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21 de diciembre 2025
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4 min de lectura Cumbre

Cambiemos los Mortales Foam por enseres hechos de bagazos de Caña de Azúcar

La vida moderna dominicana tiene muchos focos de contaminación, que a la postre terminan haciéndole daño a la salud de muchos seres humanos. La rapidez y el consumismo en que la cotidianeidad ha sumergido a gran cantidad de personas, ha traído como consecuencia un progresivo deterioro de su salud. La vorágine de la existencia deja […]

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La vida moderna dominicana tiene muchos focos de contaminación, que a la postre terminan haciéndole daño a la salud de muchos seres humanos. La rapidez y el consumismo en que la cotidianeidad ha sumergido a gran cantidad de personas, ha traído como consecuencia un progresivo deterioro de su salud.

La vorágine de la existencia deja a la gente sin alternativa, y al parecer no hay ningún tipo de escapatoria. Ya no hay tiempo para comer en la casa, pues el rígido horario de trabajo y los interminables congestionamiento del tránsito regularmente no lo permiten.

Salir a la calle es poner a los pulmones a respirar un aire envenenado, pues a nuestro lado puede pasar en cualquier momento un camión lanzando una humareda de color negro a diestra y siniestra, contaminando todo a su alrededor, y que creo que ya es tiempo de que la AMET sancione drásticamente a estos desaprensivos que solo salen a envenenar el ambiente.

El peligro nos acecha cuando comemos en la calle, pues a la falta de higiene de los alimentos, a los que les cae todo el hollín producido por los vehículos, se le suma el posible contagio de mortales enfermedades, transmitidas por chefs, cocineros o cocineras que preparan artículos comestibles en las aceras.

Claro está, que los que preparan comidas en prestigiosos restaurantes también pueden contaminar comensales, pues estos establecimientos no le realizan exámenes periódicos a su personal. Parece que no hay alternativas callejeras.

A todo esto se agrega el anunciado peligro que representa para la salud el uso de poliestireno, con el cual se fabrican los popularmente conocidos envases foam, que se ha demostrado contienen bisfenol, un componente muy nocivo para el cuerpo humano. Ya la ciencia ha comprobado que el poliestierno es muy perjudicial para la salud, pues puede ser factor de incubación de letales dolencias. Pero igualmente este material es altamente peligroso para nuestro medio ambiente, y su acumulación degrada el hábitat.

Ante esta penosa realidad, quiero establecer una propuesta, que nos llevará por el camino del cuidado de nuestra salud y la de nuestro entorno. Como sabemos, la industria azucarera mundial experimenta un gran desarrollo con sub productos que se obtienen a partir del bagazo de la caña de azúcar. El proceso de industrialización de este residuo y sus avances imposibilitan el golpeo al medio ambiente y las tecnologías desarrolladas en esos renglones admiten un producto final inofensivo para la salud.

Es por esas razones que considero llegado el momento de que la industria azucarera local convierta el bagazo de la caña de azúcar en utensilios de almacenamientos de comida, lo que reportaría grandes beneficios para la nación, tanto en términos de salubridad como en grandes reportes de ganancias, pues ese tipo de producto comienza a ser demandado por las grandes cadenas de comida rápida, como también por otros establecimientos, haciendo esa mercancía exportable.

Recordemos que las fundas de hace 40 años atrás no eran de plástico, lo que liberaba de esa alta contaminación el ecosistema, fabricándose con material inocuo extraído del bagazo de la caña.

Los negocios que den un paso de avance cambiando los peligrosos foam por otros fabricados con materiales inofensivos, de seguro que conquistarían más su clientela, y ante los ojos de la población se catalogarían como defensores de la salud de la ciudadanía. Inclusive, sustituir los venenosos foam por un material apto para la higiene, justificaría un aumento de precio en sus servicios, haciéndole saber al público que se evita futuras enfermedades.

Estoy completamente seguro de que el establecimiento de comida que actúe de esta manera se ganará el respeto de los consumidores y consumidoras.

Siempre cabe el lamento del cierre de nuestros ingenios azucareros pertenecientes al Consejo estatal del Azúcar, los cuales con esta nueva coyuntura de la eliminación de los envases foam, le reportaría al Estado Dominicano grandes beneficios, y la dinamización económica de las zonas cañeras. Hoy se empezarían a recibir muchos millones de dólares en divisa generadas por este concepto.

Imaginemos por un instante cuán mucho crecería nuestra economía ejecutando grandes exportaciones a Estados Unidos y Europa de recipientes producidos por el bagazo de caña como materia prima, localidades que iniciaron la eliminación del mortífero foam. La industria privada de la caña debe tomar el mercado de los enseres producidos a partir del bagazo de la caña de azúcar, ya que en el futuro inmediato reportará exorbitantes ganancias.

Por Elvis Valoy