La situación lamentable por la que atraviesa el pelotero Wander Franco debe mover, no solo a los jugadores de béisbol, sino a toda la sociedad, a una profunda reflexión.
Franco, de 22 años, está sometido junto a la madre de una menor de 15 años con la que habría sostenido una relación sexual cuando ésta tenía apenas 14 años.
Los detalles que han salido a la luz pública a través de la pieza acusatoria presentada por el Ministerio Público son verdaderamente contundentes y frena al que tiene dos dedos de frente para que ni siquiera se atreva a alegar que tratan de hacerle daño al talentoso jugador.
Conociendo el alto grado en sentimiento de conmiseración que alberga el dominicano, no me resulta para nada extraño, pero si vergonzante, que aparezcan personas minimizando el caso y hasta comparándolo con hechos totalmente distintos como por ejemplo el de la discoteca Jet Set.
Y yo vuelvo a preguntarme, lo he hecho con mucha frecuencia, qué hacía este muchacho y qué necesidad tan grande tenía para enfocarse en una niña de 14 años, si tomamos en cuenta que en ese momento tenía un contrato vigente de US$182 millones de dólares con el equipo Rays de Tampa del béisbol de las Grandes Ligas en Estados Unidos.
El Ministerio Público reveló que la adolescente sostuvo una conversación con una psicóloga forense, en la que relató “que su madre habría recibido siete pagos de RD$100 mil pesos mensuales, así como un vehículo para permitirle al pelotero mantener una relación con ella.
No importa que la menor haya tenido experiencias anteriores, quien debía tener presente ese detalle para no involucrarse era Franco, porque por más desarrollada de cuerpo que estuviera la jovencita la ley penaliza este tipo de relaciones.
Ahora la inmoralidad disfrazada de doble moral quiere justificar al pelotero alegando que las menores de este tiempo saben más que los adultos, argumentan que dicha relación tenía el firme propósito de aprovechar el dinero del jugador, pero también afloró una debilidad por mujeres muy jóvenes.
Es una pena y lamentable el caso, pero por el hecho de tener dinero y ser famoso, este tipo de hecho no puede pasar desapercibido… debe servir de escarmiento y referente para los adultos, en especial los atletas que cambian de status, para que un gusto no le arruine la vida.