La actual coyuntura proselitista está llevando a algunos políticos al absurdo y a la irracionalidad. La desesperación cunde en los predios de la oposición que luce no tener discurso ante la actual coyuntura. Ante esa realidad los partidos le echan mano a cualquier tema con fines de explotarlo electoralmente.
El último desatino de la oposición es la acusación de dictadura de partido a la organización gobernante, por los años que el PLD ha estado al frente de los destinos nacionales. Si equivocada es la imputación de dictadura de partido a la organización oficialista, hilarante y ridículos resultan los dirigentes políticos que han levantado dicho argumento en la opinión pública.
Vámonos algunos atrás. Aquí hay toda una generación de dominicanos y dominicanas que crecimos escuchando las antológicas y extraordinarias alocuciones del doctor José Francisco Peña Gómez a través del programa radial Tribuna Democrática. Las disertaciones del doctor Peña Gómez por radio nos educaron en relación a políticas internacionales, y nos hicieron ver cómo marchaba la lucha por el poder en otros lugares del mundo, en la mayoría de los casos países muy distantes de la República Dominicana.
Cómo olvidar las miles de veces que el doctor Peña Gómez hizo referencia al “compañero Ingvar Carlsson”, quien fungió como primer ministro sueco durante dos períodos en ese país escandinavo. Pero y “el compañero Olof Palme”, vilmente asesinado en una calle de Estocolmo mientras salía del cine, y quien ocupó en varias oportunidades el puesto de primer ministro sueco. Estos dos excelsos hombres son los constructores del estado de bienestar social entronizado en Suecia, y que es el motivo del desarrollo de ese gran país.
Pero si algunos de los históricos líderes de la socialdemocracia sueca fueron gobierno en varias oportunidades, nunca se acercaría a los 44 años que estuvo gobernando ininterrumpidamente este partido constructor de todo lo bueno que exhibe hoy día Suecia. La socialdemocracia sueca le tiene una explicación a su larga permanencia en el poder, y creo que el PLD también podría decir lo mismo en el caso dominicano. Los líderes suecos dicen que su empatía con las masas suecas radica en que más que un partido político, ellos han sido un movimiento popular.
Pero si ha habido toda una generación en el poder en el continente europeo, esa ha sido la que encabezó el presidente Felipe González y su partido el PSOE en España, quien permaneció en Las Moncloa española por 14 años, mientras aquí el doctor Peña Gómez y sus principales adeptos nos repetían diariamente que esos eran los paradigmas a seguir.
Pero si la socialdemocracia la botó por los 411 del estadio Quisqueya fue con el llamado Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México. Esta agrupación política estuvo dirigiendo la sociedad mexicana desde 1929 hasta 1989, y luego retornó al poder bajo la batuta del actual presidente Peña Nieto.
La pregunta que se cae de la mata, y que los lectores y lectoras de mi columna se preguntan, ¿Quién estaba al lado del doctor Peña Gómez cuando el gran líder de masas pronunciaba esas apologías a esos partidos que están en la historia de la humanidad? Uno de esas personas era el licenciado Hatuey De Camps Jiménez.
El licenciado Hatuey De Camps Jiménez, ni tonto ni perezoso su partido se destapa acusando al PLD de ser una “dictadura de partido”, todo eso a pesar de que el licenciado De Camps ha sido un contertulio convicto y confeso de los cónclaves que organiza la Internacional Socialista en donde los partidos que he mencionado arriba son los principales anfitriones.
Pero para ironía de la historia política nacional, el partido del licenciado De Camps se dice llamar Social Demócrata, y al lado de grandes movimientos políticos que han estado por mucho tiempo en el poder, entonces en la práctica dominicana quiere abominar de que una agrupación política desarrolle su programa de desarrollo durante todo un ciclo.
A esa pose de los que tildan al PLD de entronizar una dictadura de partido, como De Camps y otros, es lo que se llama el “síndrome del aeropuerto”, pues del aeropuerto para afuera aplauden y apoyan a los partidos que se mantienen por mucho tiempo en el poder, pero del aeropuerto para adentro fustigan al PLD por permanecer varios períodos en el Palacio Nacional.
Por todos estos tipos de incoherencias es que el pueblo le da la espalda a gran parte de la dirigencia política nuestra. Esas incongruencias son las que llevan a la sociedad dominicana a poner en duda de las buenas intenciones del abanico de partidos que buscan ganarse su simpatía.
Por Elvis Valoy




