EL NUEVO DIARIO, INDEPENDENCIA.– La inestabilidad del servicio eléctrico mantiene a oscuras y en vilo a Jimaní, comunidad cabecera de la provincia Independencia, profundizando la sensación de inseguridad y el sentimiento de abandono que arrastran sus residentes desde hace años.
El académico Iván Gatón advirtió que el Estado dominicano está descuidando un territorio estratégico para la soberanía nacional, al no priorizar inversiones en infraestructura que garanticen condiciones de vida dignas en la frontera.
“La frontera, como punto donde inicia el territorio que nos da nacionalidad, debe recibir atención prioritaria. Los 381 mil dominicanos que viven en esta zona hacen patria cada día, en condiciones económicas de las más desfavorables del país”, afirmó Gatón.
Inseguridad por apagones
La falta de energía eléctrica no solo paraliza la actividad económica, sino que también desata el temor entre la población. Un ciudadano, frente al ayuntamiento de Jimaní, denunció que los prolongados apagones dejan al pueblo sumido en completa oscuridad, creando un escenario propicio para que grupos criminales haitianos crucen la frontera y se refugien en la zona.
“Nos sentimos prácticamente inseguros. Cada vez que el pueblo queda oscuro, tememos que entren delincuentes y se escondan en viviendas de haitianos residentes aquí”, relató, advirtiendo que la tensión podría derivar en conflictos entre dominicanos y haitianos.
Crisis prolongada y desesperante
Según el presidente de la Cámara de Comercio y Producción de Independencia, Marcos López Nova, la comunidad enfrenta apagones diarios de hasta nueve horas, voltajes irregulares y un servicio intermitente que está asfixiando a pequeños comercios y forzando a muchos a operar con plantas eléctricas.
“El voltaje es tan irregular que no podemos mantener la producción continua. Esto está llevando a la quiebra a negocios pequeños que no tienen recursos para sostenerse”, denunció López Nova.
Las constantes variaciones de voltaje han dañado electrodomésticos, arruinado mercancías perecederas y obligado a las familias a gastar más en combustible para alimentar generadores.
“No es solo la luz, es la dignidad de un pueblo que está siendo pisoteada”, expresó una residente, mostrando neveras vacías y alimentos dañados.
La crisis eléctrica también afecta el acceso al agua potable, ya que muchas bombas dependen del suministro eléctrico. Todo esto en una comunidad estratégica para la seguridad y el comercio, pero tratada —según sus habitantes— como “ciudad de segunda categoría”.
Llamado urgente al Gobierno
López Nova exigió al Gobierno central y a EDESUR que asuman su responsabilidad y ejecuten un plan inmediato para normalizar el servicio.
“Nos sentimos olvidados, como si nuestra voz no contara. Somos parte de este país y merecemos respeto y soluciones, no excusas”, concluyó.




