Políticos del patio, y determinados líderes religiosos aquí, siempre van de la mano. Algunos de esos últimos allantan con diferencias separatistas, pero al final se ponen de acuerdo, y pactan, en su gran mayoría, con los que están llamados a dirigir los destinos nacionales, tras su escogencia electoral.
Claro, cada uno anda en busca de lo suyo, como es lógico suponer; nunca el apoyo entre ambos es gratuito. Yo te respaldo, pero lo mío tiene que salirme después, es como dicen seguramente los predicadores de los convencionalismos de orden espiritual, tantos sectarios evangélicos, o católicos, que aquí se destacan.
¿De dónde han de venir ambas acciones “reciprocatorias”? Obvio, desde los podios en que se sermonea, y se recomiendan candidatos políticos a los feligreses; y, después, a los despachos gubernamentales, les toca abrir las puertas, para que los ocupantes de turno extiendan las manos en favor de los curas y pastores que coadyubaron con su llegada al poder.
Asociado con lo que se expresa más arriba, es que aparecen en la prensa nacional aseveraciones como: “La reelección presidencial divide las opiniones entre los religiosos”; y, “Algunos sacerdotes dicen apoyar la repostulación del presidente Medina; otros están en contra”. (Periódico “Diario Libre”, del 7-1-19, página 6).
Amén de eso, se incluyen en el cuerpo de la reseña correspondiente, dos concepciones que externara el papa Francisco, y que posiblemente, estén sirviendo de sustento a cuánto relativo se viene observando en esta nación.
Señaló el alto prelado que: “un buen católico debe entrometerse en la política”. Y, “Debemos inmiscuirnos en la política porque la política es una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común. Y los laicos cristianos deben trabajar en política”. (Véase medio citado).
Procede señalar que, no necesariamente hay que estar de acuerdo con los pareceres del papa Francisco, por la forma en que hoy se ejerce a actividad política, que es una inversión, bastante lucrativa, por cierto, explotadora y avasalladora, en contra de los pueblos indefensos. Los ejemplos para disentir, están de sobra, y Dominicana constituye uno de los mejores referentes.
¡Con todo respeto, padre Francisco!, no creemos acertados sus juicios sobre ese particular. Además, entendemos que, los líderes religiosos, sin importar las sectas a la cual pertenezcan, como lo adheridos que estén a los paradigmas convencionales propiamente, deben dejar de lado todo lo mundanal egoísta, verbigracia, las actividades políticas – negocios y ambición de poder -, para, en vez de, tratar procurar concienciar a las feligresías que pastoreen, sobre la espiritualidad pura, aunque adaptada a los tiempos entonces, esa sobre la cual ejemplificara el amado Maestro Jesús, ya siendo el Cristo, durante su ministerio terrenal.
Qué enseñen cómo observar la llamada “Regla de Oro” que Aquel prescribiera, como los Mandamientos resumen de la Ley, según sus prédicas: “Amar a Dios sobre todas las cosas; y, a tu prójimo como a ti mismo”.
Autor: Rolando Fernández
