Se compartió en el día de hoy un informe que emitió la Oficina de los Derechos Humanos de Estados Unidos, refiriéndose a la República Dominicana.
Este informe contiene un aspecto fundamental que a nosotros nos llamó la atención y nos preocupa. El titular de la noticia que circuló en los medios indica claramente, que en el año dos mil veintitrés se cometieron en la nación dominicana, setenta y cinco asesinatos ilegítimos o arbitrarios por parte de la Policía Nacional o cualquier otro organismo de seguridad del país.
Y el contenido explica que además de los asesinatos, algunos de ellos no fueron denunciados por los familiares por falta de fe, por miedo a represalias por parte de la Policía Nacional.
Para nadie es un secreto el incremento geométrico, que ha tenido el famoso concepto de intercambio de disparos, que es lo que se ha estado alegando en los medios, cada vez que la Policía Nacional sale de cacería.
Se sabe que por la misma desesperación de la sociedad dominicana ante la fallida gestión policial, muchas veces se reclama la aplicación de la mano dura, para combatir el ya indetenible movimiento y auge de la criminalidad, la delincuencia, y el crimen organizado.
Pero también esos ajusticiamientos, esa cacería que se produce ha resultado ser peligrosa, porque producen daños colaterales, y ese porcentaje de asesinados de repente puede resultar mucho mayor que lo reportado en el citado informe.
Estos daños colaterales se relacionan con inocentes heridos o también muertos como consecuencia de ese tiro al blanco que se convierte entonces en la meta de cacería del DICRIM, de la Policía Nacional, de la Dirección Nacional de Control de Drogas, como usted le quiera llamar.
Pero algo todavía más llamativo es el titular mismo de la noticia proyectada en los medios. Un titular que podría hasta parecer contradictorio con la misión correcta de la ley y el orden, porque dice 75 asesinatos ilegítimos.
Parecería que existe la figura legitima del asesinato en la República Dominicana, y que la Policía Nacional tiene el derecho de matar legítimamente, aunque tal vez se desea indicar, que lo ilegitimo es que los muertos en sus manos, no se producen por la defensa propia, algo que tiene sentido de legitimidad, sino el hecho ya conocido, el salir de cacería a asesinar sospechosos no a detenernos o arrestarlos a las calles del país y luego someterlos a la acción de la justicia.
Yo no sé si en Estados Unidos existen asesinatos legítimos o si fue un error del titular por parte del periódico o si es que el informe mismo de los Derechos Humanos establece ese nuevo concepto importante que habría que incluirlo en las normativas nuestras, incluso en el Código Penal. Asesinatos legítimos, versus Asesinatos ilegítimos.
Un asesinato para mí es un asesinato, un crimen. Y no es posible que la Policía Nacional, que el DICRIM, que la Dirección de Drogas, que el DNI, porque ahora los dueños del país son el DNI, tengan la potestad de salir a la calle a practicar al tiro al blanco usando como dianas los supuestos sospechosos, a acribillar a las personas, matarlas, en lugar de detenerlas.
Y entonces en una fallida, insistente y amenazadora comunicación estratégica, por demás odiosa, alegar siempre un intercambio de disparos.
Pero se han producido situaciones aún más confusas y delicadas. En algunas ocasiones, por algunos brotes que han ocurrido de violencia o de hallazgos o de situaciones delictivas de importancia, y son más importantes porque la prensa se ha hecho eco, porque otros casos pasan muchas veces desapercibidos.
Fíjense como este titular también plantea que algunos asesinatos ilegítimos no se denunciaban, según este informe, por temor a represalias, es decir, que el porcentaje pudo haber sido mayor.
Pero el punto aquí es que también han ocurrido eventos donde la prensa se ha hecho eco y el presidente de la República ha intervenido opinando en lugar de hacerlo el jefe de la Policía o Ministro de Interior, fijando posición sobre los temas específicos y hasta amenazando de forma directa o subliminal.
Y resulta que entonces, 24 horas después, 48 horas después, termina el proceso de la cacería con un supuesto intercambio de disparos.
Eso es muy delicado, muy peligroso, porque ya no son muertos de Balaguer. Yo recuerdo el caso del famoso Kiko La Quema, que había una situación bastante peligrosa en Cambita, y de repente el presidente habló, indicando que ya un lugar teniente o un compañero de Kiko La Quema estaba en clave 29.
Para la población civil clave 29 puede significar cualquier cosa. Pero lo que sí es cierto es que 24 horas después se dejó de hablar de Cambita, nadie supo más del famoso Kiko la Quema, y luego, varios meses después, es que se dice que aparece el cuerpo sin vida del delincuente. Nadie en su sano juicio se creyó el cuento mal contado de este asesinato, aunque se tratara de un delincuente.
En nuestro humilde entender y viendo la situación que hemos vivido en el país, parecería que 24 horas después de hablar el presidente, le dieron para abajo a Kiko La Quema, la manipulación comunicacional se encargo de hacer parte del trabajo desviando la atención a otros temas y luego reaparece el sospechoso supuestamente mal tirado en algún sitio muerto. Sabrá Dios cuanto tiempo duro esta persona en alguna morgue para entonces aparecer como el fantasma del paraíso nuevamente en escena.
La ineficiencia de esta gestión de gobierno en el combate al crimen organizado y la delincuencia es tan evidente, que la falta de credibilidad supera las responsabilidades de la ley y el orden y cala al mismo Palacio Nacional, por querer convertirse en hombre orquesta y por el evidente fracaso de la Reforma Policial.
Ahora, en estos días, en estas semanas, recientes pasa lo mismo. Y automáticamente, dos o tres días después, aparecen algunas personas muertas en intercambio de disparos. Y parecería entonces, como si la Policía Nacional fuera cómplice del crimen organizado, coautora, corresponsable de esto, que cuando el Presidente habla, comienzan a caer los soldados.
Es una pena que esta sea una situación que se vive en el país, y que, lamentablemente, la desconfianza que se tiene hacia la Policía Nacional, hacia el DICRIM, hacia la DNCD, hacia el DNI, y hacia muchísimos funcionarios públicos también, proyecta una credibilidad que tiende a ser nula.
Y eso ha sido como consecuencia de los malos ejemplos, de los abusos de poder, y que no se resuelve ni se reconquista, con más abusos de poder, ni más arbitrariedades que se puedan cometer. Ya sea desde una función pública, o a través de la persecución por parte de la Policía Nacional y otros organismos, que en lugar de apresar a las personas, detenerles, los está asesinando.
Léase bien lo que dice este informe de los derechos humanos. Los están asesinando de manera ilegítima.
Esto es muy peligroso, porque si son asesinatos, entonces son unos asesinos, y si son unos asesinos, son unos delincuentes, y si son unos delincuentes, ¿qué confianza y qué respeto merecen por parte de la sociedad?
Es una tarea que se la dejamos a usted y a ustedes para que piensen un poco, porque aparentemente la reforma de la Policía Nacional ha sido una pérdida de tiempo y de dinero, donde el pueblo dominicano ha aportado una millonada que ha caído en saco roto.
Por: Julián Padilla
