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31 de diciembre 2025
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1 min de lectura Arte

Aún falta vergüenza

¿Qué pasa por la cabeza de los hombres y mujeres que alcanzan el honor de dirigir a sus países? ¿Cómo es posible que no se puedan dar cuenta del mérito que conlleva hacerlo bien? ¿Cómo es posible que lleguen a convencerse entre corruptos que están blindados como para colocarse sobre el bien y el mal?¿Por […]

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¿Qué pasa por la cabeza de los hombres y mujeres que alcanzan el honor de dirigir a sus países? ¿Cómo es posible que no se puedan dar cuenta del mérito que conlleva hacerlo bien? ¿Cómo es posible que lleguen a convencerse entre corruptos que están blindados como para colocarse sobre el bien y el mal?

¿Por qué se equivocan tanto? ¿Qué tan frágiles son sus almas como para no distinguir entre lo correcto y lo que no lo es? ¿Por qué se dejan tentar tanto de lo mal hecho? ¿Por qué terminan tan despreciados por la ciudadanía en la medida en que se descubren sus inconductas en el ejercicio del poder?

¿Cómo es que no aprecian el honor que implica servirle a todo un país y ganarse el respeto de sus gobernados? ¿Por qué tanta ceguera que termina indignando a la población?

El caso que está viviendo Guatemala es patético. Su decisión de sacar del poder a su presidente Otto Pérez Molina es tan firme que no ha valido que el domingo que viene tengan elecciones para escoger a un nuevo mandatario. Pero es obvio que al asediado Jefe del Estado guatemalteco le falta la vergüenza al insistir en permanecer en el puesto, pese al desprecio.