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7 de mayo 2024
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OpiniónNelson A MarteNelson A Marte

Cambiemos el ¡Métete, si eres guapo!  

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Esta semana, y a propósito de hechos de violencia que ha involucrado a escolares, la señora vicepresidenta de la República, Raquel Peña, ha planteado que como sociedad los dominicanos debemos revisarnos.

Al ser preguntada al respecto la vicemandataria exhortó a las familias, a las iglesias y a otros eslabones fundamentales de la sociedad a que nos observemos a ver cómo podemos agregar nuestros respectivos aportes de control de daño a los asomos de violencia.

El frívolo anecdotario de la politiquería y el relajo con que algunos se toman el potencial positivo de las redes sociales, tratan de fijar la percepción de que hechos violentos acaecidos en los alrededores de las escuelas son una falla exclusiva de la actualidad.

Pero si queremos abordar el tema de la violencia con seriedad y profundidad, tenemos que escarbar más profundo.

La cientista social Tahíra Vargas García, reseña en un artículo de la pasada semana que desde hace 13 años había tratado el tema, citando el Vargas/PLAN RD 2010), y agregó:

“El contexto social donde están insertos los centros educativos se caracteriza por una vida cotidiana donde la violencia norma la vida social, marca las prácticas de crianza y de interacción en las familias y comunidades y excluye el ejercicio de derechos de la niñez y adolescencia”.

Tenemos que preguntarnos si terribles reminiscencias del salvaje conchoprimismo y reprimidas emociones a que nos sometieron los 30 años de represión, control y despojo de la tiranía trujillista estuvieran liberándose ahora a borbotones.

Estudiosos nos dan la pista de que los largos encerramientos y las restricciones a que nos sometió el exitoso manejo que le dio el país a la etapa de irrupción masiva de la pandemia de COVID19, actúan como detonante de la violencia que expresamos hoy, y que pudimos llevar reprimida por tiempo, intuyo.

Sólo hay que ver el estilo violento, tan desconocedor del respeto, la cortesía y los derechos que nos debemos unos a otros, con que estamos guiando nuestros vehículos en ciudades y carreteras.

“Métete, si eres guapo”, parecemos estar desafiando al otro en incontrolables y amenazadores arrebatos en cada esquina, cada curva o tramo de la movilidad vehicular, en los que el paso se decide en favor de quien luzca más temerario, o temeraria.    

Bien podemos empezar por cada uno como individuo, cediendo el paso al otro conductor o al transeúnte, cambiando el ¡Métete, si eres guapo! por una sonrisa y la palma de la mano abriéndose hacia el otro en amable invitación a que pase.

La violencia, como todos los otros problemas estructurales que tiene pendiente resolver nuestra sociedad desde hace décadas, tienen que ser tratados con soluciones transversales, concertadas en sus dimensiones más profundas por toda la sociedad.

El presidente Luis Abinader propuso, desde el inicio del gobierno, que a través del Consejo Económico Social los partidos, el empresariado, las iglesias y las organizaciones de la sociedad civil empecemos a concertar esos problemas estructurales.

Pero en lo que se logran avances en esa amplia concertación, a parte de los problemas de la violencia y la delincuencia ya Abinader empezó a marcharle con la separación y respeto a los poderes del estado, especialmente en lo relativo a la independencia de los sistemas judicial y electoral.

Con la reforma y modernización de la Policía Nacional; la persecución al narcotráfico como nunca; eliminación de la corrupción gubernamental, y con el ejemplo personal de un ejercicio presidencial honesto y dedicado a tiempo completo al servicio de la sociedad.

Corresponde que cada sector nacional asuma su cuota de responsabilidad, que nos revisemos todos, como ha planteado tan juiciosamente la vicepresidenta Raquel Peña.

POR NELSON MARTE

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