EL NUEVO DIARIO, ROMA, (EFE). – Detrás de la cautelosa terminología de sus comunicados, los médicos del hospital policlínico «Gemelli de esta capital esconden su asombro ante la sorprendente recuperación post operatoria del Papa Juan Pablo Segundo.
Tomando en cuenta el carácter extremadamente delicado de la larga intervención quirúrgica que realizaron al Pontífice tras el atentado del miércoles, podía esperarse, normal-mente, una evolución del estado de salud del paciente mucho más lento.
Por ello se mantiene aún el pronóstico «reservado”, si bien se espera que, en el curso de los próximos días, dicho pronóstico desaparecerá y se trasladará al Papa de la unidad de vigilancia intensiva a otro departamento del hospital.
A pesar de esa impresión positiva, confirmada por el parte médico número 10, de la tarde de ayer domingo, no es posible aun saber cuándo se someterá al Papa a una segunda intervención quirúrgica, con el fin de quitarle la prótesis intestinal (ano artificial) que se le puso el miércoles.
Para ello debe progresar la paulatina reanudación de los movimientos y funciones intestinales, que se inició el sábado, hasta llegar a la relativa normalidad que consiente la intervención quirúrgica ya realizada.
La gimnasia respiratoria, a la que está sometido el paciente, tiene la finalidad de evitar posibles complicaciones bronconeumónicas y asimismo los ejercicios de las piernas deben evitar los riesgos de tipo tromboembólico. La ligera fiebre, que oscila en torno a los 38 grados centígrados, no es considerada como preocupante por los cirujanos y médicos, teniendo en cuenta los resultados de los controles de análisis de todo tipo que se están realizando.
Entre los hechos más alentadores, hay que señalar que el Papa ha podido levantarse de la cama durante unos momentos, para sentarse en un sillón, y que le es posible hablar con más frecuencia sin que ello le cause un excesivo cansancio.
Así, ayer pudo grabar el mensaje de cuatro minutos que la radio vaticana transmitió al mediodía, en la Plaza de San Pedro.
A título de simple asesor, se ha añadido al equipo médico que le atiende desde el miércoles el profesor y amigo personal del Papa, Gabriel Turowski, catedrático de inmunología en la facultad de medicina de Cracovia, quien puede explicar a Juan Pablo Segundo en polaco, con más facilidad que monseñor Stanislaw Dziwisz, los términos técnicos utilizados por los médicos italianos del «Gemelli”.
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