La amistad es una de las relaciones más valiosas entre los seres humanos. Los amigos se comprenden y apoyan más que la propia familia, en muchas ocasiones. Se convierten en refugio en los momentos difíciles y en compañía indispensable en los buenos tiempos.
Pero cultivar amistades verdaderas es un desafío. Requiere paciencia, tolerancia y la capacidad de aceptar los defectos de quienes fueron solo desconocidos, en un principio Por eso, las discusiones y diferencias entre amigos forman parte natural de la convivencia, sin importar la cultura, el origen o la historia personal de cada uno.
Justo por esa complejidad, resulta admirable ver grupos de amigos que han logrado mantenerse unidos a través de los años, superando barreras, malentendidos y momentos de tensión, pero también celebrando juntos alegrías, triunfos y ocurrencias memorables.
Ese lazo que los une no se sustenta únicamente en compartir bebidas, risas o chistes subidos de tono que han dejado “despeluculados” a algunos. Va mucho más allá. Se fortalece con la presencia constante ante cualquier necesidad económica, emocional o de salud que afecte a uno de sus miembros. Es una solidaridad que se convierte en motor, en alma colectiva, en fuerza para enfrentar cualquier dificultad.
Ese es el espíritu de Los Victorrachos, un grupo de amigos que recientemente dio el paso de constituirse como institución formal, con carácter jurídico, manteniendo como objetivo único ayudar a quienes lo necesitan. Y lo hacen sin alardes y en bajo perfil.
Esa misma forma de ser tienen “Los Borrachos”, otro colectivo de amigos que salió de Villa Duarte a conquistar el mundo con sus capas de capacidades y valores, con sus armas profesionales u oficios de cocinero, bilingües, periodistas, experto en impuestos, tecnólogo, administrador y otros.
Este año, como ya es tradición, Los Victorrachos se preparan para celebrar el 31 de diciembre su emblemática fiesta de fin de año, en la avenida Venezuela esquina Octavio Mejía Ricart, del ensanche Ozama, frente al colmado Victoria y la antigua Barrica.
El encuentro se realiza en horas tempranas, para no interferir con las celebraciones familiares, y se ha convertido en un punto de reunión para decenas de personas que disfrutan de buena música, alegría y un ambiente sano donde se despide el año moviendo el cuerpo al ritmo de un grupo musical afinado y festivo.
Como cada año, Los Victorrachos abren las puertas a las familias de la comunidad para compartir un momento de confraternidad y unión. Su fiesta no busca competir con ninguna otra: simplemente ofrece un espacio auténtico, cargado de tradición, camaradería y ese toque especial que solo la verdadera amistad puede dar. Es gratis. Solo basta con llevar una sonrisa o el deseo de sentir un intenso calor humano. Los esperamos con los brazos abiertos.
Por Daniel García Santana
