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27 de abril 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

Con los obreros del transporte divididos, ¿qué se puede lograr?

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La verdad es que, cuando uno repara atentamente sobre determinados “espectáculos” sociales que se dan en este país, asociados con justos reclamos populares, y que se desmeritan con los aprestos politiqueros de estilo, por parte de seudo dirigentes grupales, que innegablemente observan ante la ciudadanía pensante, comportamientos ambivalentes,  que se reportan como corchos, vale decir, la pregunta que de inmediato asalta es: ¿qué será de la gente aquí, con esos buitres, a la cabeza de todo movimiento reivindicativo?

Desde hace ya un tiempo razonable a la fecha, la temática que más se ha destacado entre los dominicanos, y se ha mantenido sobre el tapete, es la relativa a los abusivos precios de los combustibles todos, considerados por expertos en la materia, como los más caros de la región del Caribe.

Y claro, conociéndose por demás, los motivos que subyacen en esa desaprensión estatal, encabezados por la excesiva carga impositiva incidente, como el manejo circunstancial y medalaganario de que es objeto la dichosa Ley 112-00   sobre Hidrocarburos, por parte del ministerio oficial a cargo. ¡Se aplica según conveniencias!

Bastante es cuánto se ha hablado y escrito sobre el particular para edificación de la opinión pública, con las recomendaciones pertinentes a cargo de gente autorizada. Sin embargo, nada ha prosperado; todo se ha venido quedando en bla, bla, bla; protestas y amenazas de huelgas choferiles. Mientras tanto, los hidrocarburos, como los precios de los pasajes continúan caros, por las nubes.

Ahora, lo que más llama poderosamente la atención es que, el sector beneficiario directo de las enmiendas y equidad debidas, en el orden de lo que se trata, que es el choferil, ya que sus miembros viven de la actividad laboral, no así los “caciques” que les narigonean, que son los empresarios “vividores y guisantes” dentro del negocio, a la hora de juntarse para reclamar con firmeza, lo que hacen es dividirse, siguiendo siempre las directrices de sus comandantes politizados, identificados con la oposición, y el oficialismo. ¡Sí, aquellos que, por “error”, llaman sindicalistas!

Pensar en los usuarios perjudicados del servicio, se queda para después, muy a pesar de que, son esos los que están soportando la mayor carga del problema. Primero, teniendo que pagar los pasajes más caros, a como les venga en gana cobrárselos los chóferes, que también recortan las rutas a voluntad.

Y, segundo, estando obligados a soportar montarse bajo presión de los buscones armados con palos y tubos, que se destacan en las paradas, en carros destartalados por completo, con los tanques de gas mal instalados, dando saltos en sus espaldas; corriendo los que pagan, riesgos probables diversos.

Cuando los choferes, obreros del transporte, se inventan los llamados paros “sorpresa”, como los avisados por adelantado, dizque para exigir rebajas en los precios de los combustibles, ¡tal cosa es mentira!, los hacen para allantar nada más. ¡Qué nadie se llame a engaño!

¡Esos “pobres” del pueblo suben los pasajes, y jamás los bajan!; salen beneficiados, claro está. Los que más sufren con tales hechos, son los “lesionados” pasajeros, que requieren transportarse rápido, para poder llegar a tiempo hasta sus trabajos, por lo que aceptan las exigencias, o no se montan.

En ese tenor, daba pena ver lo que ocurría con ellos los días 26 y 27-11-18, cuando desesperados, tenían que caminar a pie, para poder presentarse en sus centros laborales a las horas fijadas. ¿Y qué? ¿Se logró algo con esos?; el que todo siga igual. ¡Y entonces! cabe reiterar, ¿para qué se llevan a efecto tales acciones?

Aquí tendrá que aparecer alguien, capaz de “ponerle el cascabel al gato”, como se dice popularmente, para ver si este pueblo deja de estar pasando tantas vicisitudes; como que, muchos vivos, sindicalistas, choferes, y corruptos políticos de nuevo cuño, no continúen burlándose de la ciudadanía.

 

Autor: Rolando Fernández

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