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28 de diciembre 2025
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

¡Diablo, cómo se trata de entretener a un pueblo!

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Para que la gente aquí lea; continúe roncando, y se olvide de los grandes problemas nacionales. ¡Qué bien! Titulares por encargo, se les entiende: “Oposición favorece primarias cerradas” (Listín Diario, 1-6-18)): “Sigue el tranque con el tema de las primarias en la Ley de Partidos”. (Diario Libre, 2-6-18).

Mientras esas cosas se publican con claridad meridiana, y la aquiescencia obvia de la prensa local, los grandes problemas que azotan a este país, sin un horizonte resolutorio visible hacia delante, un amplio segmento de la sociedad dominicana continúa llevándoselo el diablo; sufriendo de carestías incontables, como de otros flagelos lacerantes significativos, que ignoran por completo las autoridades competentes.

Sí, asfixiadas están muchas personas aquí, con la escalada alcista galopante que se verifica en los productos y servicios de primera necesidad, por un lado. Por otro, “desasitiadas” se encuentran, intranquilas, sin sosiego alguno, además, debido a la delincuencia y la criminalidad reinantes, que vienen arropando a esta República, sin tener cómo defenderse, o reclamar, cifrando esperanza de resultados positivos algunos; “jartas”, sufriendo los grandes apagones eléctricos de estilo con que se les castiga, acompañados de los abusos en que incurren las altruistas distribuidoras, y otras entidades de servicios dentro del sector.

Múltiples son las causales, identificables por completo, que tienen todos esos “golpes” certeros que sufre la población en sentido general, con las autoridades correspondientes mirando para otros lados.

Ahora, una gran parte de la afectación dañosa local fehaciente a combatir, y que tiene que ver con la subsistencia física misma de los residentes aquí, enfrentada estoicamente por la sociedad dominicana, se verifica   a partir de los abusivos precios en los combustibles que semanalmente se imponen en este país, y que se reportan como los más elevados en toda la América Latina, según los expertos.

Para tal propósito, utilizan de ordinario los mandamases que gobiernan la nación, la muleta del aumento acomodado en el costo del barril de petróleo en el mercado internacional, una plaza de negocio especulador, al que se es adherido localmente, en pos de la captación de mayores ingresos por parte del Estado nuestro, sin importar cuánto pueda ocurrir entre nosotros, respecto del costo de la vida para la gente.

No hay que ser muy ducho en materia económica, o financiera propiamente, para concluir que, de subir en realidad los precios del crudo allá, eso por sí solo, no reflejaría efectos tan gravosos para los consumidores locales de hidrocarburos. Lo que ocurre es que, la situación derivada en ese orden, no se maneja con la debida actitud justiciera estatal; sino, que se procede según el provecho de la parte ancha del embudo, para los gobiernos de turno. ¡Las muestras están de sobra!

Derivado de ese proceder anti pueblo, como es obvio entender, lo que más complica ese desesperante escenario para los consumidores nacionales todos, de bienes y servicios que resultan imprescindibles, incluso asociado con el desmedro de la subsistencia física del pueblo mismo; como, el modus vivendi de los demandantes de los hidrocarburos dentro de esa área, es el fardo de los impuestos con que se cargan cada siete (7 días) los precios de los combustibles todos a nivel local.

Además, está de por medio en la misma línea desaprensiva, la especulación en el mercado oficial cambiario creado en el país, (RD$ – US$), por recomendación de los economistas corporativos que se gastan los dominicanos, y tecnócratas al servicio de los poderes regentes entre nosotros; que no es más que un gran negocio, controlado por políticos oportunistas, y los agiotistas comerciantes que operan allí.

También, y para remate están, las variables adicionales subjetivas presupuestadas, que se incluyeran adrede en la fórmula para la determinación de aquellos precios, manejables circunstancialmente por los gobernantes de turno, según soplen los vientos

Evidentemente, su fijación de esa manera, se puede considerar constituye un abuso estatal, al que se recurre cada semana en busca de cuartos, sin importarle a nadie los efectos traslativos que se deriven en contra de la población; pues todos los precios en la nación dominicana se disparan de manera ipso facto: servicios de transporte, alimentos, medicinas, etc., lo cual disminuye cada vez el poder adquisitivo de la gente aquí.

