“La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano.” Friedrich Nietzsche
Durante los 16 años consecutivos de 20 abriles en total, que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), dirigió los destinos nacionales con un control absoluto del Estado, vulnerando la separación de poderes y hasta con el control del órgano rector de los procesos electivos, la Junta Central Electoral (JCE), por demás con la mayoría en las preferencia del electorado, el discurso opositor en su peor momento desde el año 2004 con la imposibilidad de la permanencia en el poder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), fue desconocer las encuestas como Gallup y otras que han exhibido un prestigio con el pasar del tiempo por sus datos certeros respecto a los comicios celebrados en esta media isla.
Luego de formalizada la división del PLD en el año 2019, luego de sus primarias iniciaron a adoptar los discursos de la oposición como fueron la indetenible segunda vuelta en las elecciones del 2020, la cual nunca ocurrió y en pleno 2023 continúan apelando a este ardid sin importar que las encuestas los desmienten.
Para desmeritar las encuestas que han puesto en evidencia su minoría numérica frente al oficialismo y su candidato que busca la reelección presidencial, que encabeza las preferencias entre el electorado, han asumido el discurso derrotero de que las encuestas son pagadas y que la realidad se encuentran en los autobuses del transporte público y en su generalidad en las calles del país, mismo discurso del otrora partido opositor por excelencia el PRD durante el lapso del 2004 al 2012 en que sufrió cinco derrotas electorales consecutivas ante el PLD, cada una peor que la anterior.
La respuesta del PLD, a esta línea comunicacional opositora de aquel momento, era pagar primeras planas de los principales periódicos de circulación nacional exhibiendo los números dados por la Gallup y los media tours con sus principales voceros defendiendo la calidad de la encuesta, aunque a partir del 2016 empezaron a atacar la firma encuestador por no estar de acuerdo con los números. En la actualidad, vemos a la Fuerza del Pueblo (FP), acusando de ser pagadas y todos sus voceros restando importancia a estas firmas encuestadoras, desde que los datos no son favorables para sus anhelos presidenciales.
Han agotado hasta el cansancio en la opinión pública, los discursos de segunda vuelta y la parcialidad como servicios prestados de las encuestas que en el pasado ellos exhibían como aval de su victoria en las urnas. Han recurrido a la máxima de Joseph Goebbels de repetir mil veces una mentira hasta convertirla en verdad, el problema es que sus interlocutores carecen de calidad y coherencia para enarbolar discursos opositores y muchos menos para incidir en la psiquis ciudadana que recuerda su accionar desde el poder.
Su única estrategia expuesta en estos momentos, es tratar de tergiversar la percepción, parece que tantos años en el poder los afranceso y no saben pelear abajo.
Desde alegar que el gobierno copia sus proyectos, inventar y promocionar resultados de firmas encuestadoras que no existen, el discurso de barricada que vociferan algunos edecanes del expresidente Fernández, ha caído en lo ruin al politizar un tema de nación como la crisis haitiana y la soberanía nacional. Sencillamente han tratado de construir un relato opositor desde la desesperación que es la antesala de la inevitable derrota electoral.
A la sazón, los principales portavoces del proyecto presidencial de la Fuerza del Pueblo, han manifestado su desesperanza encabezando un ataque sistemático contra la JCE, incluso exigiendo la auditoría del padrón electoral y desobedeciendo las resoluciones emanadas del pleno del rector electoral. Algo parecido a la actitud opositora del 2004 al 2016, especialmente durante la gestión de uno de los principales voceros del expresidente Fernández, frente a la JCE, como fue Roberto Rosario, quien calificó las diversas imputaciones de su parcialidad morada como desesperación por la inminente derrota de sus detractores de aquel momento, dicha respuesta le queda como anillo al dedo al discurso que hoy pregona el expresidente de la JCE.
Celebradas las primarias del Partido Revolucionario Moderno (PRM), este pasado domingo 1 de octubre, la oposición, la cual se encuentra disgregada dentro de un pacto en el cual predominan los rencores por encima del consenso, del lado de la FP que no celebró proceso interno para elegir a su candidato presidencial ni a los distintos candidatos para conformar sus boletas congresual y municipal, respectivamente, alegan torpemente que el millón de votantes de la primaria del PRM, es un fracaso y hasta se han rasgado las vestiduras para vender ese sofisma.
Parecería ser por la desesperación de las voces de ese partido opositor que no celebró primarias, que el primer golpe de parte del oficialismo contra la oposición fue ese millón de votantes en un proceso interno que tuvo mayor impacto que un acto de celebración de las supuestas, dos millones firmas que tuvo menos de diez mil personas presentes.
La amnesia selectiva en la agenda comunicacional de la FP, que solo recuerda los triunfos del pasado morado del expresidente Fernández y endosa los excesos de corrupción administrativa al danilismo, también olvida los datos de las primarias de octubre del año 2019. Dichas primarias sellaron la derrota del PLD en los comicios generales del 2020, por la división, pero olvida el expresidente Leonel Fernández que afirmó que las primarias del PLD no se elegía el candidato morado, sino el presidente de la República.
En el año 2019, la convención del PLD fue con padrón abierto que en aquel momento consistía de 7,422,416 y votaron 1,871,754, equivalente al 25.22 % del padrón electoral, la división fue consagrada con la victoria del penco y la salida de Fernández del PLD. Mientras que el PRM tenía un padrón de militantes inscriptos de 1,296,483 y votaron 382,385 para el 29.49 % y este domingo pasado, en el proceso interno del PRM, votaron 1,026,047 de votantes para el equivalente porcentual del padrón del PRM de 33.35 %, supervisado y contado por la JCE.
Absurdamente en el 2023, la FP no celebra procesos para fortalecer su democracia interna y asume el discurso antes del proceso de votación y después del mismo, primero que no se llegarían al millón de votos y luego que llegar a esa suma era una derrota. Tal cual, la tremenda corte de tres patines.
El único fracaso que se puede observar en el escenario político es el discurso opositor que no conecta ni asume causas sociales y más bien deja ante la palestra, la desesperación de aquellos circunscritos al proyecto presidencial de la FP, porque los números al día de hoy, confirman que tendrán cuatro años más fuera de la administración del Estado.
Todo lo que en el pasado celebraron como antesala de sus triunfos, hoy lo condenan porque no los favorece. La respuesta idónea es el silencio, pero continúan haciendo caso omiso y prolongando su loca carrera de errores.
Creo prudente concluir con la siguiente de frase del célebre escritor francés, Gustave Flaubert, cito: “Hay que esperar cuando se está desesperado, y andar cuando se espera.”
Por Jesús M. Guerrero hijo
