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19 de diciembre 2025
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OpiniónFrancisco Cruz PascualFrancisco Cruz Pascual

Docente, visión y éxito

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El docente debe reconocer a los actores del proceso, incluir a los que le acompañan y le dan soporte de apoyo administrativo, académico, de insumos, materiales de apoyo, bibliotecarios, tecnológicos, de seguridad, de ornato y de asistencia higiénica en la planta física. Reconocer a todo este personal ayudará al docente en la mejora del servicio que institucionalmente debe ofrecerse a los estudiantes en la academia. Asumir que, aunque los estudiantes son la razón de ser del aula, de la escuela a la que pertenecen y de la propia organización como un todo empresarial de servicios, es fundamental en el rediseño del quehacer áulico.

Tener en cuenta a todo el contexto social interno, crear conciencia social integral en los estudiantes de todos los niveles académicos es una acción que potencia la armonía laboral, mejora el clima de aprendizaje y sobre todo, construye lazos entre los individuos que hacen que el trabajo de equipo sea una realidad y que esa forma de trabajo de grupo es importante, sin importar el lugar que ocupan los integrantes del mismo.

La escuela necesita trabajar en el fortalecimiento de la cultura humana.

La academia es una organización que ofrece servicios a la sociedad a través de su portafolio de ofertas. Por esa razón, el docente tiene que reconocerse parte esencial en el servicio que ofrece la institución, cuyo cliente directo es el estudiante. Al reconocerle cliente es su deber ofrecerle productos óptimos, que superen sus expectativas iniciales y que se sienta satisfecho con lo que recibe. Si logramos eso, los clientes indirectos, es decir, familia y comunidad, nos verán con mejores ojos.

Esto es así, porque el docente es la cara de la academia frente al estudiante, su familia y la sociedad.

Es necesario insistir en que el profesor tiene que tomar en cuenta a los  actores que le acompañan en las responsabilidades, no solo formativa, sino más allá, aquellos que no son protagonistas ni aparecen en los créditos, pero que tienen asignadas tareas claves para el buen servicio y que sirven de soporte al clima laboral que garantiza que los estudiantes adquieran las competencias esperadas y agreguen valor a su formación. Esos valores agregados se consiguen a través de los laboratorios en donde adquieren o perfeccionan pericias, destrezas y habilidades, para un mejor desenvolvimiento de sus quehaceres laborales cuando ingresen al mercado de trabajo.

Un apoyo esencial al docente lo constituyen aquellos que les supervisan, monitorean y colaboran, apoyándole en forma efectiva para mejorar procesos claves.

Según nuestro criterio, la visión del docente debe asumir a don José Ortega y Gasset en sus argumentos sobre el individualismo expuestos en el documento “Anales del Seminario de Historia de la Filosofía Vol. 32 Núm. 1 (2015): 161-182)”, en su postura sobre el “yo” cuya existencia depende de los otros “tu”, porque el “yo” no tiene razón de ser sin los “tu”.

Para ello, Ortega y Gasset recomienda el cultivo de la comunicación abierta, como un elemento clave para comprender la complejidad de los procesos educativos.

Desde esa opinión, el docente debe acercarse a los jóvenes en su condición humana y académica, reconocer sus fortalezas, trabajar sobre sus oportunidades, reflexionar sobre su práctica profesional, incentivar el dialogo entre profesores con el objeto de compartir posibilidades y aprovechar oportunidades. La visión debe ser lo menos egoísta posible, debe procurarse desmarcada del interés particular del profesor.

Todo lo dicho en el párrafo anterior, para puntualizar en el interés de consensuar estrategias para desarrollar una gestión educativa pertinente, arribar a consenso sobre las necesidades del estudiantado, en un proceso de dialogo de saberes, recursos y herramientas. El profesor de estos tiempos necesita acercar la cultura institucional a las disimiles culturas juveniles existentes en la actualidad. Desde esa perspectiva, el docente en su visión debe buscar entender y comprender al estudiante, para poder ayudarle en sus propósitos particulares, muy pocas veces indagados por los docentes.

Por Francisco Cruz Pascual

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