Sin embargo, a los políticos gobernantes, entre los que se encuentran los nuevos caciques al último guay de la moda, nada de eso les preocupa. Los mismos solo aspiran a dirigir los destinos de la tribu llamada República Dominicana, a su estilo y manera, con una población de diez o más millones de habitantes (nada más ellos dos cuentan; los demás no conceptualizan, en su egotista apreciación).

Se impone por deducción lógica, que su mayor aspiración en estos momentos cruciales para el país,  debería ser la formulación de estrategias conjuntas,  para enfrentar los males descritos anteriormente, en vez de continuar peleándose por la famosa Ley de Partidos, y las piñatas de las primarias abiertas o cerradas, para la escogencia del rey a postular por parte del partido oficialista (PLD),  en las elecciones del 2020, estimándose como opciones factibles ambas,  “que beneficios múltiples habrán de arrojar para este pueblo”, según ellos.

Lo más lamentable de todo eso es que, muchos en este país, por conveniencias, estupidez, ceguera política, y hasta servilismo pagado, también lo entienden así. “Hay que trabajar y definir ese asunto de las famosas primarias, pues con cualquiera de las dos, se beneficiará la sociedad en general de la nación”. ¡Esa es una clara postura ambivalente acomodada, en relación con los personajes envueltos!, no gratis, obviamente.  Por tanto, se infiere que, no se tiene la más mínima disposición de enfrentar tales despropósitos; o, al menos no se advierte. “¡Es pa’ lante que vamos!”.

Entre esos están, por supuesto, los componentes, levanta manos, que conforman la caja de resonancia denominada Congreso Nacional, los cuales también andan en sus búsquedas acostumbradas de índoles diversas, y que pueden ser de orden pecuniario, reelección en las curules, impunidad, etc.

Mientras, en los que se lleva a efecto ese “maromaje” politiquero de las primarias abiertas o cerradas, entre el partido morado – su presidente – y el Poder Ejecutivo, encabezadas las estrategias inherentes por los dos caciques peledeístas de nuevo cuño, uno queriendo continuar “subido en el palo”, y el otro procurando sentarse otra vez  en la poltrona presidencial; solo pensándose nada más en los comicios del 2020; qué la gente de este pueblo continué roncado, y se olvide de la penosa realidad nacional por la que  viene atravesando la República.

En esos aprestos participan, además, como es lógico suponer, los adláteres diversos con que se cuenta, y los títeres levanta manos del llamado Congreso Nacional, cabe reiterar, sin prever las consecuencias de un desbordamiento social, que está casi a la vista, con efectos impredecibles, que podría producirse en cualquier momento, en razón del hartazgo ya de este pueblo, respecto de los manejos desaprensivos de sus políticos en gestión durante los últimos años, actuales, y por venir otra vez, a los mismo.

Todos en el presente solo aspiran a proseguir entreteniendo a esta población, a través de inductores titulares periodísticos, no gratis se entiende, para que no se repare en la cruda y despreciable situación en que se le está obligando a vivir, y que nada les reclamen a esos que se creen “prohombres” nacionales.

Qué agarren el toro por los cuernos, todos estos políticos desaprensivos, y traten de doblegarle, para cambiar el rumbo de esta nación; y, que se dejen de estar queriendo embaucar más aún a la gente aquí; pues, es muy posible, “que ya la pava no ponga donde ponía”, como reza un dicho popular; y, que la gran masa poblacional esté pensando en su tranquilidad y bienestar, no en los beneficios de los politiqueros patrañosos que viven engañándole; que ya los bajos niveles de conciencia en la ciudadanía se hayan superado en un alto porcentaje.

 

Autor: Rolando Fernández

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