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25 de diciembre 2025
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OpiniónLEONARDO CABRERA DÍAZLEONARDO CABRERA DÍAZ

Don Honrado Pundonor (a) Prigilio

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Era un sueño pesadilla, vi congregarse a muchas personas, sin protocolo para vestir, díscolas y extravagantes

Pregunté qué sucedía,

es un velorio al aire libre,

respondieron.

Atónito, y algo perturbado, trataba de abrirme paso entre la muchedumbre, algunos se abrazaban, y se daban palmadas en las espaldas, como dándose el pésame.

Pero extrañamente, sonreían, no mostraban ningún gesto de dolor, no estaban compungidos, parecía todo lo contrario. Más curioso aún, apuraba mis pasos hacia dónde estaba el féretro, para saber de quién se trataba, quién era el muerto.

«Sufría de obsolescencia crónica, y problemas de adaptación a los nuevos tiempos, sus días ya estaban contados, que en paz descanse”.

Escuché decir entre los que allí estaban.

Muchos tenían un acento distinto al nuestro, no me pareció extraño, pues, lo oigo frecuentemente en cualquier esquina del pueblo.

Llegue al área en donde estaba el ataúd, y a punto de saber a quien velaba aquella gente.

¡Oh sorpresa! Vi un gran arreglo floral que decía, “en paz descanse, Don Honrado Pundonor, alias Prigilio”.

“Siempre te recordaremos, tu amigos, Pudor Político, Pudor Patrio, y el Pudor de los Pudores”.

El féretro estaba vacío, era un funeral simulado, de suelos y espacios, de ideas y de principios, de cultura e idiosincrasia.

No eran dolientes los que allí estaban, eran zacatecas y sepultureros de muertos conscientes y conniventes construyendo destino, edificando su suerte.

Ojalá que mi sueño, haya sido solo eso, un sueño, no una revelación, o algún mal presagio

Con Dios siempre, a sus pies.

Por Leonardo Cabrera Díaz 

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