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29 de diciembre 2025
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2 min de lectura Arte

Cultura registral

Las sociedades progresistas tienen por lo regular cultura registral. Eso significa que sus ciudadanos hacen las cosas que mandan sus disposiciones legales en todos los órdenes. Eso, igualmente, significa que observan un respeto por las normas establecidas para regir la vida económica, política y social. Es así en sentido general.Eso también encierra otra implicación y […]

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Las sociedades progresistas tienen por lo regular cultura registral. Eso significa que sus ciudadanos hacen las cosas que mandan sus disposiciones legales en todos los órdenes. Eso, igualmente, significa que observan un respeto por las normas establecidas para regir la vida económica, política y social. Es así en sentido general.

Eso también encierra otra implicación y es que las normativas para la mayoría de las actividades que realizan en la cotidianidad, son simples. Ello hace que las cosas fluyan de tal manera que vivir fuera de las normas resulta más complicado que dar los pasos que les permite vivir en la legalidad. Ello enseña a relacionar la responsabilidad con la conciencia social y el deber, por lo que la ciudadanía no se siente orgullosa cuando viola las normas, si no por el contrario, no entiende que se pueda vivir fuera de ellas.

En nuestros países llamados subdesarrollados o que no cabemos entre las naciones progresistas actuamos de manera contraria a esa lógica. Por lo regular, nuestras normativas son muchas, complejas y obstaculizadoras para los ciudadanos. Están hechas como si nos convidáramos a vivir en la informalidad, sin observancia de las leyes, y esa complejidad nos ha permitido ir forjando una cultura no registral para nuestro modelo de organización social, económica y política. Incluso, hemos llegado al punto en que nos sentimos orgullosos cuando logramos operar fuera de la ley. Desde pasar un semáforo en rojo hasta realizar nuestras actividades empresariales de manera ilegal hasta que nos descubran o se nos tranque el juego.

Es obvio, sin embargo, que la Republica Dominicana requiere de una simplificación de los procesos registrales para llevar al país a la legalidad.