ENVÍA TUS DENUNCIAS 829-917-7231 / 809-866-3480
26 de diciembre 2025
logo
OpiniónJulián PadillaJulián Padilla

¿Cómo no ser la Gran Rata?

COMPARTIR:

Correr su propia carrera es una opción para una diferenciación en el mundo de los negocios. La mayoría le gusta participar en los segmentos que considera más seguros, pues con ello entiende que garantiza el retorno de su inversión, en un periodo promedio de recuperación aceptable.

Claro estamos hablando de empresas que tienen ya una solidez financiera y de imagen de marco y corporativa. Cuando nos fijamos bien, la gran mayoría imita la tecnología y sencillamente se concentra en mejorar los atributos del producto, adicionando o simplificando procesos para el manejo adecuado del mismo.

Siempre se ha hecho una comparación en paralelo sobre el posicionamiento de un producto y las candidaturas que participan en un certamen electoral.

Y no se trata solo del manejo publicitario, promocional, o compra de conciencias como suele darse en culturas clientelares y populistas. Sino en el propio discurso, en la propuesta que hace el candidato para atraer seguidores y convertir la atracción inicial en un voto seguro en las elecciones donde compite.

Como lo que se quiere es ganar, cualquier cosa no solo es posible, sino plausible, desde la óptica del conteo de los votos. Y en este sentido inventare cualquier cosa, realizable o no, tiene cabida en el discurso del candidato, aunque de repente piense que eso jamás lo implementaría.

A veces somos capaces de prometer cosas que los mismos financistas odian, para dar la apariencia de tener un interés real en la solución de algún problema de impacto nacional o en una comunidad.

Como todo es posible y existe una cultura política no solo en nuestro país, sino en cada país donde se utilizan las elecciones para elegir los gobernantes, entonces en ese proceso de campaña (que es la promoción en el marketing de un producto), se vale cualquier cosa.

Pero más que las mentiras que todos hablan, vendiendo un viaje personal a la luna con gastos pagos, están los trapos sucios que se sacan de los contrincantes.

Ahí está la gente cuando sabe que hay un candidato con potencial de ganar, hurgando en su vida personal, buscando las debilidades humanas que todos tenemos, buscando publicaciones, fotos, relaciones personales, errores de gestión en el ambiente público o privado. Y tratando de exponer esas diabluras privadas que prácticamente tenemos todos, para de esa manera, no vender nuestra idea como la mejor y demostrarlo, no, para hundir moral y éticamente al competidor.

Un juego sucio de la política, establecido en todas partes del mundo, por eso los políticos de aquí y de allá, son primos hermanos del mismo estiércol y del inevitable pus que brota de la putrefacción de un cuerpo muerto.

Por eso, es un gran reto el asumir el no ser la gran rata, en una carrera que evidentemente se desarrolla entre enlodados en el fango.

Como no entrar en esa carrera de ratas y por ellos no ser la Gran Rata, es realmente un tremendo reto. Que posibilidad habría para un candidato, no correr en la carrera de ratas y resultar ser el más votado por los electores en un proceso democrático.

¿Existen esos tipos de candidatos en los partidos políticos?. ¿Tienen realmente posibilidad de ganar?.

No ser la Gran Rata implica no competir en la carrera de ratas. Porque si no estás aparentemente enlodado, los que viven en el fango pues no tienen de otra, y son la mayoría, entonces se encargan de enlodarte o de inventarse tormentas de lodo, para que tu candidatura no pase.

Es que el proceso de ser candidato, no surge como consecuencia de haber nacido en ese momento para ello. Y esto tal vez sea una clave. Es decir, una persona con una vida estable, tranquila, con cualidades morales y éticas, dedicada a sus actividades privadas, con dotes de liderazgo personal, es identificada por un Zorro de la Política y es conquistado para que sea candidato. Luego es colocado en la boleta electoral y se le dotan los recursos para que haga campaña con una propuesta creíble y conveniente para la comunidad.

No es un activista, no es una persona conocida de impacto popular, pero se intenta a través de los medios de crear la imagen, el posicionamiento y el mismo partido le da el apoyo militante, para que pueda sacar los votos necesarios y por ejemplo logre una regiduría, una diputación. Es lo que muchas veces se denomina el fenómeno de la política.

La otra posibilidad es que esta persona interesada, haga vida pública, sea un crítico de las cosas que están mal hechas a su entender, se anime a participar en política, logre una candidatura y participe.

Pero luego de que eres candidato, automáticamente surgen los rivales, si tienes potencial, y con ello, el juego sucio que inventa cosas, o realiza criticas que te llevan al terreno de la cultura del lodazal.

Es como decía un amigo una vez que le consulte sobre la posibilidad de participar en política. Este me decía: es como cuando vas a una discoteca, aunque tú no fumes, saldrás de allí con olor a cigarrillo.

Entonces, luce ser un poco cuesta arriba, no contra atacar cuando estas siendo agredido, con el juego sucio de la política, que se invade tu privacidad, que se inventan mentiras. Sin darte cuenta, sin proponértelo, ya estás en la carrera de ratas.

No ser la gran rata, implica no participar en la carrera de ratas. Y no hacerlo en política y resultar ser el ganador, es un fuerte nadar contra la corriente que va desgastando a quien lo intenta, por lo que las probabilidades de éxito, son mínimas.

Tal vez por esto personas que en teoría tienen una vida que puede servir de modelo, no participan en política. Porque al parecer el fango es como un imán que acaba por bañar a todos los que participan de forma inevitable en esa carrera de ratas.

Por Julián Padilla

Comenta