Hay fuerzas que mueven el comportamiento humano, una de las más poderosas, y a veces más subestimadas, es la presión del grupo. No la que se impone a golpes de autoridad, es la que se instala en el ambiente y, poco a poco, obliga a ajustar la conducta para no quedar fuera “de sintonía”.
En cualquier organización, la gente no cambia porque “algo le dijeron debía cambiar”, es porque el ecosistema social tiene más poder que cualquier memo.
Lo vemos en cada equipo cuando un líder puede pedir que todos mejoren la escucha, pero el verdadero cambio ocurre cuando los compañeros empiezan a dar feedback cada vez que alguien interrumpe o no presta atención, ahí, la presión suave del grupo sustituye lo que una instrucción formal jamás lograría, ya que la conducta se vuelve hábito.
Y a lo que hay que prestar atención es muy simple y es que nadie quiere ser la excepción cuando el resto se mueve hacia un estándar, y ese fenómeno sirve para corregir comportamientos y también es parte de la cultura.
La presión del grupo funciona cuando genera dos efectos simultáneos:
Responsabilidad (lo que hago se ve) y sentido de pertenencia (quiero alinearme con lo que el grupo valora) y es por estos dos factores que los expertos suelen compartir en público objetivos de desarrollo, y esto no es para exhibir vulnerabilidades, lo que buscan es activar un mecanismo natural que hace que la gente se comprometa más cuando otros pueden observar su avance.
Y aunque a veces se subestime, este principio puede ser la herramienta más elegante para cambiar comportamientos sin castigar, sin humillar y sin imponer.
Debemos ver la presión de grupo como un recordatorio de que el progreso colectivo se sostiene cuando todos empujamos hacia el mismo lugar; sobre todo, cuando las pequeñas acciones que se hacen visibles suelen ser la chispa que enciende la transformación de un equipo.
Por Belma Polonia González
Profesional en Gestión Humana, enfocada en el desarrollo del talento, la cultura
organizacional y el bienestar laboral. Se caracteriza por crear experiencias que conecten a las personas con su propósito profesional y humano.
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