cataluña y el Estado español, como si se tratara de dos realidades diferentes, cuando Cataluña es una Comunidad Autónoma del Estado español.

La sociología y la antropología nos brindan una explicación al problema catalán. Está demostrado que en sociedades complejas, la población tiende a identificarse con el grupo étnico o social de mayor prestigio. Por motivos socioeconómicos, en Cataluña, está mejor valorado sentirse catalán que español, de modo que muchos hijos de inmigrantes y no catalanes, se adieren al catalanismo o independentismo, como forma de reforzar su identidad. Es frecuente que los catalanaes de segunda generación sean los más fervientes independentistas. A muchos representantes de CiU y Esquerra Republicana (ERC) les traiciona el subconciente cuando generalizan, diciendo que los catalanes (como si fuesen todos), quieren votar. En el fondo el independentismo/nacionalismo tapa la xenofobia de muchos ciudadanos, ya que su idea de quién es catalán es muy reducida. Pensar que en Cataluña no existe un partido xenófobo importante como en muchos otros paises. En muchas ocasiones los defensores de la independencia convierten el «argot» independentista en un lenguaje confuso y ambiguo.

Cuando se profundiza un poco, algunas personas reconocen que cuando hablan de los catalanes, se refieren a los «auténticos catalanes». Por tanto, es normal gastar los recursos del país subvencionando actos independentistas, ya que esos recursos pertenecen a los vedaderos catalanes. En este caso, no es extraño que algunas personas tiendan a fusionar el independentismo y el populismo. En caso de darse la votación el 9 de Noviembre, se podría producir un hecho contradictorio. La mayoría del Parlament, no quiere decir, necesariamente, la mayoría de la población. Según el Centro de Estudios de Opinión (CEO), alrededor de 27% de la población catalana se considera, únicamente catalana. En Cataluña, el 17% de la población es extranjera.

Imaginar que, como predicen los sondeos, un máximo de un 40 % de la población acude a las urnas. La gran mayoría, un 98% a favor del SI, ya que los partidarios del NO, es muy posible que no acudan a votar. Esto quiere decir que el 60% de la población o bién está en contra o no le intereza que le obliguen a votar. Es una argucia decir, que permitiendo votar es la manera de saber que opina la población. El problema de fondo es que los contrarios a la independencia no quieren manifestarse por temor a ser tachados de anticatalanes, y prefieran mantenerse como mayoría silenciosa. ¿Aceptarían los independentistas que la mayoría de la población no acuda a votar? Pienso que no, ya que muchos independentistas continuarían convencidos de que ellos, los verdaderos catalanes, tienen derecho a realizar una votación y decidir no formar parte de España.

Muchas son las personas que comparan el preceso catalán con el escocés, cuando ambos son radicalmente diferentes. El Reino Unido y el Reino de Escocia decidieron unirse, voluntariamente, el caso catalán es fruto de guerras, sucesiones, conquistas, etc. Cuando un país no se une a otro voluntariamente, no puede decidir separarse unilateralmente. En Escocia, la mayoría de la población es escocesa, ya que al ser Inglaterra más rica, muchos escoceses emigran hacia territorio inglés. En Cataluña, la composición social es muy variada. Al ser una de las regiones o comunidades más ricas de España, ha recibido mucha inmigración del resto del Estado y de otros paises.

Los Estados Nación modernos están creados con la idea de la solidaridad territorial como idea básica. Esto quiere decir que las regiones más ricas suelen salir perjudicadas a la hora de repartir la riqueza a través de los presupuestos generales del Estado. Generalmente, las regiones más pobres tienen déficits de infraestructuras y de otra índole. El «España nos roba» y el supuesto «espolio fiscal» son maneras diferentes de ver como funcionan los Estados Nación, pero también una buena manera para esconder el egoismo y el rechazo al diferente.

En la actualidad, existe mucha confusión entre país, nación y Estado. Con frecuencia los paises y las naciones son sinónimos, pero son muy diferentes a un Estado. Un Estado (España) es un territorio que engloba diferentes regiones, paises o naciones, bajo un mismo gobierno, que en la mayoría de las ocasiones suele ser central. Desde la Generalitat, y desde diferentes sectores soberanistas, se confunde a la opinión pública con eufemismos que tienen a causar más confusión. Referéndum y consulta no son sinónimos, pero se juega a tratarlos por igual. Algo similar ocurre con el llamado «derecho a decidir» para hacer referencia a autodeterminación.

Con frecuencia se suele hablar de Cataluña como si ya fuese independiente. Cataluña contra España, choque de trenes, leyes catalanas contra leyes españolas, etc, etc. En realidad son términos que buscan la confrontación, ya que de momento, Cataluña, es una Comunidad Autónoma del Estado español, y no es, por tanto, un sujeto político, ni jurídico soberano. Cuando se intentan aplicar las leyes catalanas para celebrar una consulta, siempre está la limitación de las leyes superiores del Estado. Dichas leyes están jerarquizadas y acaban todas en la Constitución, un muro infranqueble para los partidarios de la independencia.

La gran mayoría de los Estados europeos e internacionales no reconocen el llamado «derecho a decidir», ya que esto supondría un terremoto para la gran mayoría de los Estados Nación actuales. Ni Alemania, ni Francia, ni a Italia le interesan una futura Cataluña independiente de la manera como se han desarrollan los acontecimientos, ya que el ejemplo podría ser la mecha que desencadene las tensiones en Padania, Córsega, Flandes u otras regiones europeas. Este es el motivo por el que la canciller alemana, Angela Merkel, como desde la Comisión Europea tiendan a tratar el tema como un asunto de la politica interna española. El derecho a decidir, como se está planteando en Cataluña no existe. Según la ONU, solo se le reconoce este estatus a paises sometidos a régimen colonial.

