EL NUEVO DIARIO, EEUU. – Los descubrimientos hechos por la bioquímica húngara Katalin Karikó resultaron esenciales en la creación de dos de las principales vacunas contra el coronavirus.
La especialista narró en una entrevista al periódico El País que durante los años noventa investigó sin mucha ayuda tratamientos y vacunas basadas en la molécula del ARN, trabajo que actualmente es clave en la creación de las vacunas de BioNtech y Moderna contra el COVID-19.
Karikó recordó que “recibía una carta de rechazo tras otra de instituciones y compañías farmacéuticas cuando les pedía dinero para desarrollar esta idea».
Actualmente ambas empresas obtuvieron millones de euros de fondos públicos para concretizar sus vacunas de ARN mensajero, una idea que Karikó y otros colegas trataron de impulsar hace tres décadas.
Hace diez años investigadores de Estados Unidos fundaron una empresa que adquirió los derechos sobre las patentes de la bioquímica húngara y su colega Drew Weissman. El nombre de la empresa, Moderna, surgió del acrónimo de ARN modificado. Posteriormente, obtuvieron millones de dólares de capital privado.
La publicación de El País indica que la empresa prometió el tratamiento de enfermedades infecciosas con ARN mensajero. A la par con Moderna, otra empresa alemana, BioNTech, obtuvo algunas patentes sobre ARN modificado de Karikó y Weissman para el desarrollo de vacunas contra el cáncer. En el 2013 la bioquímica fue contratada por BioNTech, siendo actualmente su vicepresidenta.
“Sentí que era el momento de cambiar y pensé que podía aceptar el puesto para asegurarme de que las cosas iban en la dirección correcta”, dijo Karikó a El País.
Después de recibir la primera dosis de la vacuna de BioNTech junto a Weissman, Karikó sostuvo que “estas vacunas nos van a sacar de esta pandemia. En verano probablemente podremos volver a la playa, a la vida normal”.
Ante las dudas que tendrían algunas personas sobre estos fármacos, la científica dijo entenderlos, puesto que “nunca se había aprobado una vacuna basada en ARN. Pero los prototipos llevan usándose más de 10 años, contra el cáncer, en ensayos clínicos, y han resultado seguras”.




