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31 de diciembre 2025
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OpiniónJesús M. GuerreroJesús M. Guerrero

¡Bosch, Hatuey, Leonel, sus partidos y renuncias!

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“La forma más común en que la gente renuncia a su poder es pensando que no lo tiene”. Alice Walker

En nuestro devenir histórico el caudillismo no ha desaparecido de nuestro folclore político, sino que fue evolucionando y adaptándose a la realidad social del momento, desde Horacio Vásquez hasta Leonel Fernández de lo cual podemos analizar un fenómeno a lo interno de los partidos políticos post Trujillo, desde la llegada al país del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), decapitado el régimen que constriñó al país durante 31 años. Dicha dictadura en su consolidación al secuestrar el poder en las elecciones de 1930 eliminó uno por uno a los caudillos de cada demarcación política, como fue el caso de Desiderio Arias ultimado; por Ludovino Fernández y decapitado, y remendada su cabeza después de muerto por orden de Trujillo.

Partiendo de esta breve introducción histórica, los caudillos cambiaron su rango de acción de controlar una provincia en su totalidad, como lo hiciera, Desiderio Arias en la Línea Noroeste y su natal Montecristi; pasaron a controlar las organizaciones políticas que remplazaron el tristemente célebre Partido Dominicano (PD), que fue la plataforma electoral que dio forma al trujillismo hasta al ajusticiamiento. Pasaron a controlar sus partidos políticos y enquistarse en la presidencia de los mismos.

El extinto caudillo, Joaquín Balaguer no permitió otro candidato presidencial en el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), para muestra un botón, los impases que tuvo con su vicepresidente Francisco Augusto Lora por su reelección de 1970 que dividió el gobierno al Lora ser el segundo al mando y abandonar la administración de Balaguer ostentando el cargo, y su enfrentamiento con Fernando Álvarez Bogaert que también provocó su salida de las filas reformistas.

Pero, retrotrayendo el relato, con la llegada de la comisión enviada al país por el PRD, el 5 de julio de 1961, dicha delegación conformada por Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón A. Castillo, eventualmente, Silfa y Castillo abandonaron el PRD antes de la victoria de Juan Bosch en los primeros comicios democráticos celebrados desde los 31 años de la dictadura, por haber tenido disidencias con Bosch a la sazón candidato y líder del partido. Bosch tuvo control absoluto del partido blanco hasta el surgimiento de la figura de Peña Gómez y el profesor Bosch fue el primero de tres presidentes que renunció de la organización política que presidía.

En el libro Yo, Balaguer de Pablo Gómez Borbón, se refieren a este episodio de la historia haciendo un paralelismo con la actitud de Bosch respecto al coronel Elías Wessin y Wessin y luego, con Peña Gómez al señalar que Bosch no lucho por su condición de presidente de la nación y tampoco por la titularidad del PRD.

El 15 de diciembre del año 1973, fundó el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), sin oportunidad real de escalar los resortes del poder hasta las elecciones de 1990 y producto de un supuesto fraude electoral fue tronchado su triunfo.

Luego, de la crisis postelectoral de 1994, comprobado el fraude y la solución del pacto por la democracia y las elecciones de 1996 producto de la reducción del mandato presidencial de Balaguer, el PLD obtuvo por primera vez el poder político en las manos de Leonel Fernández por el apoyo de Balaguer y el frente patriótico.

Con la marcha al ministerio de José Francisco Peña Gómez en mayo de 1998, para el año 2000 el PRD obtiene la victoria electoral que les permite subir nuevamente las escalinatas del palacio nacional de la mano de Hipólito Mejía y luego, con su intentona reeleccionista se provoca la renuncia del presidente del PRD y uno de sus dirigentes históricos, Hatuey de Camps que renunció enfrentado a la reelección de Mejía y en defensa del antirreeleccionismo histórico del PRD.

Una renuncia de carácter ideológico y no producto de la lucha por el control partidario.

Lo que daría origen a un desprendimiento partidario del PRD, el Partido Revolucionario Social Demócrata o el partido del toro (PRSD), el PRD perdería las elecciones del año 2004, retornando el PLD al poder de la mano de Leonel Fernández y iniciando el gobierno morado de los 16 años.

