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26 de abril 2024
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OpiniónFrancisco Rafael GuzmánFrancisco Rafael Guzmán

Duarte y la Independencia: En una Revolución los Principios Valen más que los Cañones

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Hablar de revolución al referirnos a Duarte y su proyecto independentista no es inexacto, porque una de las acepciones de la palabra revolución es la del cambio violento, a diferencia del concepto de evolución. Pretender construir un Estado nacional donde no existía era un cambio revolucionario, aunque todo indica que el tipo de Estado que pretendía construir, a la clase social propietaria de los hatos y de otras grandes propiedades, clase terrateniente (comparable a la de los señores feudales) no  ese Estado como era concebido por Los Trinitarios.

Los Trinitarios, entre ellos Duarte el fundador de la Sociedad Secreta de la cual deriva su nombre, eran de familias vinculadas al comercio o a la pequeña propiedad. La pequeña burguesía no puede constituirse en una clase dominante, mientras sea pequeña burguesía, a menos que por la movilidad social se convierta en clase burguesa, pasando de la reproducción simple a la reproducción ampliada del capital, es la lógica del capitalismo y de todo modo de producción o  forma de producción  basada en la división de clase. Los pequeños propietarios no podían fundar un Estado nacional como lo entendían Los Trinitarios a menos que no fuera destruyendo a los hateros y a los grandes propietarios como clase social, pero parece que la falta de recursos materiales impidió que el proyecto independentista estuviera en manos de Los Trinitarios y estos se constituyeran en una clase burguesa dominante, que para esa época de mediados del siglo decimonono hubiese sido una clase revolucionaria y el proyecto de Los Trinitarios fue revolucionario.

Duarte no fue anti-haitiano aunque algunos escritores han querido señalarlo, porque plantearse la posibilidad de construir un Estado dominicano no es ser anti-haitiano, la República Dominicana tenía su propia identidad cultural diferente a la identidad cultural de Haití. Son dos naciones hermanas que tienen sus diferencias culturales y que comparten una misma isla. Las indemnizaciones que Francia exigía a los haitianos, luego de estos haber hecho tierra arrasada con los franceses y destruirles medios de producción para liberarse de la esclavitud y convertirse en un Estado independiente y las necesidades de acumulación originaria de capital de algunos elementos de la élite política haitiana y repartir tierras dominicanas (que no eran de ellos) fueron las causas de la Ocupación Haitiana del territorio dominicano, antes de este declararse como un Estado independiente con el nombre de República Dominicana. Ahora bien, la identidad cultural dominicana, la nacionalidad dominicana se venía formando desde el siglo XVII.

El nacimiento del Estado nacional en el territorio de la parte Este de la Isla era una necesidad insoslayable por eso nació. La clase de los hateros por sus intereses necesitaba de la separación de  Haití, para los sectores vinculados al comercio y la pequeña propiedad también era una necesidad independencia nacional, pero estos últimos fueron traicionados por los poderosos grandes propietarios hateros desde el nacimiento mismo del Estado Dominicano. Santana y Báez fueron traidores al proyecto independentista, por eso el primero anexó el país a España luego de ser declarado independiente y exilió a Juan Pablo Duarte y Báez quiso anexar el país a Francia. Santana no fue un héroe, Duarte si lo fue, aunque no tuviera el don de mando de las tropas militares que tuvo Santana en un momento dado, pero que lo hizo si en el menor sacrificio personal porque su vida no se vio en riesgo en los enfrentamientos con las tropas haitianas. Este último se quedaba en la ciudad de Baní, mientras las tropas que dirigía estaban en otros escenarios cercanos peleando. Era un estratega en la guerra el hatero seibano, oriundo de Hincha (hoy territorio haitiano), pero no abnegado como si lo fue Duarte hasta la saciedad. No le cabe el merecimiento a Santana de que le  llamen héroe porque no lo fue, el verdadero héroe de las guerras de independencia fue el general Antonio Duvergé.

Es bueno que las jóvenes generaciones conozcan el legado de Duarte, sometido al exilio lleno de todas las privaciones y sacrificios, alejado de su lar nativo, el que llegó a sacrificar la mediana fortuna o peculio de su familia para la causa de la Independencia Nacional. Los restauradores de 1863, pese a sus grandes méritos, no reconocieron el legado de Duarte en su justa dimensión.

Los Jóvenes dominicanos después deben conocer la vida de Duarte, deben conocer lo que fue el legado de Gregorio Urbano Gilbert, el carismático líder obrero Mauricio Báez vil  asesinado en Cuba en un exilio impuesto por la satrapía trujillista, Minerva Mirabal y sus hermanas (”heroínas sin igual”), Enrique Jimenes Moya, el abnegado Manolo Tavárez, el profesor Juan Bosch (brillante líder político por la honestidad y el desprendimiento), Fernández Domínguez (ejemplo para los militares que quieren servir a la soberanía de la patria con honestidad), Francisco Alberto Caamaño, Aniana Vargas (mujer de grandes valores), Juan Miguel Román, Amín Abel Hasbún, Maximiliano Gómez, Otto Morales y Amaury Germán Aristy. Estos son ejemplos de hombres y mujeres que con su legado podemos compararlos con legado duartiano, entre las personas más reconocidas, aunque quedan otros que se pueden parangonar por su ejemplo, pero no han sido figuras tan públicas.  Este es el punto de vista del autor, puede que algunas personas por razones ideológicas y axiológicas no esté no estén de acuerdo.

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