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10 de mayo 2024
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OpiniónRolando RoblesRolando Robles

Eduardo Estrella “es una estrella”

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Hará cuestión de unos meses que, en conversación informal, el dilecto amigo, José Miguel Rodríguez (312) me planteó el tema de la candidatura a senador de su compueblano, Eduardo Estrella; un joven funcionario en quien Balaguer confió y nunca se sintió decepcionado, como otras tantas veces le sucedió.

Mas recientemente, me llegó otra alusión a este santiaguero de refinados modales y sólida formación cristiana. Sonia, la esposa de Juan Sosa (81), mi amigo perremeísta, me regaló la expresión que titula este trabajo y que mantuve en el tintero desde hace algún tiempo.

“Eduardo Estrella es una estrella”, me dijo sin el menor asomo de duda; y lo cierto es que me sorprendió la afirmación. Porque Sonia no es natural de Santiago y, además, no ha tratado a Eduardo personalmente. Pero, cree en su honestidad. Este fenómeno de confianza y fe, en un político que uno no conoce, como que no tiene mucha lógica en estos tiempos.

Domingo Grullón (116), conocido en la radio como “El Muñecón”, y que nació en Baracoa, un popular barrio de Santiago, me hizo una confesión muy personal: “la Farahona”, mi madre, cree que el cibaeño mas serio del país, es Eduardo Estrella; y si ella lo dice, es verdad, porque ella conoce a todos los santiagueros”

Estas muestras de reconocimiento y solidaridad hacia Eduardo Estrella, provenientes de gente diversa y sin militancia política definida, me hacen pensar que su candidatura va a impactar de manera muy positiva en toda la provincia, pero especialmente en Santiago, una ciudad acostumbrada a los liderazgos excepcionales.

Y la verdad es que Eduardo, es uno de esos seres que se aposentan en el corazón de la gente; y se quedan como eternos referentes de respeto y honorabilidad. Casi me atrevo a afirmar, que esa “querencia” generalizada por el nieto del general Piro Estrella, no es por agradecimiento. Su extrema meticulosidad en el uso y manejo de la cosa pública, nunca dejó espacio para esos “deslices”, que por lo general son indelicados y que provocan las conocidas “gratitudes eternas”.

Mas bien, pienso que ese apego a las buenas costumbres familiares, a fin de cuentas, se convirtieron en un hándicap para el ascenso de su figura política. Se dice que, “el que no boronea no llega” y la regla general de la política nuestra es comprar lealtad con el erario público. Con un cuadro tan adverso, está claro que “la estrella de Eduardo”, siempre estaría apagada.

O talvez, es que él no estaba diseñado para las funciones ejecutivas de los gobiernos. Pudiera ser que su lugar esté en las otras dos ramas de poder del Estado. Pero, viene a ser que, Eduardo no es abogado, ni pretende ser juez y mucho menos fiscal.

Yo creo que su labor pública, debe estar en el Congreso, el primer poder del Estado y donde sólo se necesitan dos herramientas básicas, que él, maneja con gran destreza: el sentido común y la pulcritud personal. Todo lo demás, lo que ha aprendido en la vida y en la academia, serán simples complementos de esas dos cualidades intrínsecas de su persona.

Hay otros pormenores, que explican y justifican la vuelta al ruedo político del heredero mas acreditado de Joaquín Balaguer. Tenemos necesidad de retornar la disciplina, el compromiso ciudadano y la eficiencia, a un cuerpo legislativo que, mas que parlamento, parece un simple mercado persa.

En realidad, Santiago tiene una deuda consigo misma y con uno de sus hijos mas ilustres. Los santiagueros tienen que empoderarse, a fin de enfrentar con éxito los desafíos que, en materia legislativa, demanda la provincia. Pero, además, conviene que, desde el Congreso se retome la agenda dominicanista de los Padres de la Patria, una tarea muy propia de Eduardo.

Para finalizar, quiero retornar al juicio expuesto mas arriba por la amiga Sonia: “Eduardo Estrella, es una estrella” y Santiago no puede darse el lujo de prescindir de un servidor público de la entereza, formación, capacidad y voluntad política de Rafael Eduardo Estrella Virella, un dominicano que adoptó La Ciudad Corazón como su patria chica.

¡Vivimos, seguiremos disparando!

POR ROLANDO ROBLES

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