Al Danilo Medina, obtener la presidencia de la República en el año 2012, desplazó de inmediato al expresidente Fernández del control del PLD, la figura del presidente del partido era meramente decorativa; primero con el golpe en el año 2015 que detuvo los vientos en aquella casa veraniega de Juan Dolio y permitió la repostulación de Medina en el 2016 y que tres años después provocaría la debacle morada ante la negativa de Medina de abandonar el solio presidencial y su intentona de una segunda reelección consecutiva que al ser inviable una segunda modificación constitucional, trasmutó en una reelección en otro cuerpo, con la candidatura de Gonzalo Castillo.

Estos excesos de poder desmedido laceraron, la unidad monolítica del PLD, forzando la renuncia de Leonel Fernández de las filas moradas y de su hegemonía estatal. La dimisión del expresidente Fernández constituyó el fracaso de Medina frente al PLD.

Tres presidentes de partidos políticos, figuras fundamentales de los mismos, dos expresidentes de la República y tres renuncias que son casos de análisis político desde que ocurrieron hasta la fecha. En el caso de Bosch y Fernández fueron los primeros referentes de éxito electoral del PRD y PLD, respectivamente.

A diferencia del PRD que pudo continuar sin Bosch, el PLD agoniza con miras a perder su condición de partido mayoritario en las elecciones del 2028.

El profesor Juan Bosch nunca volvió a ser presidente, siendo el candidato presidencial del PLD desde 1974 hasta 1994, seis elecciones consecutivas. En el caso Leonel Fernández desplazo con su partido, la Fuerza del Pueblo (FP), al PLD como principal partido opositor, arrebatando su legitimidad opositora en las pasadas elecciones. Pero, no se vislumbra que pueda aglutinar a su alrededor, los sectores sociales del país, como hizo el PLD con la clase media que fue su base sustentación social y describió Franklin Almeyda en su libro El PLD y las fuerzas sociales.

Por demás, el expresidente Fernández no comprende que su idea del caudillismo partidario no tiene cabida en la sociedad actual.

El éxito del Partido Revolucionario Moderno (PRM), ha sido la concepción democrática del presidente Luis Abinader, que ha demostrado que es el primer presidente del país que no nació ni antes ni durante el régimen que mencionamos con anterioridad y que llegó al mundo en democracia.

La exigencia de ser legitimado por las bases de su partido desde las primarias del año 2015, nuevamente en el 2019 y reafirmar su condición de demócrata siendo presidente en ejercicio y competir por la candidatura presidencial en el año 2023, demuestran su compromiso democrático, ser el primer presidente en ejercicio que se presenta a un debate presidencial y reafirmar que no se presentaría nuevamente y siendo el primer presidente que promueve una modificación de la Ley Sustantiva para limitar los poderes del ejecutivo, evidencia que comprende a la perfección la máxima que consagra que no puede haber democracia sin demócratas.

Que dicha convicción democrática ha sido una de las principales razones del éxito del PRM. Mientras los partidos que protagonizaron el escenario político durante los últimos cincuenta años, PRD, PRSC y PLD se cerraron a la sociedad y anularon la democracia interna para sustituirla por la “dedocracia”, y acuerdos de aposento como fueron los tristemente célebres, reelección por reelección del PLD.

El caso de la FP es digno de estudio al surgir como la antítesis del PLD, en un lapso de 6 años de su fundación ha recreado las mismas practicas que provocaron la división peledeista.

La imposición de Antonio (Peñita) Florián, como secretario general de la FP, la crisis del congreso interno, la creación del cargo de supervisor general para los que aspiraban a la secretaría general como premio de consolación y la repartición de la membresía de la dirección central con cartas hechas para fomentar la dedocracia; obligan a pensar que el problema no era el ejercicio avasallante del danilismo, sino que en el leonelismo querían ser los avasallantes.

En la FP, no existe derecho alguno para sus militantes aspirar a la presidencia del partido y mucho menos atreverse a considerar presentar un proyecto con pretensiones para optar por la candidatura presidencial. A lo interno de dicha organización no existe ni siquiera el derecho a la disidencia, tal cual, relata el cuento de Bosch La Macha Indeleble parece ser que, para militar en el partido verde, deben colgar sus cabezas en la pared.

Podría decirse que la FP no surgió en defensa de la democracia, esto más bien fue un sofisma para justificar la renuncia de quienes adversaban a Danilo Medina y fue la justificación para enfrentar el quítate tú, para ponerme yo del danilismo a lo interno del PLD.

Creo prudente concluir con la siguiente frase de Montserrat Roig, cito: “La democracia no se aprende en el parlamento, sino en casa. Ser demócrata no es una actitud política, es una actitud.”

Por Jesús M. Guerrero, hijo

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