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6 de mayo 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

¡Cuánta hipocresía! ¿Qué buscan?

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Una ventana para conquistar simpatías políticas: el Covid-19. ¡Es una lástima que así sea!; qué se estén agenciando logros particulares de elección presidencial aquí, en el marco de tan peligrosa crisis de salud para la gente toda; no solo a nivel local, sino también mundial.

En eso han convertido la terrible pandemia que viene azotando este país, algunos de los trúhanes cabeceras de los negocios llamados “partidos políticos”, y candidatos a la presidencia de la República, que solo procuran el voto favorable de la población, a partir de que ahora se les vea como grandes humanitarios, altruistas desprendidos por completo, e interesados en la salud y salvaguarda de sus compatriotas. ¡Qué estrategia más despreciable, en estos precisos momentos!

¡Demagogias, y pantallas de sobra! Aquí cualquier pensante medio, sabe detrás de que andan esos “magnates”: ganar votos, de cara a los próximos comicios que se logre celebrar en esta nación. ¡No es que les duelan sus connacionales, idea que intentan vender!

Para muestras sobran los botones, en alusión al refrán popular, y según las reseñas de prensa. Entre esas están:

  • “Gobierno autoriza a Abinader instalar un hospital en La Vega”. (“Listín Diario”, del 8-4-20, página 10).
  • “Gonzalo traerá de China 3 aviones con insumos”. (Igual medio, y página).
  • “Donaciones de candidatos RD por virus, ¿campaña disfrazada?” (“HOY”, del 9-4-20).

Es obvio que, ambos candidatos señalados, se empeñan por ser el donante más productivo, en ocasión de la crisis sanitaria que azota al país: pandemia del Covid-19. ¡A pescar en mar revuelto!

En el tenor de lo tratado, de más está decir que, todo cuánto hagan los políticos dominicanos por la población, queriendo aparentar ayuda sincera y oportuna ante la crisis de referencia, es pura hipocresía, y deseos de embaucar; amén de que, están gastando los cuartos que reciben de la misma población, no de sus bolsillos, que los aporta a través de los impuestos que el Gobierno obliga a pagar; parte de los cuales, se reparten alegremente entre los partidos, para los distintos usos que esos quieran darles.

¡Qué sigan creyendo los ingenuos en esta nación! ¡Qué abran los ojos!

 

Autor: Rolando Fernández

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