Que es catalán «todo el que vive y trabaja en Cataluña» es una frase políticamente correcta, pero muy ambigua del no tan honorable expresident Jordi Pujol. A nadie se le escapa que mediante la recuperación de la lengua y la cultura catalana se ha aprovechado para favorecer, indirectamente, a los autóctonos y crear estrucuturas de Estado. En algunos trabajos se exige el nivel C de Catalán, algo complicado si no has nacido allí o si no es tu lengua habitual. Fruto de décadas y décadas de migraciones del resto del Estado hacia una dinámica y próspera Cataluña, existen muchos catalanes que no encajan en la idealización moderna de que es ser un buen catalán. Simpatizante del Barca, independentista y que hable un catalán perfecto es simplificar demasiado.

Diversos estudios señalan que un 52% de los habitantes de Cataluña utilizan el Castellano como lengua habitual, mientras que 48% utilizan el Catalán. Si bien es cierto que el Catalán fue perseguido y menospreciado durante la época del dictador Francisco Franco, en la actualidad, el castellano está siento apartado de la educación pública con la excusa de la «normalización lingüística». Se supone que la politica debe representar a la sociedad. Si la población utiliza ambos idiomas, casi a partes iguales, resulta incomprensible que en la educación pública solo se utilice el catalán como lengua vehicular. Conviene no olvidar que Cataluña forma parte, todavía, de un Estado (España), cuya lengua oficial es el castellano. Algo falla cuando un país como Cataluña se niega a que la educación se imparta, proporcionalmente, en la lengua habitual de la mitad de su población.

Los partidarios de la independencia transmiten la idea de que cuando se consiga la secesión, Cataluña será «el país de las maravillas». No habrá paro, no habrá corrupción, ni pobreza. Los caos Pujol y Millet contradicen esta fantasia. Al contrario, en un territorio tan pequeño es muy posible que la justicia sea parcial y aumente el caciquismo. La corrupción afecta a toda España. La causa principal de la corrupción es la ambición humana, pero en Cataluña en particular es más frecuente, ya que muchos ciudadanos y empresarios buscan fórmulas para no pagar impuestos y obtener beneficios de un Estado al que consideran opresor.

El proceso independentista podría convertirse en un callejón sin salida para Artur Mas. El valiente Más podría sufrir un suicidio político. Este es el motivo por el que los últimos contactos con Esquerra hablan de realizar una candidatura conjunta de cara a las próximas elecciones. Con los sondeos a su favor, a ERC no le intereza que Mas encabece una coalición de partidos soberanistas. Si a esto le anadimos la más que probable salida de Unió Democrática (UDC) de cara a las próximas autonómicas, Mas quedaría entre la espada y la pared. La celebración de una elecciones plebiscitarias (referéndun), con una lista conjunta independentista no sirve para declarar unilateralmente un Estado propio. Como parerece que el Estado, representado por el PP no va a romper su inmovilismo, el tema promete. Desde la derecha se habla de una tímida reforma fiscal y poco más. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el Partido Popular continúa como el partido más votado, a pesar de la fuerte irrupción de Podemos y de los duros recortes aplicados por el Gobierno popular. Muchos expretos aseguran que Podemos aglutina el voto de castigo y cabreo de buena parte de la sociedad contra los partidos tradicionales, PP y PSOE. Hasta ahora, CiU ha canalizado el desgaste de gobernar con la propusta independentista, pero puede que esto, al igual que el caso Pujol, le pase factura. Desde que en el 2010 Artur Mas hablara de la transición nacional, suplantando el mensaje de Esquerra, el «desafio soberanista» no ha hecho más que crecer. Pese a la suspensión del Tribunal Constitucional y la ratificación del Tribunal Supremo, muchos son los ciudadanos en Cataluña que continuarán anelando una independencia futura. Muchos se equivocan cuando piensan que se trata solo de un tema económico. El indepentismo catalán no desaparecerá durante los próximos años, de modo que las tensiones con el gobierno central se reducirán si mejora la economía, pero no desaparecerá a corto plazo. La Tercera Via o Federal, no será aceptada por los nacionalistas más convencidos. Da la impresión de que el actual Estado de las Autonomias está agotado, pero las fórmulas propuestas para reformarlo no parecen convincentes. Cuando el dia después de la famosa consulta se haga evidente que no servirá para conseguir la independencia, Oriol Junquera y los suyos, retirarán su apoyo a Mas en el gobierno, forzandolo a tomar una decisión que él intenta esquivar de todas las maneras posibles. ¿Será Junqueras capaz de emular a Lluís Companys declarando unilateralmente la independencia? No creo que una persona inteligente como él se atreva a hacer el ridículo de esta manera.

No quiero parcer pasimista, pero a tenor de los acontecimientos, nos encaminamos hacia unas elecciones autonómicas anticipadas con ERC, Convergència Democrática(CDC), Unió Democrática de Catalunya (UDC), PSOE-PSC, Iniciativa per Catalunya Verds (ICV ), Partido Popular (PP), Ciutadans (C’s), CUP y Podemos. Ante tantos partidos y la fragmentación del voto, el milagro será formar un gobierno estable. La pasada experiencia del tripartito fue un desastre. En caso de que gane Esquerra, la confrontación con el gobierno central será explosiva.

Por Alcides Pimentel Paulino