Me preguntó si era celoso; y yo le dije que sí.
Me preguntó si era absorbente; y yo le dije que sí.
Me preguntó si me gustaban las cervezas, el ron, bailar o que si en el sexo yo era un…; y yo le dije que sí.
Me preguntó si era amoroso, si le haría el café y se lo llevaría a la cama; y yo le dije que sí.
Me preguntó si era posesivo, que si siempre iba a querer saber en dónde ella estaba; y yo le dije que sí.
Me preguntó si yo era tierno, detallista y que si iba a estar pendiente de todas sus cosas; y yo le dije que sí.
Me preguntó si yo era iracundo, si me exaltaba y si, cuando estaba enojado o de mal humor, alzaba la voz y podría perder el control; y yo le dije que sí.
Me preguntó si mi amor era para siempre, que si por ella estaría dispuesto a todo; y le dije que sí.
Me preguntó si no tendría a otra, que si a ella siempre la amaría, que si su vida era la mía; y yo le dije que sí.
Me preguntó si estaba dispuesto a soportar su mal genio y sus impertinencias, su desgano y abstinencia de amor, sin explicarme el porqué; y yo le dije que sí.
Me preguntó que si ella era el amor de mi vida, que si estaba dispuesto a defenderlo a capa y espada en cualquier campo de batalla; y yo le dije que sí.
Me preguntó si me atrevería a jurar que la amo, con una mano puesta sobre la biblia; y yo le respondí que sí.
Entonces, le miré a los ojos y le pregunté si, al igual que yo, a todo cuanto me preguntó ella también respondería que sí.
Me dijo que no… bajó la cabeza, me dio la espalda y se fue…sin decir una palabra.
Con Dios siempre, a sus pies. 😂
Por: Leonardo Cabrera Díaz.
