“Las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. La papeleta es un puñal de papel.” David Lloyd George
Con las candidaturas presidenciales definidas en los tres principales partidos del sistema de esta media isla, las especulaciones de una segunda vuelta electoral para el 2024 no se han dejado esperar. Como se ha vuelto costumbre en los últimos 3 torneos electorales, la realidad es que desde la implementación del balotaje producto del Pacto por la Democracia que dio salida al impase de la crisis postelectoral de 1994. Pero, desde establecido el sistema de segunda vuelta solo se ha celebrado en una ocasión y de cierta forma, porque Balaguer jugó a ello para luego, anunciar el Frente Patriótico y el resto es historia.
Por el PRM es evidente que optará por la reelección presidencial el presidente Luis Abinader, por la FP el Ex presidente Leonel Fernández y por el PLD, Abel Martínez. Leonel Fernández es el único de los tres que nació durante el régimen que durante 31 años constriñó el destino de los dominicanos a merced de un solo hombre, sin embargo, el presidente Abinader y el candidato del PLD, nacieron después del régimen, nacieron en democracia. Es decir, otra generación que ha desplazado al liderazgo tradicional de sus respectivos partidos.
Lo que obliga al Ex presidente Fernández a elegir un compañero de fórmula de esa generación, que cuente con los méritos políticos y experiencia de Estado, y pueda ser ente de consenso. Es decir, un puente que unifique no que divida.
El proceso interno que celebró el PLD, este pasado domingo y en el cual salieron bien parados, al evitar cualquier fisura partidaria en su tan difícil situación, aunque fue evidente para el país que el PLD ha perdido la conexión con aquellos sectores sociales que fueron primordiales para las victorias del pasado, en especial con la clase media que fue su base de sustentación social durante esos 16 años de gobierno consecutivos, en una especie de matrimonio sin divorcio.
Sin embargo, como todo proceso interno de cualquier partido político, ha dejado laceraciones, con la renuncia formal del PLD del presidente de esa organización en Salcedo, Omar Rafael Vásquez Portoreal, él, apoyaba a Margarita Cedeño y consagró en su carta de renuncia que no sería cómplice del abuso. Por igual, la advertencia de Antonio Isa Conde a Juan Ariel Jiménez de que teme de que será excluido.
Mientras, Abel Martínez venció abrumadoramente a Margarita Cedeño y de esta forma formalizó el relevo del liderazgo tradicional del PLD, de paso, quedo claro que Danilo Medina ya no tiene control absoluto de esa organización. Pero, un partido que hace 3 años en su proceso interno que sello su división, movilizó casi 2 millones de votos en la actualidad no pudo pasar de cuatrocientos mil votos, peor aún, siendo una primaria abierta y con la particularidad de que permitía el voto de los menores de edad que estarán habilitados a votar en las elecciones del 2024.
Más difícil aún, durante meses anunciando la juramentación de miles de personas, para luego, totalizar la cantidad de 600 mil nuevos militantes, cosa que ha quedado en duda después de este domingo.
Hablar de segunda vuelta electoral a 2 años de las elecciones es un absurdo, más cuando la historia política del país, ha demostrado una y otra vez que solo con la conformación de un bloque opositor y un gobierno desgastado, se produce un cambio de gobierno.
En 1974, se organizó el Acuerdo de Santiago con Don Antonio Guzmán candidato presidencial y su compañero de fórmula el Gral. Wessin y Wessin, no se pudo materializar producto de la represión política de la época y surgió un candidato títere para llevar a cabo aquellos comicios, en la figura del Almirante Lajara Burgos. Luego, se logro el cambio de gobierno 4 años después en 1978, para el 1986 hubo otro cambio de mando con el regreso de Balaguer al poder y sus últimos 10 años. Para 1994, se conformó el Acuerdo de Santo Domingo y por un fraude electoral se redujo a 2 años el mandato presidencial, dando partida al cambio de gobierno en 1996 con la celebración de la única segunda vuelta electoral en nuestra historia.
Luego, en el 2000 con la política de alianzas que había creado Peña Gómez y su marcha al misterio, hubo otro cambio de gobierno. Para, el 2004 regresa Leonel Fernández con la coalición de partidos que conformaban el Bloque Progresista que fue una pieza fundamental para esas 6 victorias consecutivas del PLD.
Cabe resaltar, que, durante los aprestos reeleccionistas de Danilo Medina en el 2016, esta coalición denominada Bloque Progresista implosionó y dio inicio a la desintegración de la misma, con la perdida de aliados que fueron buques insignias de los tiempos de gloria de la organización morada.
En esas elecciones del año 2000, hubo posibilidades de una segunda vuelta, ya que el PRD no llegó al 50 % más 1 y ante la negativa de apoyo de Balaguer al PLD nuevamente, el PLD desistió de competir en la segunda vuelta reconociendo su derrota.
Para el 2016, se crea la convergencia de partidos y movimientos sociales y el PLD comenzó a perder partidos aliados. Para 4 años más tarde, en el 2020 conseguir otro cambio de mando en el Poder Ejecutivo.
¿Existen ahora las condiciones para una conformación de un bloque opositor?
¿Hay condiciones para un pacto de los rencores entre el PLD y la FP?
El gran reto de Abel Martínez es levantar al PLD, reconectar con esos sectores sociales que les han dado la espalda, con aquellos partidos políticos que fueron sus aliados en el pasado y no ayuda la presencia de Danilo Medina, así que tendría que utilizar una estrategia como Enrique Peña Nieto en México en su candidatura presidencial por el PRI, cuando alejo al Ex presidente Carlos Salinas De Gortari de su campaña y figura.
En las elecciones pasadas, compitieron 3 partidos mayoritarios. Aun así, no hubo segunda vuelta con todo el uso y abuso de los recursos públicos en beneficio del pasado candidato del PLD. Decir, que hay condiciones para eso en la coyuntura actual es un exceso, cuando no se ha visto, si el proyecto presidencial del PLD y la FP, iniciaran un vaivén de drenarse mutuamente, es decir, sustentarse con la base electoral del otro.
Lo positivo para el interés colectivo, es que el sistema de partidos políticos ha salido fortalecido.
Ahora con el PRM siendo el oficialismo y se vislumbra que aglutinará a la mayoría de los partidos emergentes, mientras no se visualiza de forma tangible ese acercamiento entre FP y PLD, porque la candidatura presidencial es el principal obstáculo.
Creo prudente concluir con la siguiente frase: “Como la dicha de un pueblo depende de ser bien gobernado, la elección de sus gobernantes pide una reflexión profunda.” Joseph Antoine René Joubert
Por; Jesús M. Guerrero