El sistema tiene varios actores unos que lideran las acciones de “ver y oír” desarrolladas por los protagonistas de las mismas, dentro de los escenarios educativo. Son estos últimos los que deben desarrollar ínsito, la supervisión de los procesos, entre estos protagonistas se encuentran los distritos, dependientes de las regionales y, los directivos escolares, estructurados en cada centro educativo a través de un equipo de gestión. En los distritos se encuentran los supervisores distritales, un personal especializado y organizados por cada una de las áreas educativas. Los directores de las escuelas son los primeros responsables de la supervisión, la que se valida con visitas programadas desde los distritos escolares, combinadas con las herramientas digitales.
Para evaluar la supervisión de la calidad en el área de la educación, se deben considerar un cúmulo de indicadores, entre los que se encuentran, los de rendimiento académico, junto a aquellos que se refieren a las competencias docentes, a los recursos, a la infraestructura, e incluso a la equidad.
En este proceso se deben utilizar, tanto la evaluación interna (autoestudio institucional), como la evaluación externa. Esta última aporta al sistema, el necesario reconocimiento público, legitimando las acciones internas. El proceso evaluativo debe ser continuo, siempre sustentado en la medición de objetivos y en la generación de evidencia empírica. Estas informaciones y evidencias sirven para que los directivos puedan tomar decisiones informadas, decisiones que deben garantizar o asegurar una mejora constante de los programas y, como consecuencia de sus decisiones, lograr cimentar la confianza de la sociedad en los procesos que conllevan estas acciones académicas.
El proceso de evaluación de la supervisión de la calidad debe definir en forma simple el objeto de la evaluación. Para cumplir con este requisito, debe establecerse en forma clara, la porción de la realidad educativa que se medirá. Se trata de precisar a qué se dedicará la evaluación. Por ejemplo, se puede dedicar en forma exclusiva, a examinar un programa específico, puede dedicarse al análisis de la institución en su conjunto, así como, para analizar la docencia y la investigación, entre otros aspectos no menos relevantes.
De la misma manera una buena planificación de la supervisión escolar, debe establecer los objetivos de las actividades propuestas, porque de lo que se trata es de la determinación del propósito de la evaluación. El propósito de la evaluación puede ser la rendición de cuentas, así como, la mejora de los procesos o la certificación de los estándares.
La evaluación identifica y mide aquellos indicadores clave, como, por ejemplo, el rendimiento académico. Este se evalúa al medir las tasas de aprobación, el progreso de los estudiantes y los resultados en exámenes estandarizados. La formación docente es también un indicador clave, porque al evaluar su formación y práctica docente particular, se evidencian competencias, las experiencias y, sobre todo, su capacidad de investigación, las habilidades de adaptación que posee y, sus destrezas como enseñante, así como otras cualidades docentes de importancia para la academia y los propósitos del Estado.
Entre los indicadores clave deben ser incluidos, con criterios de análisis crítico, las instalaciones, el equipamiento y los recursos educativos disponibles.
También deben ser incluidos el entorno de aprendizaje, la equidad, el acceso a la educación y el compromiso de la comunidad con el progreso escolar de sus hijos.
Dentro de estos indicadores, hay que incluir la capacidad de investigación de la institución y su impacto en el conocimiento, en la práctica profesional y en la relevancia social, es decir, asegurar que la oferta educativa responda a las necesidades sociales y contribuya al desarrollo y la innovación reclamada por las necesidades del contexto.
Las características fundamentales de la supervisión inician con el supervisor, como ocupante de un puesto de trabaja que requiere altos estándares personales.
Tanto, que las gerencias de alto nivel productivo en la industria y sus diversas complejidades, tienden a buscar individuos con destrezas, habilidades, conocimientos y competencias, por encima de lo normal. Desde ese modelo, considero que las empresas académicas, sin perder su objeto esencial ni sus principios de servicios, debieran determinar criterios innovadores y conformes a los requerimientos de la etapa del desarrollo actual del sistema educativo.
¿Qué denominamos como características de un Oficio?
En el complejo mundo empresarial, ellas se observan como parte de algo que se hace, se ve o se posee.
También se refieren a los aspectos que le distinguen de los demás y le hacen ver o percibirse, como diferente, porque se trata de cualidades que hacen distinta la labor de Supervisar, de otros oficios similares.
Es por esa razón, que, en una planeación para ejercer la función de supervisar, necesita estar fundamentadas en las características de dirigir y controlar.
En este punto, es bueno enfatizar, que, entre las características positivas del oficio de la supervisión, se encuentran la equidad, la búsqueda de una finalidad y el desarrollo de la integridad.
Estas características procuran llevar a cabo una practicidad positiva en los procesos, en donde hay que saber trabajar, actuando con la coherencia de la “diferencialidad”, para poder ejercer una función integradora, en donde se ejerza una práctica de participación coherente. Desde esa práctica, se debe ser capaz de planificar en forma abierta, integrando a los equipos involucrados, y, sobre todo, lograr que el clima sea propicio para evaluar con objetividad, cada una de las tareas que componen las actividades.
Al hacer todo lo que hemos planteado como características, colocamos al individuo que supervisa, con unos valores agregados, los que le debe hacer un profesional distinto en su praxis, a otras profesiones semejantes.
La evaluación de la supervisión de la calidad de la educación, debe realizarse en forma transparente al público en sentido general. Debe ser de ese modo, porque la gestión escolar transparente, se convierte en un producto esencial para la legitimación de las inversiones y acciones educativas.
Por Francisco Cruz Pascual
