Hay cosas que no cambian, aunque el mundo se caiga a pedazos: el café por la mañana, la queja por los apagones… y el béisbol.
Porque aunque la política canse, el sueldo no alcance y la gasolina suba, cada vez que un dominicano se para en el montículo o la saca del estadio, algo en nosotros se endereza. Aunque sea por un inning.
La temporada 2025 de Grandes Ligas avanza con intensidad, y los dominicanos —como siempre— están dejando su huella. No hay inning en el que no se mencione un apellido nuestro, no hay estadio que no haya sido testigo del talento que exportamos desde esta isla que batea más fuerte que su economía.
En la Liga Nacional, los New York Mets lideran su división con un sólido récord de 26-15, y gran parte de ese empuje viene del nuevo gigante de Queens: Juan Soto. Tras firmar el contrato más caro en la historia de la MLB (15 años por $765 millones), el dominicano ha respondido con fuerza.
Hasta el 9 de mayo, acumula 8 jonrones, 19 carreras impulsadas, un promedio de .252 y un OPS de .842. Puede que aún esté calentando motores, pero nadie duda que es una pieza central del poder ofensivo de los Mets.
En la Liga Americana, los Yankees han sorprendido tras la salida de Soto.
Lideran la liga en jonrones (62), porcentaje de embasarse (.342) y OPS (.807), con una ofensiva que encontró nuevas armas en Paul Goldschmidt, Ben Rice y Trent Grisham, mientras Aaron Judge sigue siendo el tótem del Bronx.
Entre los nuestros, brillan más que las luces del estadio:
– Framber Valdez (Astros): balance de 4-2, ERA de 2.76, más de 50 ponches en apenas 8 aperturas. Cada salida suya parece un taller sobre cómo se lanza con precisión.
– Julio Rodríguez (Mariners): promedio de .285, 7 HR, 21 impulsadas y una defensa que sigue robando highlights.
– Elly De La Cruz (Reds): joven sensación con 10 bases robadas, .278 al bate y un brazo que ya intimida a los corredores rivales.
Además, más de 100 dominicanos están activos en rosters oficiales de Grandes Ligas, lo que nos convierte —una vez más— en el país extranjero con más presencia en la MLB. Somos cuna de talento. Y también de sacrificio.
Porque detrás de esos números hay historias de superación que no caben en un box score: hay campos sin luz, madres que fueron padre, play de tierra, contratos en dólares firmados con manos que crecieron sin guantes.
El béisbol es nuestra forma de decirle al mundo que valemos.
Y aunque los políticos no bateen ni en prácticas, nuestros peloteros siguen dando jonrones por todos nosotros.
