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22 de diciembre 2025
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OpiniónFélix Nova HicianoFélix Nova Hiciano

Auge de la ultraderecha ¿Cómo sucede?

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¿Por qué avanza la ultraderecha en el mundo? ¿Qué ven los electores en los nuevos líderes señalados como autoritarios, xenófobos y racistas? ¿Hacia dónde dirigen al mundo estos líderes?

Desde hace varios años viene llamando mi atención la ola de ultraderecha que ha arropado gran parte de la discusión de los temas públicos el todo el mundo, como lo son el tradicionalismo, el nacionalismo y la antiglobalización la como ejes centrales en el pronunciamiento de sus discursos.

Hemos visto durante estos últimos años la aparición de un fenómeno poco posible de pronosticar en la política global. El surgimiento, avance y consolidación de una ola política desde la derecha, populista, y nacionalista, con distintas variantes entre el estilo Trump, Duterte, Salvini, Putin, Erdogan, Netanyahu o Modi, ha costado de ser comprendida y analizada. Ahora Jair Bolsonaro nos trae a nuestra región una experiencia que parecía lejana, pero que ya es realidad en Estados Unidos y buena parte de Europa.

En Europa encontramos personajes como Marine le Pen en Francia, la formación de derecha  Alternativa para Alemania, Viktor Orbán en Hungría, Sebastian Kurz de Austria, por sólo mencionar algunos identificados con la ideología de derecha han ganado posiciones muy importantes en sus países, algunos como gobierno y otros como movimientos. Presenciamos que el modelo de la Unión Europea también ha entrado en crisis, la gente no percibe soluciones y han comenzado los separatismos como el movimiento de Cataluña o el Brexit en el Reino Unido, éste último con implicaciones muy serias para la región al ser la potencia mundial  militar y nuclear de Europa.

Entre los causantes del crecimiento de la extrema derecha podemos encontrar  puntos interesantes como:
Primero, un auge del mayoritarismo como fundamento de la acción política.
 Tanto en el debate sobre inmigración como en el feminismo, se ha generado la inquietud y ansiedad por parte de las mayorías culturales dominantes en cada país sobre su capacidad para mantener dicha hegemonía, principalmente por razones demográficas o porque se ha evidenciado como opresiva. Esto ha ido canalizándose en formas de nativismo o en narrativas nacionales, refugios discursivos que van dando cierta protección ante la incertidumbre: Estados fuertes, fronteras, seguridad, patriarcado y cultura tradicional. Todo esto serian reacciones de la “mayoría en peligro” frente a las minorías alzadas (comunidad LGBT, migrantes, afrodescendientes, indígenas, religiones) por medio de la política identitaria.

Segundo,se encuentra el disvalor de la intelectualidad y la ciencia. Los ataques en contra de las universidades han sido marcas de estos movimientos, tachadas como residencia del “comunismo” o del “liberalismo”, según acomode, proveedoras de ideas que desprecian la sensibilidad de la mayoría. Como sedes del multiculturalismo y el cosmopolitismo, son antagónicas al nacionalismo, y junto con la difusión por redes sociales de mentiras sobre partidos o lideres -mejor conocido como posverdades o fake news-, se alzan como el medio favorito para ir socavando la legitimidad democrática. A su vez, se mezcla este desprecio con el integrismo valórico de algunas variantes religiosas que son explotadas por la ultraderecha, como parte de las anteriormente mencionadas “mayorías en peligro”.

En tercer lugar, hay una reivindicación del militarismo. Esto es algo que vemos claramente con Jair Bolsonaro: la rehabilitación de la idea de que se necesitan una variedad de amenazas internas y externas, reales o imaginarias, para validar y que sean aceptadas ciertas políticas. Por un lado, puede llevar a presiones para aumentar el gasto militar y modernizar armamentos, lo que puede desencadenar una nueva carrera armamentística, en una era que las guerras las darán drones y robots. Por otro, genera liderazgos autoritarios dentro de las mismas democracias, donde las instituciones que contrapesan el poder sufren fuertes presiones, tales como Congresos o Tribunales Constitucionales.

En cuarto lugar y ultimo, encontramos en el caso de Latinoamérica, un amplio desgaste de la izquierda  en el poder, añadiéndole los casos de corrupción recientes que han salido a la luz en la región, al mismo tiempo encontramos un tema vital que puede o que va de la mano con la corrupción  como es la seguridad ciudadana, en el caso de Brasil la tasa anual de homicidios sobrepasa los 60,000 homicidios al año, cifras alarmantes que junto con la corrupción provoca que los ciudadanos busquen como candidato un liderazgo  con mano dura que pueda resolver los temas anteriormente mencionados.

 

Por Felix Nova

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