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26 de diciembre 2025
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OpiniónJesús M. GuerreroJesús M. Guerrero

¿Cuándo ha pasado la antorcha?

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«Liderazgo significa inclusión y alcance, no dominio o poder». Sadhguru Jaggi Vasudev

Luego del mutis del expresidente Fernández, después de las repercusiones de su yerro durante las elecciones de Venezuela, ese intento fallido de lanzar la toalla en favor del desgastado régimen chavista que agoniza en las manos de los tristemente célebres Nicolas Maduro y Diosdado Cabello en detrimento de todo un pueblo que sufre las penurias de una revolución que sin lugar a dudas es un sin sentido que se ha constituido en un Estado fallido. Pero, luego de aquel silencio sepulcral en busca de dejar que las aguas volvieran a su cauce al retomar su agenda mediática, quien en tres ocasiones ha escalado los resortes del poder.

Como primer acto del retorno a la palestra, la introducción la realizó quien fungió como jefe de campaña en el pasado torneo electoral, Rubén Maldonado al referirse a la imposibilidad del senador del Distrito Nacional de presentarse como candidato presidencial por la Fuerza del Pueblo (FP), para las venideras elecciones del 2028, para las cuales faltan 4 años, afirmando que no existe posibilidad alguna porque la FP ya tiene su candidato y es Leonel Fernández; de igual forma sentenció la imposibilidad de que el senador de San Juan de la Maguana, Félix Bautista pueda inscribir su candidatura presidencial, porque no la aceptarían.

Lo que obliga a preguntar, ¿Cuál es el criterio respecto al derecho de elegir y ser elegible que se tiene en la FP?

A todas luces no es el consagrado del articulo 20 al 24 de la Ley Sustantiva. Pero, luego de concluido el primer acto, en un programa radial el expresidente afirmó que siempre ha pasado la antorcha del poder y que la razón de su vigencia tan longeva en las lides políticas es porque le han devuelto dicha antorcha, sin embargo, olvida la máxima que tanto él ha profesado de las 48 leyes del poder de Robert Greene, en su regla número uno, no le hagas sombra a tu amo, cosa que solo le permitió de Danilo Medina y paso el mando en el 2012 y es un hecho notorio el alto costo que ha pagado por ello.

Parecería ser que, a lo interno de la FP, únicamente se puede aspirar a la candidatura vicepresidencial porque el candidato presidencial es de carácter vitalicio y sin derecho a la disidencia interna. En el aspecto de la alta dirigencia del partido, únicamente se tiene derecho a aspirar a la secretaria general porque la presidencia partidaria es ad vitam.

Desde el año 1994, como compañero de fórmula del profesor Juan Bosch en unas elecciones en las que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se desplomó al obtener un 13.12 %, perdiendo 21 puntos porcentuales al haber obtenido 33.79 % en los comicios de 1990.

Dos años después, el expresidente Fernández obtuvo su primer triunfo electoral de la mano de Joaquín Balaguer en el Frente Patriótico, 8 años después tendría su segunda victoria presidencial, en el 2008 se reeligió y a la sazón de la reforma constitucional del año 2010, aseguró su permanencia en el ajedrez político de esta media isla al garantizar que no podría ser inhabilitado al agotar su segundo mandato consecutivo y podría volver con un periodo intercalado.

Sin importar que la Constitución del 2010 eliminó la reelección consecutiva y paso al modelo de que podía volver al solio presidencial después de un mandato, se anuncio la recolección de dos millones de firmas para que se presentara nuevamente en el 2012 que luego ante el inconveniente de no poder modificar nuevamente la Carta Magna, se vio obligado a endosar las rúbricas a quien sería su verdugo, Danilo Medina.

En el 2015 sin ningún tipo de problemas volvió a salir al ruedo en busca de su cuarto mandato presidencial, los vientos fueron detenidos desde las entrañas de su otrora partido, para el año 2018, nuevamente trata de conseguir ese cuarto mandato del Poder Ejecutivo, sin éxito nuevamente producto de los obstáculos partidarios ante la imposibilidad de volver al poder desde el partido morado, fundó la FP, oficializando su candidatura presidencial en el 2020 sin éxito.

En las pasadas elecciones aspira a la presidencia de la República por segunda ocasión desde su nueva organización política, sin lograr subir nuevamente las escalinatas del Palacio Nacional. Lo que obliga a preguntar, ¿cuándo ha pasado la antorcha?, al escuchar hasta las propias voces de sus dirigentes más cercanos que ni siquiera su vástago tiene derecho a tener aspiraciones presidenciales.

Una serie de preguntas surgen respecto a la dinámica interna de la FP, ¿es acaso un partido político o una plataforma exclusiva al servicio de Leonel Fernández?

¿Hay derecho a la disidencia interna en la FP o se aplica colgar la cabeza al servicio del líder mesiánico como explicó Bosch en su cuento la mancha indeleble?

¿Puede algún otro dirigente de la FP, tener aspiraciones presidenciales o es un derecho exclusivo del expresidente Fernández?

¿Será la FP una fabrica de presidentes como lo fue el PLD, que en su haber solo tuvo 2 y luego el caos?

Dichas preguntas solo las podrá contestar el inclemente juez que es el tiempo que se encarga de dar a cada quien lo suyo. Pero, de ser afirmativa la respuesta de la primera interrogante, la FP podría devenir a una especie de Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), en la condición que lo dejo la marcha al misterio del Dr. Balaguer. Porque ante la imposibilidad de tener aspiraciones presidenciales a lo interno de la FP, no hay razón de ser del partido más allá de la existencia física del expresidente.

La democracia interna brilla por su ausencia en una organización que su razón de ser, fue la negación de la misma en su viejo partido.

Creo prudente concluir con la siguiente frase de Hipólito Yrigoyen, cito: “El poder, a pesar de ser uno de los medios más eficaces para hacer practico un programa, no es el fin al que pueda aspirar un partido de principios ni el único resorte que pueda manejar para influir en los destinos del país. Solo los partidos que no tienen más objetivo que el éxito aplauden a benefactores que los acercan al poder a costa de sus propios ideales”.

Por Jesús M. Guerrero, hijo

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